Editorial de Haaretz
Dec 22, 2024
El antagonismo generalizado de los israelíes hacia la acusación de que Israel está cometiendo crímenes de guerra, limpieza étnica o genocidio se deriva en gran medida de la brutalidad que Hamás demostró en su masacre del 7 de octubre de 2023.
A muchos israelíes les cuesta conciliar esa brutal masacre con la afirmación de que Israel también está operando en la Franja de Gaza de un modo que contradice toda moral humana.
Sin embargo, el informe de investigación que Haaretz publicó la semana pasada pinta un cuadro estremecedor de anarquía desenfrenada por parte de algunos de los soldados que combaten en el corazón de Gaza, especialmente al norte del corredor de Netzarim.
El informe detalla numerosos incidentes que no pueden calificarse sino de crímenes de guerra, y algunos indican una pérdida de humanidad de los soldados.
Según el informe, las tropas trazaron una línea imaginaria en la zona que no aparece en ningún mapa ni está escrita en ninguna orden oficial. La llaman «la línea de los cadáveres».
El comandante de la 252 División explicó el origen del nombre. «Después de los tiroteos, los cadáveres no se recogen, lo que atrae a jaurías de perros que vienen a comérselos», dijo. «En Gaza, la gente sabe que dondequiera que veas a estos perros, es donde no debes ir».
El informe sigue describiendo más y más escenarios de pesadilla. Juntos componen una película de terror que, desgarradoramente, ocurre en la realidad.
Por ejemplo, decenas de balas disparadas contra alguien que resultó ser «sólo un chico, quizá de 16 años»; algunos de los soldados «disparaban y se reían». Más tarde, el comandante del batallón elogió la matanza y dijo que «esperaba que mañana matáramos a diez más».
La matanza indiscriminada al por mayor tampoco es el único problema. También hay actos de humillación que revelan una pérdida total de disciplina.
Después de que un residente de Gaza consiguiera sobrevivir a un tiroteo masivo contra su grupo -tres de sus amigos murieron-, los soldados «lo metieron en una jaula instalada cerca de nuestra posición, le quitaron la ropa… Los soldados que pasaban por allí le escupieron».
Más tarde, llegó un interrogador militar y «le interrogó brevemente mientras le apuntaba con una pistola a la cabeza».
Los gazatíes que fueron tiroteados y asesinados tras cruzar esta línea imaginaria en la región de Netzarim y luego fueron etiquetados como «terroristas» por las Fuerzas de Defensa de Israel, a pesar de que no había pruebas de ello.
Fue una decisión arbitraria que arroja serias dudas sobre los informes del ejército acerca de cuántos terroristas ha matado.
Un oficial de la 252 División describió un incidente en el que, de 200 cadáveres cuya identidad se comprobó posteriormente, «sólo se confirmó que diez eran conocidos operativos de Hamás».
Cuantas más pruebas surgen de Gaza, más clara se vuelve la nauseabunda imagen de nuestra pérdida de humanidad. El hecho de que muchos israelíes intenten negar los testimonios sobre lo que se está haciendo allí no sólo no ayuda a Israel en el ámbito internacional, sino que sigue legitimando crímenes e injusticias que empañan el carácter moral y humano de todo el país.
El artículo anterior es el editorial principal de Haaretz, publicado en los periódicos hebreo e inglés de Israel.
