Pepe Gutiérrez–Álvarez
Hace cierto que se hizo público que los servicios secretos británicos siguieron, durante 20 años, la actividad no sólo cultural de la escritora británica Doris Lessing, premio Nobel de Literatura en 2007. El gran pecado de la novelista fue su «anticolonialismo» y su «afinidad comunista». Esa actividad se ha conocido públicamente al desclasificarse documentos que se mantenían secretos. El M 15, el servicio de contraespionaje que actúa en el territorio del Reino Unido, con la ayuda de la Policía Metropolitana de Londres (MET), pinchó y escuchó conversaciones telefónicas, abrió y leyó el correo particular y público y vigiló a Doris Lessing entre comienzos de la década de 1940 hasta más allá de 1956.
Es decir, en Inglaterra, en el tiempo en que en Estados Unidos se extendía la “caza de brujas”, había una peculiar y contundente caza de brujas de la misma orientación. Doris fue investigada junto a sus amigos, conocidos y socios, por su «fuerte oposición al colonialismo» desde 1940, cuando se casó en la antigua colonia de Rodesia del Sur –hoy Zimbabue– con Gottfried Lessing, activista comunista y líder del «Left Book Club», una suerte de club del libro dedicado a literatura izquierdista. De esa experiencia escribió en una de sus obras más conocidas y valoradas, El cuaderno dorado ¿.Las razones?: «Su afinidad comunista llega hasta casi el fanatismo debido a su infancia en Rodesia. Eso le ha generado un odio profundo a la segregación racial».
El informe era más que explícito y contundente, con una orientación política férreamente conservadora: «El colonialismo se ha convertido en su tema favorito. Es irresponsable en sus declaraciones, y ha llegado a decir que todo lo que es negro es maravilloso y que los hombres y las cosas blancas son despiadados», se afirmaba en el documento. Posteriormente, en 1956, el M 15 informó de que el nuevo domicilio de la novelista, situado en la calle Warwick, en el centro de Londres, podría ser un lugar habitualmente dedicado a prácticas al margen de la moralidad establecida. Así se afirma: «Su casa es visitada con frecuencia por personas de diferentes nacionalidades: estadounidenses, indios, chinos y negros. Es muy posible que esté siendo utilizada con fines inmorales», dijo.
A principios de 1957, Doris Lessing, una mujer «atractiva, convincente, peligrosa e implacable», según el M 15, criticó con dureza la actitud «cobarde» del Partido Comunista británico tras el aplastamiento soviético de la Revolución húngara (23 de octubre-10 de noviembre de 1956). De ese modo, la novelista vino a anticipar la posición contraria al estalinismo que después seguiría gran parte de los partidos comunistas europeos. No así el inglés, por lo que no tardó en abandonar sus filas. Tras dejar ese partido, un documento fechado en noviembre de 1962, el último de los desclasificados el pasado agosto, destacaba que la narradora «mantenía todavía opiniones políticas de extrema izquierda» y que había comenzado «a interesarse por temas africanos, ya que era una persona reconocida por su oposición a la discriminación racial».
Cuando Doris ganó el premio Nobel de Literatura (2007), tenía ya 88 años). Falleció en Londres en el 2013 y por lo general, Los medios del mundo omitieron por lo general sus pasiones políticas. Su admiración por los tiempos en que ser “comunista” significaba organizar al pueblo oprimido en tareas sociales y culturales.