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LA CAIDA DEL FASCISMO  

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Por Gustavo Espinoza M.

www.nuestrabandera.pe / Domingo 4 de mayo 2025

Hace 80 años. El 4 de mayo de 1945, la situación estaba completamente definida. El fascismo, que había soñado doblegar al mundo y someterlo por mil años, yacía derribado mientras un nuevo canto de esperanza se abría paso señalando el inicio de una época distinta.

El telón de fondo, sin embargo, era trágico: ciudades destruidas, aldeas arrasadas, ejércitos quebrados, calles y avenidas bombardeadas; y millones de personas atenazadas entre el crimen, la desorientación y el caos. Y es que, finalmentela vida marcaba la caída de un régimen de horror que había envilecido a una buena parte del planeta,

Mussolini había sido colgado en la Piazola Loreta, de Milán, desde las primeras horas del 29 de abril. Italia entera, desde el día 25, entonaba vibrante las notas del “bella Ciao…” la vieja canción de las luchas pasadas, convertida en una suerte de himno de la guerrilla victoriosa. Y es que Milán y Florencia -los últimos reductos del fascismo- habían sido abatidos, y Roma, con un nuevo régimen, se aprestaba a consolidar un mejor horizonte.

En verdad, Italia estaba derrotada desde mucho antes. La “Campaña Africana” -iniciada en 1936 con la guerra de Abisinia- había concluido en un estrepitoso fracaso. Y sólo la presencia de los ejércitos germanos liderados por el Mariscal Rommel, había permitido a los jerarcas fascistas salir con vida del infierno que habían desatado.. En 1943 las tropas norteamericanas ocupaban Sicilia y se aprestaban a desembarcar en tierra continental europea para apuntalar una ofensiva sobre Berlín.

En julio del 43 el Gran Consejo Fascista le daba una estocada segura al Duce, y marcaba el fin de su dominio. Lo ocurrido después -“La República del Saló- fue sólo una parodia, preludio del  ominoso fin de Mussolini y sus cómplices.

En Alemania las cosas marcharon en un mismo sentido.  El 6 de junio del 44, el desembarco de Normandía marcó el inicio de la intervención de “los aliados” en la guerra europea. Fue ese, de alguna manera, el preludio del atentado del 20 de julio del 44 cuando una poderosa carga explosiva estalló en el Cuartel General del Fuhrer en   Rasenburg. La “Ofensiva de las Ardenas”, puesta en marcha por el mando hitleriano a mediados de diciembre de ese año, estuvo muy lejos de cumplir sus objetivos y marco simplemente el símbolo de la derrota en la parte occidental del continente.

Pero la batalla principal estuvo marcada por lo que se denominaba en ese entonces “el Frente Oriental” de la guerra. En junio del 41 el ejército germano logró abatir a la heroica defensa de Brets, el primer puesto fronterizo soviético y luego desplazarse por territorio ruso hasta ubicarse a 30 kilómetros de la Plaza Roja, amagando peligrosamente Moscú; cercar Leningrado en un operativo genocida que se extendería hasta noviembre del 44; y  plantar batalla en Stalingrado; diseñando el escenario principal de una guerra que costaría 25 millones de muertos al pueblo soviético.

Nunca la humanidad alcanzará a agradecer a la URSS lo que hizo en estos años de la guerra. El heroísmo del pueblo soviético, luce incomparable; y su capacidad de lucha, no tiene parangón en la historia. El papel conductor de su Partido, y el rol principal jugado por su liderazgo en manos de Stalin, forma ya parte de la historia, aquella que ni el odio ni la mezquindad, podrá borrar.

El Ejército Rojo libró epopéyicas batallas en su propio suelo, como la de Stalingrado, concluida en febrero de 1943, o como el Arco de Kurts, en julio y agosto del mismo año, en el Donbás, en Jarkov,  Crimea, Odesa y otras localidades de Ucrania, hasta liberar todo el territorio soviético e iniciar la marcha sobre Berlín para aniquilar al enemigo en su propia guarida.

En esa ruta, las tropas soviéticas liberaron varios países de Europa del Este: Polonia, Checoeslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Albana e incluso Austria. Y participaron en la lucha del pueblo Yugoeslavo liderada por el Mariscal Tito con similares propósitos. Y en enero del 45 afirmaron su ingreso victorioso a territorio alemán, batiendo a las tropas nazis en su propio suelo.

Pero no sólo combatieron en Europa. También fue notable su solidaridad con la causa de los pueblos asiáticos, Corea, Laos, Vietnam y Camboya, además de China, conocieron de la ayuda moral y material del pueblo soviético y de sus asistencia militar y política constante.

Occidente, que hoy busca capitalizar la victoria de aquellos años, no tuvo un rol, protagónico. En principio fue importante su presencia en Sicilia primero, y el sur de Italia después, entre 1942 y 1943; pero fue tardío su desembarco en Normandía, registrado sólo el 6 de junio del 44, que ayudó sin embargo a la liberación de Francia, en agosto de ese año y neutralizó a tiempo la Operación de las Ardenas, en la región belga. 

En todo caso, las innecesarias bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, en agosto del 45 y una vez concluida la guerra, pusieron un sello de crimen inexcusable que nadie debiera olvidar.    

La victoria de la URSS no fue sólo el triunfo militar de un país grande y poderoso, Fue la victoria de una concepción humana: el socialismo, y la afirmación de una fuerza internacional en ascenso: el proletariado.

La Patria Socialista, surgida en 1917, que venció la agresión de 14 Naciones entre 1918 y 1921, que se sobrepuso a una cruenta guerra civil, y que fue acosada y atacada constantemente por Occidente; afirmó un derrotero que sigue siendo bandera de los pueblos en todos los continentes.  

Por lo demás, esta abrió la perspectiva para la construcción de un mundo nuevo en el que fueron encarados y resueltos los problemas fundamentales de los pueblos. Hoy, incluso los adversarios del Socialismo no se atreven a negar que  bajo ese sistema, fue posible forjar un país que en pocos años se convirtió en una gran potencia mundial. Con ese mismo pabellón, asoma China hoy.

La URSS incluso llegó a superar a los Estados Unidos en diversas áreas, como la cosmonáutica, el dominio espacial y hasta en la carrera armamentista. Pero, sobre todo, acumuló fuerzas y recursos para batir al colonialismo, apoyar la lucha nacional liberadora en los países de Asia, África y América; ayudó decisivamente a Cuba Socialista, al Vietnam heroico y al Chile antifascista.

Pero todos los países que en uno u otro momento de la historia, se trazaron objetivos de progreso y desarrollo -incluido el nuestro- tuvieron cerca su mano solidaria.

En los años de la II Guerra, la URSS llevó el peso principal. Hoy el Socialismo, refleja el mundo del futuro

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