Uypress, 21-12-2016
El presidente Michel Temer; el ex presidente Lula; el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin y todo el sistema político parecen estar temblando y pendientes de las delaciones realizadas por los 77 ejecutivos de la firma Odebrecht, que amenazan con no dejar títere con cabeza.
La divulgación días atrás de las delaciones del ex director de Relaciones Institucionales de Odebrecht, Claudio Melo Filho, hizo temblar a Brasilia, al desenmascarar las supuestas relaciones criminales entre la cúpula política del país y el dinero privado. El testimonio de Melo no hizo más que traer a luz la punta del iceberg, con un cuerpo que se ahonda en la profundidad. Se trata de más de 800 testimonios de 77 ex ejecutivos de la compañía, que en el marco del sistema de «delación premiada» aceptaron confesar lo que saben a cambio de una disminución en las penas que les corresponden por su participación en el escándalo de corrupción revelado por la Operación Lava Jato.
Las confesiones de los ex empleados de Odebrecht ya fueron enviadas al Supremo Tribunal Federal, un día antes del inicio de la feria judicial, y serán analizadas en enero o febrero.
La serie de testimonios ha sido bautizada con el nombre de «delación del fin del mundo». Los 77 involucrados han sido desvinculados de la empresa, y únicamente Marcelo Odebrecht permanece en prisión, condenado a 19 años.
Lentamente, algunos de los testimonios se van filtrando a la prensa, y este lunes el diario O Estado de Sao Paulo dio a conocer que en al menos uno de los testimonios se afirma que hubo una donación ilegal de la constructora por cerca de 30 millones de reales (casi 9 millones de dólares al cambio de hoy) para financiar la fórmula compuesta por la destituida Dilma Rousseff y el actual presidente Michel Temer.
El esquema de corrupción iba desde los más altos estratos políticos, que eran manejados por las principales jerarquías de Odebrecht, hasta involucramiento de autoridades estaduales y municipales, quienes eran «atendidas» por mandos intermedios de la compañía.
Según dio cuenta El País de Madrid en su edición para Brasil, existe la convicción de que si las delaciones de Melo Filho fueron como una detonación en el Parlamento y la sede del Ejecutivo (Planalto), las demás envolverán a políticos regionales, pero incluyendo nombres de peso, como el de algún gobernador con pretensiones de aspirar a la Presidencia de la República.
El clan Odebrecht
Las delaciones más esperadas en la Operación Lava jato son las del patriarca del clan, Emílio Odebrecht, y su hijo Marcelo, preso desde junio de 2015. Los dos siempre fueron muy próximos a los gobiernos del PT de Lula da Silva y Dilma Rousseff, y existe la expectativa de que impliquen a los ex mandatarios en sus testimonios.
Trechos de la delación de Marcelo filtrados a comienzos de mes dan cuenta de una entrega de 8 millones de reales en efectivo a Lula, parte del cual después que hubo abandonado la Presidencia.
No se sabe hasta dónde llegarán las confesiones de los jefes del clan. La empresa tiene un historial de estrecha relación con el poder, desde los tiempos de la dictadura, luego de José Sarney hasta Michel Temer, pasando por Fernando Henrique Cardoso.
Los principales delatores
Carlos Armando Paschoal, conocido como CAP, director de la empresa en San Pablo. Filtraciones de su testimonio indican que habría implicado a dos posibles aspirantes a la candidatura presidencial por el PSDB: el actual gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, y el actual canciller, José Serra. En el caso de Alckmin, el dinero sucio habría financiado sus dos campañas para el gobierno del Estado, en 2010 y 2014. Los pagos eran realizados a través de intermediarios (uno de ellos, su cuñado), pero en 2010 habría recibido personalmente, en su oficina, dos millones de reales.
A Serra se lo indica como receptor de 23 millones de reales vía «caja dos» (dinero ilegal) para financiar su campaña presidencial de 2010, donde fuera derrotado por Dilma Rousseff.
Benedicto Barbosa Júnior era el presidente de Odebrecht Infraestructura, y es sindicado como uno de los principales interlocutores de la empresa con políticos. Detenido en marzo de este año durante una de las fases de la Operación Lava Jato, era uno de los coordinadores del Sector Operaciones Estructuradas, conocido en la empresa como el sector de la coima (propina, como la definen en Brasil). Este sector habría movido por lo menos 66 millones de reales para unas treinta personas.
En círculos vinculados a las investigaciones se estima que la delación de Barbosa puede complicar aún más al ex gobernador de Rio de Janeiro, Sérgio Cabral, del PMDB del presidente Temer, preso desde comienzos de diciembre. Los investigadores esperan que Barbosa confirme la presunción de que Cabral cobraba un 5% de coima por obras de gran porte en el estado, como por ejemplo la reforma del Estadio Maracaná.
Barbosa había construido su mansión en el mismo complejo del ex gobernador. También era muy próximo al ex ministro de Lula, José Dirceu, ya condenado.
Se estima también que del sector controlado por Barbosa salieron pagos no declarados para el matrimonio de publicistas Joao Santana y Mónica Moura, para las campañas de Lula y Dilma.
Alexandrino Alencar se desempeñó como director de Relaciones Institucionales de la constructora, y estuvo detenido entre junio y octubre de este año. Su delación fue recusada por la fuerza de tareas que lleva adelante la investigación, aduciendo que el acusado intentaba salvar al ex presidente Lula.
Es sindicado como el ejecutivo de la constructora responsable de la relación con Lula. También sería el contacto con el ex ministro de Lula y Dilma, Antonio Palocci, procesado y detenido.
Y así siguen las numerosas implicancias que surgirían de todo el proceso de la «delación del fin del mundo», donde aparecen obras regionales y menores hasta el involucramiento del candidato del PSDB derrotado por Rousseff en 2014, Aécio Neves, pasando por una posible sobrevaloración de los costos de construcción del estadio de Corinthians, construido por Odebrecht. La empresa habría subido los costos en 1.200 millones de reales (unos 360 millones de dólares).
Otra obra que está en la mira de las autoridades es la construcción de la Línea 6 -Naranja del subterráneo de San Pablo, donde un consorcio que integra Odebrecht venció la licitación por 22.000 millones de reales (6.540 millones de dólares). En setiembre de este año el consorcio anunció la suspensión de las obras, alegando dificultades en la concreción de créditos.
Las obras en otras dos líneas de subterráneo también son investigadas, luego de que una serie de correos electrónicos y documentos aprendidos por la Lava Jato indican que la empresa pagó para vencer en las licitaciones, durante los gobiernos del PSDB, entre ellos el del actual gobernador, Geraldo Alckmin, que aspira a ser candidato presidencial en 2018.
Leandro Azevedo, ex director de Odebrecht en Rio de Janeiro, era considerado el brazo derecho de Benedicto Júnior, y uno de los coordinadores del departamento de propinas (coimas). Según una nota de la revista Veja, él afirma que la constructora pagó 23,6 millones de reales en efectivo y 800.000 euros por transferencia bancaria al exterior, para la campaña del Gobernador de Rio, Luiz Fernando Pezao (PMDB). También habrían dado dinero al alcalde de Rio, Eduardo Paes (PMDB); al ex gobernador Anthony Garotinho y su esposa Rosinha (PR) y al senador Lindbergh Farias (PT).
De acuerdo a su declaración, según informa el programa Fantástico, en las irregularidades en la concesión del Estadio Maracaná estaría implicado el actual presidente del Tribunal de Cuentas, que teóricamente debería controlar la legalidad de los procedimientos.