POR JUAN ALBERTO ARTIGAS
Para entender el actual posicionamiento de la izquierda allendista y socialista frente a las primarias presidenciales de la izquierda, entre el Partico Comunista (PC) y el Frente Amplio (FA), es necesario un poco de historia reciente.
El Movimiento Socialista Allendista (MSA), junto a otros grupos, en el año 2017, formaron el Movimiento Democrático Popular (MDP), para levantar un pre candidato presidencial, dentro del FA, llevando al sociólogo Alberto Mayol, quien compitió frente a Beatriz Sánchez[1].
Posterior a la elección, el allendismo, se diferenció de Mayol, desde que éste, en un chat interno del MSA, intentó coartar opiniones de condena a una probable invasión de USA a Venezuela[2].
Desde entonces, la plataforma de movimientos allendistas, se distanció del sociólogo, para lograr reposicionar el plan original de transformaciones estructurales del país, de carácter efectivamente socialistas. En este contexto, frente a las actuales primarias, el MSA participa en el Pacto Chile Digno, Verde y Soberano, apoyando al candidato Daniel Jadue del PC[3].
Es necesario, en este contexto, referirse al control de elementos estratégicos internacionales, para no repetir la mala experiencia con el sociólogo Mayol. Específicamente respecto de Venezuela, lo cual es del todo necesario de caracterizar, para el actual escenario de primarias que se avecina.
En Chile, como sabemos, la cuestión del proceso venezolano, es en absoluto baladí, desde que se mira como espejo posible de un Chile socialista, como parte de la estrategia del imperialismo para minar la voluntad socialista, frente a posibles escenarios de avance en Latinoamérica.
En este sentido, debemos decir, que hoy, el escenario internacional se ha agravado y profundizado, y no se puede improvisar en elementos de este carácter.
Así por ejemplo, en Crimea y en el Mar del Japón, el imperialismo capitalista amenaza con hostilidades, que chocan sólo son detenidos por el enorme poder disuasivo que significan las armas rusas y chinas como herederas del socialismo marxista. Así, tanto en Irán como en Venezuela, sólo estas armas impiden un nuevo Vietnam en el mundo.
Por ello, estas potencias, Rusia y China, son hegemónicas para la mantención de la paz y desarrollo mundial, mientras que USA, y UK, insisten bajo la administración Biden, en crear escenarios de beligerancia en el Mar Negro y Mar de China, pese a las sendas derrotas militares de este bloque bajo la administración Trump en Siria, Irak, Irán, Libia, Venezuela y Cuba[4].
También resultan esenciales en este contexto, las contra reformas de pensiones en los países de la ex órbita soviética. Putin, que ya enfatiza el carácter federativo de Rusia, ha repuesto con esta enorme maniobra anti capitalista en pensiones, la zona de influencia eslava y en alma ata, del poder gran ruso, como le llamaba Lenin.
En nuestra región, para profundizar este escenario, es necesario decir que lo que se omite, para combatir esta agresión imperialista, tanto allá en Venezuela, como acá en Chile, que refiere al análisis desde la perspectiva de la clase trabajadora y su condición política en este proceso de construcción del socialismo. Esta perspectiva, es del todo necesaria para evitar errores, que como el de Mayol, construyen falaces realidades de pseudo izquierdas, frente a este proceso.
En efecto, más allá de toda especulación, Venezuela no se desmorona -a pesar del fuego explícito de USA-, porque su clase trabajadora, como la cubana, prefiere vivir en carencia, pero sin la burguesía sobre sus hombros explotándolos y vejando su dignidad a diario.
Y acá en Chile se trata precisamente de lo mismo, en un estadio de desarrollo diferente. La clase trabajadora está tan dispuesta como en Cuba y Venezuela, a enfrentar un proceso de construcción del socialismo, aún bajo la agresión más severa del capitalismo local y mundial, como costo de sacarse de sus hombros a la burguesía inútil y especuladora, que los condena no sólo a la miseria, sino a la indignidad por 47 años ya, desde el golpe militar de Pinochet, y su continuidad con los gobiernos civiles desde 1990.
Más allá de todo, si se trata de vivir con pobreza, es preferible hacerlo, pero con dignidad, antes que trabajar para beneficiar a la burguesía, un grupo o casta “de tres comunas”, como ya se sabe en Chile. Una minoría de 6% de la población, que vive en condiciones de alto desarrollo, condenando al resto del país a condiciones de carestía generalizada.
