Por Adán Salgado Andrade
En la cinta Motherless Brooklyn (Estados Unidos, 2019), escrita, dirigida y estelarizada por Edward Norton, éste, personifica a Lionel Essrog, un detective privado con síndrome de Tourette, una condición neuronal que se caracteriza porque el afectado, sufre tics involuntarios, como torcer la cabeza, cerrar los ojos, espasmos corporales y hasta el proferir obscenidades. En la cinta, Essrog, se esfuerza por parecer normal, pero son inevitables esos espasmos, tics y que profiera insultos sexuales (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Motherless_Brooklyn_(film)).
Es un desorden que afecta el desarrollo del sistema nervioso, el cual, comienza en la niñez o adolescencia. Como señalé, se caracteriza por tics corporales y vocales. “Los tics comunes son pestañear, toser, carraspear, sorber la nariz y movimientos faciales. Todos ellos, son precedidos por una urgencia involuntaria de los músculos, conocida como urgencia premonitoria, que a veces, puede suprimirse temporalmente, además de que cambia de lugar, fuerza y frecuencia. El síndrome de Tourette, está en el nivel más severo de los desórdenes que ocasionan los tics, que, en condiciones normales, no son notados por la gente” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Tourette_syndrome#Society_and_culture).
Se le nombra así, puesto que fue un estudiante francés de medicina, Georges Gilles de la Tourette (1857-1904), quien describió ese mal, al estudiar a pacientes que lo padecían.
Un canal de Youtube, Gewitter im Kopf (que significa “tormenta en la cabeza”), está hecho y conducido por un joven alemán de 23 años, Jan Zimmermann, quien padece tal síndrome (ver: https://www.youtube.com/channel/UCh2Nc3OwjSwuXrUdFNXqFbQ).
Al entrar en su canal, aparece un video, de dos chicos alemanes hablando algunas cosas y el de la izquierda, con lentes, Zimmermann, muestra los tics característicos de personas con Tourette, como cerrar repetidamente los ojos, voltear la cabeza, abrir la boca, enseñando los dientes, mover sus manos y así. Sin embargo, el canal trata de presentar los padecimientos de Zimmermann como cómicos, y es tan exitoso, que tiene ya dos millones de seguidores.
No sólo en audiencia, sino que ha, literalmente, contagiado a varios de sus seguidores, como expone el artículo de Wired, titulado “Miraron a un YouTuber con Tourette y entonces, adoptaron sus tics”, firmado por Grace Browne, quien, de entrada, comenta que “Cientos de personas están mostrando comportamientos similares a los de la estrella de YouTube Jan Zimmermann. ¿Tienen un desorden o algo más misterioso?” (ver: https://www.wired.com/story/they-watched-youtuber-with-tourettes-then-adopted-his-tics/).
El problema inició cuando la psiquiatra Kirsten Müller-Vahl, de la Escuela de Medicina de Hannover, en Alemania, comenzó a ser consultada por varios pacientes con tics, algo que ella, nunca antes había visto
“Los síntomas eran idénticos, no similares, sino idénticos”, dice a Browne. Por 25 años, había estudiado el síndrome de Tourette, “pero esto era distinto, estaba segura. Hasta que vino una de mis estudiantes a decirme que sabía en dónde había visto esos tics”.
Y era que los “enfermos” repetían frases dichas cotidianamente por Zimmermann, como “Fliegende Haie” (tiburones voladores), “Heil Hitler”, “Du bist häßlich” (eres feo) y “pommes” (frituras). También, Zimmermann aplasta huevos y tira bolígrafos hacia la escuela.
Dice Browne que “los pacientes que visitaron la clínica de Müller-Vahl, realmente estaban imitando los tics de Zimmermann. Muchos, decían que tenían Gisela, que es el apodo que da el YouTuber para su condición. En total, unos 50 pacientes en su clínica, presentaron síntomas similares a los de Zimmermann. Muchos de ellos, admitieron que sí veían sus videos. Pero Zimmermann no respondió a mis preguntas”.
Supongo que no lo hizo, porque debe de ser todo un honor para Zimmermann ser tan influyente, que hasta los tics de su enfermedad sean copiados por sus seguidores.
