Quedan pocos días para que finalice el 2023 y el mundo entero festeja el inicio de un nuevo año. Desde el Bloque de Organizaciones Populares queremos cerrar este año con todos los buenos deseos para nuestra clase y el derecho que tenemos de pasar buenos momentos junto a nuestros seres queridos. Merecemos espacios de fiesta, distensión y descanso, pues este año (no muy distinto al resto) nos hemos visto golpeados en lo económico, laboral, familiar e incluso en la salud mental.
No podemos cerrar este año sin mirar las experiencias y aprendizajes acumulados. Se nos dijo que la pandemia sería la causante de la crisis económica, sin embargo, esta situación se arrastraba por años anteriores y se agudizó con el Covid-19, no olvidemos que en el 2019 el pueblo se alzó por tanto abuso y carencia de derechos. A su vez, las consecuencias de la crisis económica no han sido igual para todos; mientras nuestra clase se ha ido empobreciendo cada vez más, los multimillonarios del mundo se hicieron más ricos a costa de la pandemia, el hambre y la cesantía. Nada distinto sucedió en Chile, siendo las siete familias más poderosas las que siguen acumulando riquezas. Los Lucksic, Paulmann, Salata, Angelini, Piñera, Ponce Lerou no sufren las penurias de las grandes mayorías.
Mientras tanto, en el otro Chile vemos como cada gobierno de turno, sin importar el color político que dicen representar, le hace el juego a las y los dueños de Chile; gobiernan para mantener el orden establecido que nos mantiene pobres y enfermos. La clase trabajadora, es decir, quienes debemos trabajar a diario para vivir, sabemos que el sueldo no nos alcanza y debemos recurrir al endeudamiento o a la autoexplotación de tener más de un empleo para subsistir. La cesantía, la precariedad e informalidad laboral sigue aumentando, lo vemos en las ferias libres, en el trabajo ambulante en el metro, micro y lugares céntricos de las ciudades. Los derechos básicos se nos alejan cada vez más. Salud, educación, techo, pensiones, medio ambiente, y así la lista suma y sigue. Son más de 1 millón de personas en Chile que no tienen casa y casi 3 millones que no saben cuándo podrán acceder a una cirugía.
El gobierno actual enfrenta esta situación con mayor represión y criminalización de las luchas populares; ley antitoma, aula segura, estados de excepción, aumento de recursos para policías entre otras cosas. Estas medidas, junto al circo electoral son las formas que creen podrán apagar esta olla a presión.
Pese a lo anterior, vemos con orgullo y alegría los esfuerzos de distintos sectores que buscan mantener vivas las organizaciones populares en los territorios, así como la llama de la protesta como herramienta legítima para alcanzar las justas demandas del pueblo. Pese a que la vida se encuentra cuesta arriba, la persistencia de quienes confían en el potencial de su clase nos muestra que, si bien el camino es largo, tenemos un horizonte de transformación común y posible.
Nuestro pueblo bien sabe lo que debe cambiar para vivir plenamente, libres de explotación y opresión. Desde allí las tareas y desafíos para el próximo año no son tan nuevas, pero sumamente necesarias: levantar organización popular en cada territorio y población, armarnos de organizaciones para luchar por nuestras demandas inmediatas, por salud, vivienda, por nuestra alimentación y contra la contaminación. Desarrollar nuestra conciencia e identidad de clase por medio de la educación popular, las artes y la cultura en nuestros barrios. Robustecer la articulación que se levanta desde los territorios fortaleciendo una posición clasista, es decir, que apuesta por los anhelos de la clase trabajadora; combativa porque apuesta por la protesta popular; anticapitalista y antipatriarcal.
Por último, construir organización en perspectiva del poder popular, es decir, desarrollar las propias capacidades para proponernos transformar la realidad, libre de toda influencia institucional, económica o política de la clase dueña del poder y la riqueza. El poder popular es un poder antagónico al de quienes nos dominan, que potencia el protagonismo de nuestra clase y deberá constituirse junto con una alternativa de nueva sociedad, en donde no haya gente sin techo, la salud y educación sean un derecho y no un privilegio, en donde las fábricas y la tierra sean para quienes las trabajan, en donde las mujeres ya no sean esclavas del trabajo doméstico y los abuelos vivan dignamente, donde las niñeces y la juventud popular puedan desarrollarse integralmente.
Es por ello que, desde el Bloque de Organizaciones Populares, apostamos a empezar el 2024 volcándonos a la organización y lucha, irrevocablemente convencidos y convencidas de que la única forma posible de transformar verdaderamente nuestra actual situación es la fuerza de nuestra unión como pueblo y clase. Durante los más de ocho años que llevamos como organización, nos hemos podido dar cuenta que con solidaridad y articulación el camino se hace más llevadero. Creyendo y confiando en nuestra clase desaparecen las dudas y las decepciones. Cuando caminamos con quienes tienen la misma rabia y rebeldía no perdemos nuestra alegría y nos mantenemos firmes en la convicción de seguir organizándonos y luchando por nuestra vida y la de todo nuestro pueblo. Por un 2024 lleno de organización, lucha y articulación popular.
EN LAS LUCHAS DEL PUEBLO CONSTRUIMOS PODER POPULAR
BLOQUE DE ORGANIZACIONES POPULARES