Por Alexis Polo
Hace algunos años, y mientras desarrollaba una serie de entrevistas para mi tesis sobre la tradición oral y la canción política, me sumergí en la historia del MIR, de su vida como organización política, así como también la de sus militantes; actrices y actores protagónicos de una generación que puso a la orden del día la conquista del poder por parte de la clase obrera.
Un café a finales del 2019, en un viejo barrio del sector oriente de Santiago, acompañado de una conversación intensa y profunda, con destellos de todo lo que pudo haber sido, pero no fue, me llevó hasta Carlos Elgueta, miembro del conocido grupo folclórico con raíces andinas Illapu, agrupación que está profundamente ligada a la lucha de nuestro pueblo.
Un día de diciembre de 2019, sábado por la mañana para ser más exacto, llegué hasta la casa de Elgueta, ubicada a pocas cuadras de la Casa de Memoria José Domingo Cañas o Cuartel Ollagüe como lo nombró la DINA. En ese lugar siniestro en donde el tiempo parecía congelarse, se le perdió el rastro a una decena de jóvenes militantes del MIR entre agosto y noviembre de 1974. Carlos vive entre dos conocidas y concurridas calles de la capital. El ruido de las bocinas retumba constantemente como un recuerdo vívido. Las paredes, que hasta dos meses atrás parecían intocables, ahora están llenas de mensajes y dibujos alusivos a la revuelta iniciada el 18 de octubre de 2019 y en contra del gobierno de Sebastián Piñera. Sin embargo, al doblar por una calle lateral, el único sonido que existe es el gorjeo de los pájaros que moran en los arboles del lugar.
Carlos Elgueta fue militante del MIR y trabajó arduamente en el incipiente desarrollo cultural de la organización, proyecto que se vio truncado producto del Golpe de Estado desarrollado el 11 de septiembre de 1973. Esta es la historia del desconocido trabajo cultural del Movimiento de Izquierda Revolucionaria en la voz de uno de sus actores.
¿Cómo se fue gestando la política cultural del MIR durante la Unidad popular?
Yo te diría que a partir del año 73 se empieza a gestionar, a gestar, lo que queríamos hacer como frente cultural de trabajadores del partido, del MIR, y ahí estaba Nelson Villagra, Patricio Manns y estaba el grupo Quilmay, al que yo pertenecí, estaba Desiderio Arenas, joven compositor y músico de esa época y estaba Rodolfo Reyes que era un coreógrafo mexicano que vivía acá en Chile. Ese era más o menos el equipo que nos juntamos, y nos dijimos, y empezamos a soñar con crear un frente de trabajadores de la cultura, frente revolucionario de trabajadores de la cultura. Esa fue la primera idea, pero te diría que fue desde el año 73 hasta el golpe.
En ese tiempo nos tomamos lo que fue la Radio Nacional de Chile, que fue la radio oficial del MIR. Me acuerdo del tanquetazo, estar haciendo guardia por ahí. Nosotros, dentro de las actividades que hicimos con Quilmay… Quilmay era un grupo de seis integrantes. Nosotros éramos todos militantes del partido, estuvimos en la Radio Nacional haciendo guardia, estuvimos también en el acto en el Teatro Caupolicán donde habló Miguel Enríquez, estuvimos en la inauguración del Campamento Nueva La Habana, ponte tú. Ahora la participación en el acto del Teatro Caupolicán fue una cosa muy novedosa porque Rodolfo hizo coreografías, fue muy potente esa actuación en el teatro.
Carlos hace una pausa y cierra los ojos, recuerda, por un momento, el 17 de julio de 1973 en el Teatro Caupolicán. Uno de los actos más masivos y combativos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Ahí estaba Carlos junto a sus compañeros, interpretando lo que con el paso de los años se transformaría en el himno oficial del MIR: Trabajadores al poder.
Discurso de Miguel Enríquez en el Caupolicán
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¿Cómo nace el grupo Quilmay?
El Quilmay nace en los años setenta, gana el Festival de la Patagonia en el año 1971, un grupo que le gana a una canción como el Candombe para José que venía en representación de Argentina, imagínate. La venía cantando en ese entonces el autor, Roberto Ternán, él participó porque los argentinos mandaban tremendas delegaciones al Festival de la Patagonia, y aquí en Chile se le daba menos pelota que a Viña, pero era importante porque era un festival de folclore, un festival de folclore argentino-chileno en Punta Arenas. El segundo año, el primer año te digo, lo ganamos con Juan del Fuego, una canción de Nano Acevedo, el segundo año ganamos con Nueva Estrella de Richard Rojas. Eso nos permitió meternos a la IRT, a meternos a grabar, nosotros estábamos grabando nuestra LP donde estaban estas canciones de los Consejos Comunales, donde estaba Angela Davis, homenaje a los Tupamaros, iba a estar también Trabajadores al Poder, te fijas. Era un disco que quedó trunco. Yo alguna vez me reuní en Suecia con Julio Numhauser, que era de los Amerindios y el director artístico de IRT, y él me comentó que esas cintas las quemaron. Entraron a la IRT, sacaron las cintas y las destruyeron. Ese era el material nuestro, que nosotros teníamos, pero Quilmay, como te digo, tiene presencia a nivel nacional desde el año 71 y era un grupo importante en esa época.
