Rómulo Pardo Silva
El chavismo gana una batalla en Venezuela, la oposición pierde.
El gobierno venezolano logró apoyo en las urnas para la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente. Su decisión valiente dio un giro a la situación política.
Hoy cuenta con atribuciones de la Asamblea Nacional para pacificar el país y consagrar sus cambios en la economía. Las fuerzas armadas, el Tribunal Supremo de Justicia respaldan este proceso.
Hay un nuevo fiscal general que investiga los asesinatos ocurridos durante los intentos opositores de derribar el gobierno y que la anterior encargada se negó a investigar y contener.
Los que pierden son las oligarquías internas y externas pese a su frenético respaldo político y mediático a un golpe. La OEA fracasada tuvo que terminar en un grupo escindido reunido en Lima exigiendo que Venezuela revirtiera la Asamblea Nacional Constituyente, los partidos de la oposición se dividieron y algunos han decidido participar en los comicios regionales en octubre sometiéndose al Consejo Nacional Electoral, un pequeño acto subversivo en un cuartel militar concluyó con civiles presos o prófugos, la anunciada explosión social de sectores populares no se produjo.
En lo internacional junto al amenazante Washington está la Unión Europea que no reconoce a la Asamblea Constituyente y advierte de medidas contra Venezuela.
Por la cooperación al chavismo en cambio están China, Rusia, Irán, Siria, los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), los gobiernos progresistas de Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Cuba socialista. En Brasil están con Maduro Lula da Silva y Dilma Rousseff.
El llamado explícito a una guerra en Venezuela lo hizo el presidente estadounidense, que dijo no descarta una “opción militar”. «Tenemos tropas en todo el mundo, en lugares que están muy lejos. Venezuela no está muy lejos”. El Pentágono declaró estar «preparado para ayudar al Gobierno para proteger nuestros intereses nacionales» y atender la petición de Trump si la hiciera. El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) aseguró que Venezuela puede llegar a convertirse en un «riesgo» para la seguridad de Estados Unidos. «Los cubanos están allí, los rusos están allí, los iraníes y Hizbulah están allí.”
Los gobiernos subalternos de la región dicen no aprobar una intervención de ese tipo lo que no corresponde a la historia de violencia y sumisión de los oligarcas sureños. En el presente ninguno ha desaprobado las destrucciones de Iraq, Afganistán, Siria, Libia, Yemen…
El actual senador y expresidente de Colombia Álvaro Uribe instó a las Fuerzas Armadas de Venezuela a rebelarse contra el Gobierno de Nicolás Maduro y derrocarlo. El presidente Juan Manuel Santos insta a “seguir presionando, cada vez con más fuerza” por un restablecimiento de la democracia “ojalá pacífico”.
En la oposición venezolana la llamada Mesa de la Unidad Demócrata (MUD) rehusó cualquier amenaza por parte de “potencias extranjeras” en los asuntos internos del país suramericano sin ninguna referencia a la “opción militar” de Trump sobre su propio país. El parlamentario opositor Julio Borges y centenares de civiles mostraron su apoyo al grupo que intentó tomarse el fuerte Paramacay, en el estado de Carabobo.
La BBC hizo una entrevista al exalcalde de Chacao, Ramón Muchacho, que huyó a Estados Unidos. (*) Sus palabras muestran que la salida política es solo un discurso falso de la derecha occidental:
«Cualquier acción que pueda traer democracia y libertad a Venezuela va a ser mejor que seguir en esta agonía».
“En Venezuela hoy no hay posibilidad de un cambio por las vías democráticas, pero tampoco hay posibilidad de un golpe de Estado.”
“La oposición generalmente no está armada”.
“Nosotros por la fuerza no vamos a cambiar al gobierno. El problema está en crear en la gente la expectativa de que a través de esa violencia podremos derribar al gobierno. Eso no debemos volverlo a plantear.”