Explica Müller-Vahl a Browne que los tics de la enfermedad, aunque son variados, hay algunos similares, que se desarrollan más que el resto. “Se localizan en los ojos, la cara o la cabeza, tales como el parpadear, sacudirse y encogerse. El síndrome, normalmente se manifiesta a los seis años y es más frecuente en chicos, siendo cuatro niños por cada niña, en promedio. Y que lo de decir groserías en público, es más raro”.
En la mencionada cinta de Norton, su personaje es lo que más manifiesta, decir obscenidades, lo cual, es más hollywoodesco que la realidad. Así es como Hollywood nos tergiversa las cosas.
Pero lo que sus pacientes tenían era otra cosa, algo que se llama FMD (por sus siglas en inglés, functional movement disorder, o sea, desorden del movimiento funcional), que aunque se presenta en el síndrome de Tourette (cuyas causas se desconocen, pero se piensa que es una anormalidad de regiones cerebrales conocidas como ganglios basales), el FMD es psicológico. En el FMD, el hardware, por así decirlo, está intacto, en tanto que el software no está trabajando bien, en tanto que para el síndrome de Tourette, el software está trabajando bien, pero el hardware, no. La gente con FMD, físicamente tiene la habilidad de controlar sus cuerpos, pero han perdido las riendas, lo que se manifiesta en comportamientos involuntarios anormales”.
Es decir, que tanto observaron a Zimmermann y tanto lo admiraban, que hasta sus tics copiaron. Nada más para que se vea lo nefastas que pueden ser muchas veces las así llamadas “redes sociales”.
Con algunos pacientes, bastó que Müller-Vahl les dijera que no tenían ese síndrome, pero a otros, se les tuvo que dar psicoterapias.
Esas son nuevas manifestaciones de histeria masiva o enfermedades sociogénicas masivas, “que se esparcen como un virus”. Y es la gente más vulnerable, la que puede ser víctima de esos males instilados. Dice Browne que “son las mujeres las que más resultan afectadas, y aunque se desconoce la razón, una hipótesis sostiene que ellas tienden a poseer mayores niveles de ansiedad y depresión, lo que las pudiera hacer más susceptibles a la enfermedad”.
Sí, no cabe duda que la histeria masiva es muy frecuente. Eso puede verse en la cinta “Canoa” (México, 1976) de Felipe Cazals, basada en hechos reales, en la que tenemos un buen ejemplo, cuando un grupo de fanáticos religiosos pueblerinos, linchó a varios trabajadores de la Universidad de Puebla, quienes en 1968, año de la masacre estudiantil del 2 de octubre, iban a subir a la Malinche, debiendo cruzar por San Miguel Canoa. El “sacerdote” de esa comunidad, convenció a sus habitantes de que eran “comunistas que querían robar la iglesia y quemarla”.
Son actos en que, en efecto, un hecho puede llevar a acciones tan deleznables, como linchar a alguien, sin saber, siquiera, el motivo. Un hecho reprobable, pero que cuando se manipula a un grupo de personas, a nivel tal de instigarles temor, actúan irracionalmente y cometen esas salvajadas.
En otros casos, se sugestiona tanto a un grupo de hombres y mujeres, que se les hace creer que, si se suicidan, irán a un sitio paradisiaco, como sucedió con los fanáticos que siguieron al señor Marshall Applewhite (1931-1997), fundador de la secta Heaven’s Gate (Puerta del Cielo), quien los convenció de que su suicidio masivo, en 1997, culminaría con todos ellos yendo a un planeta magnífico, pues sus cuerpos “sólo eran los contenedores de su alma, la que sería transportada por extraterrestres, para ser colocada en un nuevo cuerpo, mucho mejor que el antiguo”.
Sus idioteces, que fueron creídas, por desgracia, dejaron a 39 muertos, incluyendo a Applewhite (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Marshall_Applewhite#Mass_suicide).
Ya antes, en el 2011, en Le Roy, un grupo de alumnas desarrolló inexplicablemente tics como los del síndrome de Tourette. “Fue uno de los primeros casos de enfermedad sociogénica masiva, que ocasionó que otras personas también se sugestionaran con la enfermedad”, comenta Browne.