Carlos saca su celular, me muestra fotos de los integrantes de Quilmay en los años 70. Veo rostros jóvenes, nombres e historias marcadas por los anhelos de cambios y la represión que llegó para quebrarlo todo. Elgueta se detiene, me dice con voz suave, pero no por eso menos potente, “yo soy Carlos Elgueta, mi hermano, Luis Elgueta también participó en Quilmay”. Luis Elgueta engrosa la larga lista de detenidos desaparecidos por la Operación Cóndor. Luis fue hecho desaparecer en 1976 en Argentina, mismo año en que Carlos se exilió en México en donde con el paso de los años se integró a Illapu. Los otros miembros del grupo Quilmay fueron Osvaldo Torres, Leo Sequeida, Gustavo Medina, Mario Fontana y Uriel Parvex. De los integrantes del grupo musical del MIR, actualmente, solo quedan tres con vida.
Con respecto al mensaje que ustedes entregaron en Trabajadores al Poder, ¿qué representaba para ustedes esa canción?
Representaba el pensamiento del partido, nosotros estábamos por hacer un cambio radical. Encontrábamos que las políticas del gobierno de la Unidad Popular eran reformistas, querían hacer reformas dentro del sistema, nosotros queríamos hacer un cambio, nosotros estábamos a favor de los cordones industriales, los consejos comunales, de la participación directa, nosotros teníamos mucho trabajo en terreno, como grupo también en las poblaciones, en las tomas de terreno. Ahí hacíamos nuestra labor, cantando y ayudando, obviamente. Incluso hay canciones que hablaban de los consejos comunales, de los cordones industriales que eran políticas del partido. Hicimos canciones de ese tipo, todo el tiempo estuvimos haciendo canciones.
¿tú sabes en qué momento Trabajadores al Poder se convirtió en el himno del MIR?
Eso es después, después, estando ya en el exilio la graba el ¡Karaxú!, se le pone himno, pero nosotros ya la habíamos hecho, como te digo.
Himno Trabajadores al Poder
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¿En qué año grabaron esa canción?
En 1973, pero no está grabada. Fue una canción que se interpretó, la hacíamos en nuestros recitales, pero no fue pensada, por lo menos lo que yo recuerde, que nos dijeran “miren cabros, esta va será el himno del partido”. Esta canción fue importante hacerla, llegó el “Chacal” con la letra, la montamos, la grabamos, y mira, no recuerdo si la grabamos o no, la verdad, fue hace tantos años, pero yo creo que iba en ese disco.
El “Chacal” es Nelson Villagra. Se ganó ese apodo por su prolífica interpretación en la icónica película El Chacal de Nahueltoro (1969). Villagra junto a Patricio Manns, quienes en 1973 se habían reunido con Elgueta y el grupo Quilmay con la idea de formar un frente de trabajadores revolucionarios de la cultura del MIR, en 1974 fueron parte de otro proyecto cultural y de agitación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria: el grupo musical ¡Karaxú!
Desde tu opinión, ¿cuál crees que es la importancia y trascendencia de ¡Karaxú!?
Un grupo muy importante que se forma en el exilio, yo no los conocí, conocí el disco no más, ellos después se disolvieron. Tuvo una existencia muy corta, una existencia que correspondía a los tiempos que estábamos viviendo, todo lo que se pudiera hacer en contra de la dictadura era importante, puesto que yo considero que la canción es un elemento políticamente importante para todos los procesos, tanto para denunciar, como para apoyar. Bueno y nosotros, tú sabes que yo soy integrante de Illapu hace más de 30 años. Nosotros hemos seguido en ese mismo contexto.
Carlos, sentado frente a mí, con sus manos agitándose rápidamente, se sumerge en los recovecos de su memoria, de su militancia y de su vida ligada profundamente en los procesos sociales. Levanta su vista y concluye la entrevista, un poco con lamento y un poco con alegría por lo que significó el despertar del país hace dos meses, con la siguiente afirmación.
La política cultural del MIR fue un sueño inconcluso que empezamos en esa época. El MIR se va a la clandestinidad el 12 de septiembre y ahí cada uno partió a su labor, tratamos de dejar los organismos funcionando, los más importantes, y así garantizar la subsistencia del partido. No estaba en esos planes pensar en cultura, había que sobrevivir, como partido primero.
Extractado de: https://www.primeralineaprensa.cl/?p=5729
Nota enviada por Sergio Medina Viveros: https://sergiomedinaviveros.blogspot.com