Estas condiciones estructurales de lucha, el marxismo las develó, en su análisis del carácter cíclico de la historia. Llega un momento en que las relaciones de producción chocan con su modo de producción precedente, el cual se hace insostenible, para quienes realmente realizan el trabajo social de creación de riqueza, esto es, para la clase trabajadora.
El trabajador sabe, y ha tomado conciencia por su experiencia, que sólo con la transformación del producto del trabajo social, en beneficio directo del conjunto de la sociedad, se alcanzará un desarrollo en dignidad y derechos.
En particular, en el escenario político actual, de explosión social precedente en Chile, resulta esencial destacar que sólo la pandemia evitó la caída del gobierno de Piñera, luego que quedase sin respaldo del ejército, entregando un gabinete completo, la Constitución de Pinochet, y se quedara sin la inejecución de dos cumbres climáticas mundiales[5].
Se debe destacar que el esquema de manejo global ambiental, que la burguesía alimentaba con una adolescente noruega, fue sepultado por la criminal amenaza del virus COVID19, altamente mortal, que obligó al planeta a refugiarse bajo complejos sistema de control de masas.
En nuestro país, sin embargo, la presión de la clase trabajadora no ha cesado. Pese a padecer un escenario de población de sacrificio, en pandemia, protagoniza una fuerte presión a la superestructura burguesa, derruida y derrotada en octubre 19 de 2019, superando la agenda burguesa de salida pactada, que como en 1988, han intentado para mantener sus privilegios.
Es este el escenario que enfrentamos de cara a las candidaturas de Jadue y Boric en las primarias presidenciales del FA y el PC, que sin embargo, no asumen en profundidad este lenguaje de transformaciones estructurales demandados por la clase trabajadora.
Este factor permite a la burguesía, intentos por recuperar protagonismo, después del Estallido Social. Por lo pronto, ambas pre candidaturas, sólo se mueven en el terreno superestructural, sin entrar a reformas estructurales de la economía neoliberal capitalista, en la propiedad de los medios de producción.
Este análisis estructural sin embargo, es hoy por hoy imprescindible. La conciencia de los trabajadores chilenos, ha consolidado la experiencia de clase en la historia, para comprender que no hay posibilidad alguna en una vida con bienestar, bajo la lógica neoliberal capitalista. Las reformas, entonces, necesariamente comprenden dimensiones de quehacer estructural. Es la inversión del esquema capitalista, el que proclama que sin inversionistas, nada funciona. Hoy en Chile la agenda se traslada a que sin los trabajadores, esta sociedad se hunde. Y regresamos al hecho que la clase trabajadora prefiere exponerse a soportar el embargo y el ataque económico de la sociedad capitalista, como en Cuba o Venezuela, con tal de sacarse a la burguesía explotadora e indigna de encima.
Por ello sorprende el débil control de las maniobras estructurales, por parte de los aparatos que se presentan en primarias por la izquierda.
Con todo, los socialistas allendistas, preferimos la posible acción política estructural desde la vereda de Daniel Jadue, quien con el PC manifiestan mayor capacidad de enfrentar las maniobras de descontrol que, desde la desesperación, plantea el orden burgués.
El posibilismo burgués, siempre ha tenido los días contados, derivado de la imposibilidad de generar nuevas fuerzas de producción, sobreviviendo sólo gracias a los cracks o shocks de producción, con graves destrucciones de su propia estructura económica, o a través de las guerras.
La resolución es y debe ser para los socialistas, de clase, esto es, aboliendo la frontera de la propiedad privada para lograr la propiedad social del trabajo, lo cual importa que el obrero no siga entregando el excedente de su trabajo al capitalista.
Así, la plusvalía del trabajo socialmente organizado, debe alcanzar a quienes lo ejecutan, esto es a la clase trabajadora, y no a la ganancia del capitalista.
Por ello, Chile asombró al mundo con el 18 de octubre, donde el llamado “modelo” chileno, el más avanzado experimento neoliberal del planeta, de desmoronó en cuestión de días, precisamente por la acción decidida y terminal de la clase trabajadora. Por ello, la ignición social destruyó con la fuerza de un rayo, todo el soporte institucional de la burguesía desde el golpe militar de 1973: la Constitución Política de Pinochet de 1980.
Lejos de las pobres lógicas del socialismo liberal y democristiano chilenos, las masas proletarias derribaron todas las fronteras políticas del régimen burgués, dejando al sistema contra la pared, pese a que la burguesía, como siempre, embistió con sofisticadas armas de muertes, mutilaciones y tortura.