Müller-Vahl y otros investigadores, están de acuerdo en que las redes sociales son la causa de esas enfermedades sociogénicas masivas. Robert Bartholomew, un sociólogo de Nueva Zelanda, “quien ha estado estudiando esos males masivos, fue la primera persona en especular que eran las redes sociales las que los difunden, como en el caso de las chicas de Le Roy. Piensa que este brote no es distinto. ‘Creo que estamos viendo un cambio importante en las enfermedades psicogénicas masivas, en donde el Internet y las mass media, son los conductores principales’, señala. El fenómeno, se ha metamorfoseado durante siglos, al reflejar el temor de los tiempos. En el siglo 17, era el temor a las brujas. Hoy, es la tecnología”.
En efecto, como menciono arriba, con los linchamientos y los suicidios masivos, basta algo que sugestione masivamente a un público cautivo y vulnerable, para ocasionar resultados desastrosos y hasta fatales. Como cuando en febrero de 1979, un niño estadounidense, que vivía en Brooklyn, murió al saltar de una ventana de un séptimo piso, pues quiso volar como Superman (ver: https://www.nytimes.com/1979/02/12/archives/boy-who-tried-to-fly-like-superman-dies.html).
Sí, sobre todo, los niños son los más vulnerables y los que tienden a imitar al personaje o héroe de moda, llegando a extremos como el mencionado (durante mi niñez, recuerdo que me gustaba saltar de una barda, imitando a los villanos que el Santo, el Enmascarado de Plata, mataba y caían de lo alto).
Redes como TikTok, también se han convertido en refugio de personas con Tourette. “Ellos, comparten sus síntomas con su audiencia, se sienten parte de una comunidad, y reciben apoyo de sus seguidores y de otros con la enfermedad. Y esos videos son muy populares. El hashtag actualmente tiene 4,600 millones de vistas. Al mismo tiempo, estas comunidades, han sido afectadas de forma peculiar. Hay reportes recientes de gente que ostensiblemente se ha contagiado de estos comportamientos al consumirlos por el internet. Varios artículos apuntan a un incremento de chicas adolescentes que desarrollaron tics viéndolos por TikTok, por lo que esos comportamientos han sido bautizados como TikTok tics”.
Y eso se ha incrementado con el encierro, ocasionado por la pandemia, con un “60 por ciento de incremento de pacientes que presentan problemas de tics. Por tal razón, un artículo calificó el fenómeno como “una pandemia dentro de una pandemia”.
También, en una clínica de salud mental de Alberta, Canadá, dos neurólogos, Tamara Prigsheim y Davide Martino, enfrentaron el mismo fenómeno. “En el 2008, cuando abrió la clínica, los casos de Tourette, se mantenían en unos 200, pero entre mayo del 2020 y mayo del 2021, ellos recibieron 100 casos más. Y en Navidad, alcanzaron ‘proporciones astronómicas’. Varios de los pacientes presentaban los mismos tics, como aplaudir, golpearse el pecho o decir ‘frijoles’, ‘knock knock’ o ‘woo hoo’. Prigsheim buscó en el Internet y halló que el culpable era el TikTok”.
Y es posible diferenciar esos casos de síndrome de Tourette, porque se desarrollan muy rápido, en tanto que los del Tourette, lo hacen poco a poco. “Nunca antes, en mi profesión, había visto este nivel de ansiedad en gente joven” dice Prigsheim a Browne.
Y es que la pandemia, en efecto, ha disparado los problemas mentales en jóvenes. Varios se han suicidado a causa de la ansiedad producida por el encierro (ver: https://www.elle.com/es/living/psico/a36710121/suicidio-aumenta-pandemia-como-detectarlo-senales-adolescentes/).
Otro problema es que a personas con síndrome de Tourette, no se les atienda, pesando que sólo finjan, y el mal avance. “De por sí, no es curable, y si avanza, será peor para los que lo padecen”, señala Browne.
En conclusión, tanto Bartholomew, como Müller-Vahl, culpan a las redes sociales del incremento de estos males psicogénicos masivos, los que se manifestaban desde antes de la pandemia, pero que ahora, gracias a ésta, han incrementado dramáticamente, cuando la “distracción” para millones de jóvenes es ver YouTube o TikTok.
“Así que veremos más pandemias psicogénicas”, afirma Bartholomew.
Por desgracia, es cierto, pues a veces, lo que más hace daño, es lo que más gusta.
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