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Argentina – Del «comprá campeón» al «vamos a vender hasta el último dólar»

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Prensa Obrera, Argentina

Caputo quiere volver a estafar al pueblo argentino, mientras pagamos las consecuencias de una devaluación sin fin.

Iván Hirsch
 

En el stream oficialista Carajo, el ministro intentó calmar a los mercados.

«Van a sobrar dólares», decía Milei a los que manifestaban dudas sobre el esquema de las bandas cambiarias que había acordado con el FMI. El nuevo programa con desembolsos de 15.000 millones de dólares este año incluía la «flotación» como válvula para descomprimir la presión por una devaluación que corrigiera el «atraso cambiario» y resolver la incapacidad del Banco Central de acumular divisas para cumplir con los pagos de deuda.

Ahora Caputo dijo que van a «vender hasta el último dólar para defender el techo de la banda», después de haber dilapidado 430 millones de dólares en dos días para financiar la corrida. Aclaremos que esta venta de reservas es el último recurso después de haber consumido los dólares del Tesoro, las intervenciones multimillonarias a pérdida en el mercado de dólar futuro, y de haber hecho una descomunal bola de nieve de deuda en pesos a tasas delirantes. Llegamos al techo de la banda en las peores condiciones.

En abril, cuando anunció ese esquema de bandas cambiarias, el dólar cotizaba a $1.050, y ya llegó a $1.500. A pesar de esta devaluación del 45% todo indica que la corrida sigue y que el tipo de cambio no tiene techo. Lo que hubiera sido una fuerte corrección cambiaria hace seis meses hoy aparece como un piso y como la antesala de una mayor devaluación. Caputo quiso desactivar la estampida del mercado diciendo que «vamos a vender hasta el último dólar para defender el techo de la banda», lo cual lógicamente tuvo el efecto contrario de incrementar la incertidumbre y el desplome de la cotización de bonos y acciones argentinas.

El hundimiento de los bonos soberanos y el salto del riesgo país refleja que el capital financiero empieza a descontar la incapacidad del gobierno de hacer frente a los vencimientos de deuda. Las miradas están puestas en el vencimiento por casi 5.000 millones de dólares en enero con los bonistas privados. La deuda externa siempre se supo impagable, y por eso toda la estrategia de Milei y Caputo era lograr bajar el riesgo país y la desconfianza de los mercados para allanar el terreno para acceder a nuevo endeudamiento y con eso pagar los vencimientos, o en su defecto a una renegociación.

La cuestión es que, por más que repitan la huevada de que la macro está ordenada con «fundamentos sólidos» porque informan que hay superávit fiscal y comercial, los especuladores saben sumar. Primero porque esconden el déficit fiscal capitalizando los vencimientos de la deuda en pesos, que en algún momento hay que pagar. Segundo, porque aunque todavía haya un saldo positivo en la balanza comercial (cada vez menor), las divisas no engrosan las reservas del Banco Central ni el mercado de capitales sino que simplemente se fugan. En el primer año y medio desde que asumieron dilapidaron entre pagos de intereses de deuda externa y lo que sale por turismo el equivalente al superávit comercial

En los cuatro meses que siguieron a la implementación de las bancas se fugaron casi 15.000 millones de dólares. Desde que las personas físicas pudieron comprar billetes norteamericanos sin restricciones, cada 3 dólares que se compran solo 1 queda en los depósitos o dentro del circuito financiero local, y el resto se fuga. Los propios medios especializados explican que son los propios ejecutivos de las empresas los que hacen las operaciones a título personal, para evadir el cepo que todavía restringe a la empresas el giro de dividendos y utilidades al exterior. Ahora el BCRA reimpuso una restricción a las operaciones de los accionistas y directivos bancarios, y sus familiares.

En el medio, además, cobraron 4.500 millones de dólares los bonistas, entre los cuales hay muchos capitalistas argentinos que usan esos dólares que fugan para comprar títulos de deuda y constituirse como acreedores externos de la Argentina. Los que lucran con el saqueo del país son los capitalistas criollos, como socios menores de la expoliación de las multinacionales y el capital financiero internacional. El Fondo Monetario también sigue cobrando intereses usurarios por los megacréditos que fue otorgando para financiar esta fuga desde 2018.

La conclusión es que los golpes que sufrió Milei en el Congreso y la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires fueron un catalizador de la corrida, pero es totalmente falso que la crisis se reduzca a «ruido político». Dos meses antes de la magra elección bonaerense del oficialismo ya se habían metido en una espiral insostenible de suba de tasas de interés en pesos para contener el desarme de posiciones y el pasaje al dólar de los bancos, a fuerza de paralizar la economía.

Eso fue porque fracasaron en conseguir crédito externo: solo emitieron la primera tanda de Bonte que habían proyectado, a tasas de quebranto que reflejaron las dudas del mercado. Así las cosas, intentaron desarmar las Lefi que tenían los bancos, para despejar las posibilidades de una cancelación masiva y una corrida, pero el tiro les salió por la culata. Los costos de extra de la suba de tasas ya superan los 3 billones de pesos, más que lo que hacía falta para atender la emergencia en discapacidad vetada por Milei.

Todo esto anticipa las patas cortas de las tratativas desesperadas de Milei por un nuevo salvavidas del Fondo o por hacer realidad la promesa del secretario del Tesoro de Trump de activar un swap para dotar de dólares ante un desmadre ponen a prueba hasta dónde el imperialismo estira la soga, cuando todo indica que el gobierno no tiene de donde agarrarse. La exigencia de una nueva «corrección» cambiaria es ineludible, pero volvería acelerar la inflación y presumiblemente se llevaría puesto al Ministro de Economía. Ya Caputo sacrificó su cargo en el Banco Central en 2018, cuando incumplió la letra del programa fondomonetarista para financiar la huida de los fondos de inversión extranjeros de la bicicleta financiera.

Moraleja: los reclamos populares son incompatibles con este gobierno, pero el ajuste no resuelve la imposibilidad de hacer frente a una deuda externa impagable, que además de ser ilegítima y fraudulenta va a parar al bolsillo de los mismos que no reinvierten sus ganancias y las fugan del país, generando la ilusión de que Argentina solo puede salir adelante haciendo los deberes para volver a mercado de crédito internacional. Esos deberes los padece el pueblo, y las consecuencias del fracaso también.

Ganar las calles para derrotar a Milei es el único camino para que no sigamos pagando esta estafa y para que no seamos los trabajadores los que paguemos la consecuencia de su fracaso. La única salida para terminar con este saqueo y evitar un nuevo default ruinoso es proceder al repudio de esta deuda usuraria, romper con el FMI, y poner los resortes de la economía nacional bajo control obrero para reorganizar al país ajustando a los ajustadores y especuladores.

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