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Francia – Renuncia Primer Ministro Sebastien Lecornou a solo tres semanas de asumir

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Gauche Révolutionaire

Crisis política de la burguesía, Macron y su poder son más frágiles que nunca

En tres años desde las elecciones presidenciales de 2022, han habido 5 primeros ministros, Borne, Attal, Barnier, Bayrou, y luego Lecornou. Entre ellos 3 no alcanzaron a cumplir un año. Cada gobierno es percibido como más ilegitimo que el anterior. Se puede añadir a esto las 23 utilizaciones del artículo 49.3 para pasar leyes a la fuerza, la disolución de la Asamblea Nacional por Macron, la Censura de Barnier en diciembre de 2024 y Bayrou que perdió el voto de confianza que el mismo convocó en la Asamblea Nacional. Nunca visto en la historia de la V República. 

Esta crisis política es gigantesca y el poder de Macron se revela como es en realidad: Muy Frágil.

¿A quien representa Macron?

Sucesivamente, la derecha (LR, ex UMP) y el PS, sirvientes históricos de la clase capitalista en Francia, lideraron los ataques en su nombre. Se quemaron a si mismo ante los ojos de un gran número de trabajadores y jóvenes, abriendo una crisis en la representación política de la burguesía.

Ante esta crisispolítica, la burguesía no tuvo más remedio que acudir a una figura política autoritaria e inflexible que se presentara como un salvador, por encima de los partidos. La clase dominante desenterró a Macron, el «Mozart de las finanzas», un aventurero político, sin vínculos y sobretodo sin base social, para seguir implementando sus políticas.

Afirmaba situarse por encima de las clases sociales, para dar la impresión que ayudaría tanto a la población como a los capitalistas. El lema de Macron en 2017, «Ni derecha ni izquierda», fue la demostración más clara de esto. Sus noticias falsas que se propagaban por goteo, argumentaban que cuanto más ricos se hacían los ricos más se beneficiaba la población.

En realidad, el mandato de Macron es llevar al máximo la contrarrevolución social que los gobiernos de derecha y del partido socialista llevan librando en los últimos 30 años. Todos los ataques tienen el mismo objetivo: eliminar todo lo que es colectivo, público y solidario, para convertirlos en mercado donde todo se compra y se vende, para queun pequeño grupo de capitalistas pueda atiborrarse de beneficios.

¿Crisis Institucional o crisis del capitalismo?

A menudo oímos que Macron es un «dictador» que dió un «golpe de Estado» al no aplicar la regla de nombrar un primer ministro de la fuerza ganadora de las elecciones legislativas. Sin embargo, cuando Macron toma esta decisión, tres veces, al nombrar a Bernier, Bayrou y ahora a Lecornou, no está violando la Constitución  de la Quinra República. Al contrario le permite hacerlo. La Quinta República es antidemocrática y bonapartista por naturaleza.

De hecho,  la crisis esta revelando el verdadera rostro de la «democracia burguesa». De hecho, no es en absoluto democratica y tergiversa las «costumbres» y las reglas a su antojo, sopesando la relación beneficio / riesgo, con el único objeto de preservar las ganancias capitalistas.

Su verdadero problema, es que su propio sistema, el capitalismo, se encuentra en una profunda crisis económica. La economía global muestra un lento «crecimiento». Para obtener ganancias los capitalistas, deben intensificar sus ataques para explotarnos aún más. También necesitan monopolizar los mercados, y por eso están destruyendo todos los servicios públicos y privatizándolos. Y esa es también la razón por la que las tensiones internacionales son tan altas: es la lucha por los mercados.

Así que no, no es la «ley» de la oferta y la demanda la que hace que todo aumente, que tengamos que pagar por cosas que deberían ser gratis, y que al mismo tiempo nuestros salarios bajen. ¡Es la dictadura de la ganancia capitalista!

Revolución y Contrarrevolución

La crisis actual es grave, pero no es la primera en la historia. Como marxistas, analizamos estos fenómenos porque nos permite establecer perspectivas, comprender hacia donde nos dirigimos y que podemos hacer. El metodo marxista nos permite establecer que existen leyes generales en el capitalismo.

Marx analizó con presición el desarrollo de la lucha de clases en Francia. Demostró que, ante cada revolución (en particular, 1789 y 1848) la burguesía recurrió a una figura autoritaria para destruir las conquistas que las masas revolucionarias en lucha habían obtenido y que eran contrarias a sus intereses (Napoleon Bonaparte y Napoleón III): «En realidad esta era la única forma de gobierno posible, en un momento en que la burguesía ya había perdido y la clase obrera aún no había adquirido la capacidad de gobernar la nación» (Karl Marx, La guerra civil en Francia, 1871). Siempre ha existido un vinculo entre el poder bonapartista  autoritario y reaccionario, la contrarrevolución y el potencial revolucionario de los trabajadores y la juventud. 

Al actuar como lo hace, Macron exacerba las contradicciones de clase en la sociedd incluso más que los políticos burgueses tradicionales, atacando en todas partes y en todo momento. Esto es lo que él llama «desestabilización». Así, la naturaleza bonapartista del poder de Macron nos permite medir la magnitud de la crisis «en la cima», es decir, en la clase dominante. Lenin analizó que esta es la primera de tres condiciones para caracterizar una situación como revolucionaria. La segunda son los incesantes ataques contra la mayoria de la población que degradan violentamente las condiciones de vida de las clases oprimidas. La tercera es la centuación de la actividad política de las masas impulsadas a la actividad independiente.

El movimiento que comenzó el 10 de septiembre demuestra, una vez más, que un sector de la clase obrera y la juventud quiere enfrentarse al poder de Macron. Pero la burguesía aún puede contar con que la clase obrera esta insuficientemente organizada politicamente: no tenemos un partido obrero de masas con un programa socialista. Si la lucha crece y se convierte en un movimiento de masas decidido, un amplio sector de la clase trabajadora y la juventud concluíra que es necesaria una expresión política masiva de la clase. Volver a poner el socialismo en la agenda es necesario para  poner fin al regimen bonapatista de Macron, y por eso luchamos.

Un final precipitado del mandato de los cinco años de Macron, vinculado a un movimiento de masas, plantearía la cuestión del poder y de un gobierno de los trabajadres. Pero esta no es una demanda que se defienda actualmente a gran escala. Este es el papel de un partido revolucionario como la Gauche Revolutionnaire (Izquierda Revolucionaria): defender un programa que permita materializar el potencial de una situación prerrevolucionaria, brindando a los trabajadores y jóvenes los medios políticos para eliminar los obstáculos y desbancar a Macron y su poder capitalista, y construir una sociedad socialista donde los trabajadores y jóvenes controlen la economía y el poder.

Artículo publicado en Égálite n°230, por YB 

 

 

 

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