Chantal Rayes, corresponsal en San Pablo
Libération, 4-5-2020
Traducción de Correspondencia de Prensa
El Covid-19 sigue su carrera desenfrenada en Brasil, el país más afectado de América Latina. Este domingo 3 de mayo, la cantidad de muertes alcanzó 7025 de los 101.147 casos confirmados. La semana pasada hubo un fuerte crecimiento de los decesos, sin reflejar la realidad de la epidemia, debido a que el número de tests es insuficiente. «No hemos identificado a los enfermos, pero tampoco hemos contado correctamente a nuestros muertos, pero los hemos enterrado con dignidad», dice el editorialista Hélio Schwartsman de Folha de São Paulo.
Cementerios desbordados
Día y noche, Manaos entierra a sus muertos. Las imágenes de ataúdes alineados en fosas comunes han conmovido al mundo entero. La cantidad de entierros diarios ha sido multiplicada por tres -más de cien, por ahora – el ayuntamiento de la principal ciudad amazónica llegó incluso a pensar en apilar las sepulturas, pero luego abandonó la idea. Un cargamento de ataúdes llegará este martes (al cementerio), pero algunas familias ya han tenido que optar por la cremación.
El alcalde de la capital del estado de Amazonas, Arthur Virgílio Neto, no cree en las cifras oficiales. Durante el mes de abril, el Covid-19 causó «solamente» 399 muertes en todo el estado. Sin embargo, sólo en Manaos, hubo 2435 muertes (casi tantas como durante todo el primer trimestre del año). Las pruebas de detección son insuficientes, pero las muertes por «síndrome respiratorio» o «causa indeterminada» siguen aumentando. Lo más probable es que se trate de casos sospechosos del nuevo coronavirus, según el alcalde, que hace un llamado a la solidaridad internacional.
Camas de hospital, medicinas, personal médico, «En el Amazonas carecemos de todo», dice Virgílio Neto. Y es una región estratégica para el clima. Neto acusa al presidente Jair Bolsonaro de haber «desmovilizado» a los brasileños repitiendo hasta el hartazgo que el virus es sólo una «gripecita»: «Los alcaldes y gobernadores piden a la gente que se quede en casa, pero el jefe de Estado, con el prestigio de su cargo, dice lo contrario. En el Amazonas, la cuarentena sólo se respeta a medias. Hay mucha gente en las calles. Para divertirse, no para trabajar».
La tragedia de Manaos suena como una alerta para el resto del Brasil. Ninguna otra ciudad está a salvo de una saturación brutal de la capacidad hospitalaria. Ni siquiera la próspera São Paulo, una de las más afectadas por el Covid-19 con 3100 muertes (confirmadas o supuestas, por falta de tests). Como medida preventiva, el ayuntamiento paulista hizo excavar trece mil tumbas adicionales. Cada vez más brasileños mueren por el nuevo coronavirus… «¿Y qué?, dijo Bolsonaro. Lo siento mucho, pero ¿qué quieres que haga?»
«El negacionismo de Bolsonaro»
En el centro de São Paulo, el Instituto de Infectología Emilio Ribas es un puntal del Sistema Único de Salud (SUS), una red de asistencia pública que convierte al Brasil en el único país con más de 200 millones de habitantes que brinda atención gratuita a toda su población (ciudadanos y residentes). La institución, fundada en 1880, es un hospital de referencia en materia de enfermedades infecciosas. Ayer, la viruela, la gripe española o el SIDA. Hoy es el Covid-19, y los pacientes ocupan ya todas las camas de cuidados intensivos, las que pasaron de treinta a cuarenta, y ahora a cincuenta.
«Los pacientes que no podamos recibir serán enviados a otros hospitales», dice el director del hospital Luiz Carlos Pereira Jr., quien se prepara para dos semanas difíciles. Con este virus, estamos jugando contra el reloj.» En São Paulo y cercanías, pero también en Río de Janeiro, el segundo mayor brote del país, y en dos estados del noreste, Ceará y Pernambuco, la capacidad de los hospitales llega a su límite y el recurso a los hospitales privados será seguramente inevitable. Víctima de las políticas de ajuste, «la capacidad del SUS (que trata a dos tercios de la población) ya había sido reducida antes de la pandemia», explica Nilson do Rosário Costa, investigador de Fiocruz, el equivalente brasileño del Instituto Pasteur. «Ante la crisis, las ciudades y los estados aumentaron la capacidad de los hospitales, pero hay una falta de coordinación de los esfuerzos realizados, lo que corresponde hacer al gobierno central. Bolsonaro insiste en el negacionismo. Por otro lado, hay una presión difusa de la población para volver a la normalidad».