La nueva salida pactada, a diferencia de aquella impuesta por la superestructura burguesa en 1988, no puede superar la pobreza y las malas condiciones en que la clase trabajadora vive actualmente, pese a las enormes riquezas que produce el país. Ello ya fue experimentado en estos 30 años. Esta superación debe venir desde las fuerzas socialistas.
Por ello, se debe interpretar en estas primarias, a la gigantesca demostración de fuerza del pueblo trabajador en octubre de 2019, la que precisamente comprendió que los discursos de 30 años de promesas, luego de la salida pactada de Pinochet, son inútiles. Además, comprende el problema de la eclosión ecológica y climática mundiales, como de las crisis financieras mundiales, que se observan como consecuencia del modo de producción depredador del capitalismo.
En este contexto, las decenas de problemas superestructurales, como etnias, opciones sexuales, de trabajo de las mujeres y sus condiciones de igualdad política, no resuelven el problema estructural, sino se subsumen en más engaños de la administración neoliberal, lo que obliga a la acción estructural de la clase trabajadora para cambiar la sociedad capitalista neoliberal.
La actual condición de arrinconamiento de la burguesía chilena, pasa entonces por profundizar la defensa de los derechos sociales, y ecológicos, pero bajo la lógica de transformación, pasando la propiedad privada del gran capital, a propiedad social de los trabajadores.
Quienes no observen esta profundidad del desplome estructural del capitalismo en Chile, serán superados junto a la burguesía en el corto plazo.
[1] Señala la web del FA, que “El 2 de julio de 2017, participó en elecciones primarias presidenciales y parlamentarias. En el primero de estos comicios, se enfrentaron la periodista Beatriz Sánchez Muñoz y el sociólogo Alberto Mayol Miranda, resultando ganadora la primera de ellos, transformándose en la candidata presidencial única del bloque”.
[2] El Sociólogo Mayol, se opuso a opiniones de condena a esta probable invasión, decretando el asunto como “cosa juzgada”, en el sentido que la invasión era un hecho cierto y que de ello no se podía volver a hablar. Expulsado del chat allendista, Mayol recurrió de protección para sostener el control de la sigla MDP, lo cual logró, sin embargo, no fue admitido nuevamente como parte de los movimientos de base que lo apoyaron. La pugna derivó en la expulsión del MDP del FA, por considerarse que el MDP carecía de apoyo de bases políticas, siendo sólo un proyecto personalista y oportunista de Mayol (https://radio.uchile.cl/2019/05/19/alberto-mayol-me-echaron-del-frente-amplio/ ).
[3] Ver: https://pcchile.cl/2020/11/22/chile-digno-verde-y-soberano-nueva-coalicion-politica-presenta-pre-candidaturas-para-convencion-constituyente/ Donde queda de manifiesto la futilidad de Alberto Mayol como factor político en la izquierda, quien carece efectivamente de todo apoyo social, demostrando que su intención de acaparar el bloque social que lo apoyó en el MDP, no solo fue totalmente errado en su pretensión de análisis del rol del imperialismo capitalista frente al socialismo, sino además, de papel, sin resorte de apoyo social.
[4] Sobre Cuba, Nicaragua y Venezuela, ver: https://elpais.com/internacional/2021-06-23/rusia-afirma-que-nicaragua-cuba-y-venezuela-requieren-ayuda-de-moscu-contra-amenazas-externas.html
Sobre Mar Negro: https://cnnespanol.cnn.com/2021/06/23/fuerzas-rusia-buque-guerra-britanico-reino-unido-encuentro-militar-mar-negro-trax/
Sobre Mar de China: https://mondiplo.com/guerra-de-nacionalismos-en-el-mar-de-china
[5] La pandemia en este sentido, resulta además, sensiblemente sospechosa, como factor para impedir la explosión social anticapitalista que emergía en Chile, Ecuador, Irak, Francia, España y otros países.
Sin duda voy a votar por Jadue. Sin embargo hace ratos que me rodea una pregunta de la cual no he encontrado respuesta. En la nota se pone énfasis y confianza en los trabajadores, pero resulta que en la recién elegida constituyente, los trabajadores que se presentaron como representantes de éstos no eligieron a ningún constituyente pese a llevar a destacadas figuras púublicas dirigentes de los trabajadores como Mario Aguilar, Bárbara Figueroa, Luis Mesina, Eric Campos, etc. Más aún, se presentó una lista sindicada expresamente como de los trabajadores y tampoco eligió a ninguno. Hay que concordar que ésta fue una magnífica oportunidad para que los trabajadores estuvieran presentes, más sobre todo, cuando se presentó una oportunidad en que el abanico de posibilidades se mostró más abierto para que los trabajadores pudieran haber estado presente como tales.