“Lo peor que le podría pasar a Venezuela es que Nicolás Maduro se pueda perpetuar en el poder… Lo segundo peor es una intervención militar, sea unilateral o sea multilateral. Ese es un tema que no estaríamos hablando si nadie más y nadie menos que el presidente de Estados Unidos dijo hace unos días que no descartaba una acción militar y yo creo que nosotros tenemos que tomarnos eso con mucha seriedad, porque eso es violencia, muertos, sangre. Pero si Venezuela y la comunidad internacional no logran una salida al problema, podemos terminar en la intervención militar o la dictadura de Maduro. Y los dos son terribles.”
“Pienso que antes de pensar en una intervención militar, debería pensar en un embargo petrolero que es menos costoso en términos de vidas. Porque si te saltas las sanciones económicas y un embargo petrolero para una intervención militar, estamos empezando por el final, el peor escenario posible.”
“Aquí no hay soluciones óptimas… Se trata de elegir el mal menor, la que resulte en menor sufrimiento, por eso la que menos nos gusta es la intervención militar porque es la que va a ocasionar más sufrimiento.”
“… los venezolanos solos no podemos cambiar al gobierno de Maduro.”
“Si al final en Venezuela se produce una intervención militar quedará en la conciencia de líderes latinoamericanos y del mundo democrático la pregunta y la duda de si hubieran podido hacer algo para evitarlo. Es posible que eso termine ocurriendo. No sería inédito. En todo caso, yo espero que no ocurra. Lo otro es que demos el caso de Venezuela por perdido y digamos: Venezuela es la nueva Cuba. Es decir, nosotros estamos como Cuba en los años 60 y 70. El caso de Venezuela lo asumimos como un caso regional, que no es solo de los venezolanos, sino de toda la región o a va ser un cáncer que va a seguir creciendo y con peligro de expandirse. El peligro de que este cáncer que se llama castro-comunismo se expanda por la región está ahí. En México hay peligro de que eso ocurra. El comunismo es devastador, acabó con media Europa en su momento. Pero su variante más peligrosa es el castro-comunismo, es la cepa más dura de esa enfermedad. Los cubanos no pudieron desmontarlo, en Venezuela no vamos a poder desmontarlo sin la ayuda de fuera.”
Un indicio de que la intervención armada se conversa en los gobiernos lo da un cambio en la política hacia Venezuela de la presidenta de Chile. Ella se reunió con el vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence. Después de esa conversación la presidenta, que había certificado más de siete millones de votos para la oposición en una consulta sin registros electorales, que cuestionó la destitución de la exfiscal general acusada de amparar la violencia y ser parte de una máquina de extorsiones, y que fue parte de la resolución de Lima de los 17, hizo un giro que los medios intencionadamente no comentaron. Al lado de Pence en el palacio de gobierno de Chile Bachelet dijo a Estados Unidos: «Chile no apoyará golpes de Estado ni intervenciones militares en Venezuela». «En el caso de las sanciones, apoyaremos las que sean adoptadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas».
No las de Washington. Ninguna por el veto seguro de Rusia y China.
Más aún, como Pence le solicitó romper relaciones con Corea del Norte su canciller sostuvo que Chile «no tiene contemplado» cortar el vínculo con Pyongyang. «Cada país es soberano de tomar las decisiones que estima conveniente», añadió.
Bachelet dijo que Chile no apoyará… No puede impedir lo que hagan otros. Se ignora lo que le dijo Pence, pero sí se sabe lo de Trump, Santos, Muchacho…
Washington tiene demasiados y graves problemas, internos, Corea, Rusia, China, Oriente Próximo, es probable que no intervenga. Lo necesario es tomar nota de qué son los derechistas regionales y occidentales.
Por un Movimiento para una nueva civilización solidaria de socialismo sustentable.
No progresismo de izquierda.
Referencia
(*) http://www.elmostrador.cl/noticias/mundo/2017/08/19/ramon-muchacho-exalcalde-opositor-de-chacao-cualquier-accion-que-pueda-traer-democracia-y-libertad-a-venezuela-va-a-ser-mejor-que-seguir-en-esta-agonia/
Contacto romulo.pardo@gmail.com