La aceptación de las medidas de distanciamiento social relativamente permisivas introducidas por los alcaldes y gobernadores en marzo está disminuyendo en todas partes. En Río, las playas estaban llenas de gente para el feriado del 1° de Mayo. En São Paulo, el ruido del tráfico es cada vez más intenso. Como medida, la alcaldía de São Paulo va a cerrar algunas carreteras y va a prolongar la cuarentena, que debía terminar el 10 de mayo.
Las favelas, entre el virus y el hambre
Rodeada por los edificios lujosos del barrio de Morumbi, la favela de Paraisópolis, con 120.000 habitantes, es un ejemplo perfecto de las desigualdades brasileñas reveladas por la pandemia. En las favelas, el hambre llegó antes que el virus. «Muchas personas perdieron su trabajo de la noche a la mañana», dice Gilson Rodrigues, el joven presidente de la Unión de Habitantes y Comerciantes de Paraisópolis. (1) En Brasil, el Covid-19 fue inicialmente una enfermedad de los ricos, de los que viajan al extranjero. Ahora no. En la capital económica, el número de casos crece el doble más rápido en los barrios pobres, en lo que el virus es mucho más letal.
En las populosas favelas, donde viven trece millones de brasileños, «es imposible seguir las recomendaciones de la OMS, dice el presidente de la asociación. ¿Cómo puedes lavarte las manos cuando los cortes de agua son continuos?» ¿La solución hidroalcohólica? Demasiado cara. La cuarentena es un sueño imposible. Mientras que los brasileños ricos trabajan desde sus casas, los favelados no pueden permitirse ese lujo. Pero el imperativo económico no basta para explicarlo todo. «La gente no ha entendido que se arriesga a morir porque faltan camas en los hospitales, dice Gilson Rodrigues. No se sienten implicados en la lucha contra el virus, y tienen en parte razón: Las favelas están ausentes de las estrategias para combatir al Covid-19. La única política pública que nos preocupa es la ayuda de emergencia, que por otra parte es insuficiente, a los trabajadores informales», los que va a recibir unos cien euros por mes durante tres meses.
Entonces la segunda favela más poblada de São Paulo tomó su destino en sus propias manos. Lanzaron una campaña de donaciones en Internet y gracias a los fondos recaudados, pusieron en marcha un proyecto de fabricación de máscaras que permite amortiguar el impacto de la crisis socioeconómica. Desde el punto de vista sanitario, se trata de una verdadera operación de guerra para detener el virus, que ya ha infectado a sesenta y seis habitantes de la favela (además de dos muertes sospechosas). Los locales de dos escuelas fueron acondicionados para aislar hasta 510 personas enfermas no graves. Porque «el aislamiento en su propia casa es imposible en las favelas», explica el hombre que es considerado como el «alcalde» de Paraisópolis. «Las casas son pequeñas y las familias numerosas». Para evitar las aglomeraciones de personas, los voluntarios distribuyen ayuda alimentaria puerta a puerta e informan a los habitantes sobre los gestos sanitarios a adoptar, un modelo que se reproduce en más de trescientas favelas del país. Hay una gran actividad a través de la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp, sobre todo para pedir ayuda. La segunda favela más poblada de São Paulo tiene su propio equipo médico de nueve personas, un servicio disponible las veinticuatro horas del día: médicos, socorristas, enfermeras, ambulancias (una de las cuales está equipada con un sistema de reanimación). «La emergencia móvil tarda horas en venir hasta aquí… cuando viene, dice Gilson Rodrigues, pero sabemos que la intervención rápida de los servicios de emergencia puede salvar vidas».
Nota
1)Véase: Brasil – Comités populares en las favelas. Los moradores se organizan para detener el coronavirus: https://correspondenciadeprensa.com/2020/03/26/brasil-comites-populares-en-las-favelas-los-moradores-se-organizan-para-detener-el-coronavirus/