[resumen.cl] Hoy 20 de marzo se cumplen 15 años de la invasión realizada por la coalición de países contra Irak, ejecutada entre el 20 de marzo y el 1 de mayo de 2003, que fue encabezada por Estados Unidos y participaron: Reino Unido, Australia, España, Polonia, Ucrania, Dinamarca, España, Portugal, Italia y Hungría, además del apoyo de milicias kurdas iraquíes. Luego de la relativamente rápida campaña, comenzó la etapa de ocupación de Irak que duraría más de una década. Así se gestó un nido de conflictos sectarios y con la privatización de la guerra mediante compañías privadas, se terminarían cimentando las condiciones para el auge de grupos fundamentalistas y de mercenarios como el autodenominado Estado Islámico (Daesh), que sembrarían el terror en toda la región.
Aquel jueves 20 de marzo, mientras un rechazo generalizado de la opinión pública internacional condenaba una eventual agresión contra el país árabe, comenzó el ataque de la coalición. Misiles crucero Tomahawk disparados desde buques de guerra y submarinos en el Golfo Pérsico impactaron sobre la capital Bagdad, tal como en 1991 en la primera guerra de Irak.
Estados Unidos que vivía tal vez el peak de su poder unipolar mundial y que mantenía otra guerra en el cercano Afganistán, movilizó un total de 192.000 tropas. El Reino Unido movilizó 45.000, Australia 2.000, Polonia 194, y los Peshmerga kurdo-iraquíes unos 70.000 tropas. En la defensa de Irak participaron el ejército iraquí incluyendo paramilitares y militantes del partido Baaz, con el apoyo de voluntarios sirios y de grupos como Ansar al Islam y el grupo islámico del Gurdistán.
Mientras tanto, se provocaron divisiones entre las potencias integrantes del consejo de seguridad y otras naciones. Se opusieron a la invasión: China, Rusia, Alemania, Francia y Bélgica (y Chile que era el representante de la región en el momento), junto a otros países que conformaron una oposición más pasiva. Debido a que la guerra no contó con la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se realizó de manera ilegal y contra el derecho internacional, y fue una demostración del poder imperial de Estados Unidos que suele sobrepasar cualquier resolución de Naciones Unidas cuando están en juego sus intereses.
Las causas de la invasión según los atacantes, era la supuesta posesión de armas de destrucción masiva y presunta colaboración con grupos terroristas como Al Qaeda, vinculados a los ataques del 11 de septiembre de 2001. El repudio masivo a la invasión, parte de la larga seguidilla de intervenciones estadounidenses para derrocar gobiernos, generó protestas a nivel global.
Al inicio de la ofensiva, ataques de cazabombarderos y bombarderos pesados quebraron la débil defensa iraquí mientras fuerzas terrestres cruzaban la frontera desde Kuwait y fuerzas aerotransportadas aterrizaban en el norte y oeste del país. Desde los Portaaviones Constellation, Harry S. Truman, A. Lincoln y T. Roosevelt despegaban aviones F-14 Tomcat y F-18 Hornet que atacaron constantemente a las fuerzas iraquíes, las que que contaban con tanques T-72, T-62, vehículos anfibios y piezas de artillería de origen ruso y chino.
Aviones F-15 Eagle, F-16 Figthing Falcon, A-10 Thunderbolt junto a bombarderos pesados B-52, B-1 y B-2 fueron desplegados en Arabia Saudita y otras bases en el Golfo Pérsico, para bombardear posiciones del ejército y blancos civiles en Irak.
Las fuerzas aéreas iraquíes compuestas por aeronaves MiG 21, Mig 23 y MiG 25, además de Mirage F-1, no pudieron despegar para defender el país, probablemente por el mal estado de mantenimiento debido a los embargos de la primera guerra en 1991.
Irak lanzó tres misiles Al-Samud como represalia contra Kuwait, uno fue interceptado por el sistema de antimisiles estadounidense Patriot y otros dos impactaron sin causar grandes daños. EE.UU. también desplegó el sistema Patriot en Jordania para proteger a Israel.
Las fuerzas iraquíes habrían logrado interferir de alguna forma la red satelital GPS y Navstar. Debido a esto EE.UU. utilizó misiles crucero con guía infrarroja o láser, que también podían ser interferidas con humo de incendos provocados intencionalmente y por las condiciones climáticas, como tormentas de arena.
La operación de las FF.AA. de EE.UU. fue cuestionada por recurrentes episodios de “fuego amigo” como el derribo de un F-18 Hornet sobre Bagdad o el ataque de un tanque Abrahams sobre el Hotel Palestina de Bagdad, donde murieron los periodistas José Couso de España y Taras Protsyuk de Ucrania.
La rápida campaña dejó relativamente pocas bajas (139 muertos) entre las tropas estadounidenses y 33 muertos entre las tropas del Reino Unido. Mientras tanto las bajas de los combatientes iraquíes oscilaron entre 30.000 y 45.000. Las cifra de víctimas civiles fluctúa entre las 7.200 y las 4.300 según distintas evaluaciones.
Como resultado de la invasión, fue derrocado el régimen del partido Baazista de Saddam Hussein, quien sería colgado en la horca meses mas tarde.
El 1 de mayo de 2003, el presidente George W. Bush pronunció un discurso a bordo de un portaaviones anclado en San Diego, California, donde destacó la frase “Misión cumplida”. Sin embargo, hoy a 15 años del inicio de la invasión se tiene certeza de que la administración de George W. Bush habría mentido deliberadamente sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak, para generar un ambiente político favorable a la invasión.
Luego de que las fuerzas de la coalición obtuvieron el control total del país, grupos de expertos encontraron únicamente restos inertes de armas de destrucción masiva de la década de los 80 y 90. Con respecto a la presencia de armas químicas, la mayor parte de los inspectores concluyó que Irak detuvo su programa de armas químicas después de 1991.
Una vez finalizada la invasión se abrió otro sangriento episodio: la ocupación de Irak, caracterizada por el saqueo de los recursos naturales y la privatización de la guerra en manos de megacorporaciones, que ha generado nuevos monstruos que alargaron el sufrimiento de la población, no sólo de Irak sino de toda la región.