Lynda McEwan, Partido Socialista de Escocia (CIT)
¡Feliz Año Nuevo de parte de las compañías energéticas! Los hogares del Reino Unido sentirán el calor, o la falta de él, a medida que sus facturas aumenten una vez más en 2025.
La familia media pagará 21 libras más que sus facturas actuales de gas y electricidad. El Gobierno laborista y el del Partido Nacional Escocés (SNP) han quitado sin contemplaciones el pago del combustible de invierno a cientos de miles de jubilados, que se verán obligados a elegir entre calefacción o comida este invierno.
La gente se está ahogando en una avalancha de deudas y no paga con regularidad sus domiciliaciones bancarias. La tasa de impagos fue del 2,16 % en septiembre de 2024, frente al 1,73 % del año anterior. El 41 % utiliza menos combustible y el 38 % gasta menos en la compra de alimentos y productos básicos. Esto no es sostenible.
Necesitaríamos una campaña comunitaria masiva para evitar que a la gente se le corte el suministro o se le obligue a utilizar medidores de prepago.
Los sindicatos deberían ocuparse de esto y ayudar a coordinar cualquier acción de este tipo. El gobierno escocés del SNP también podría legislar contra estas acciones de las compañías eléctricas.
Los analistas predicen que los precios caerán ligeramente entre abril y octubre (¡qué equivocados estaban!), pero afirman que los altos precios internos probablemente serán la “nueva normalidad”. No podemos ni debemos aceptar esto.
Los precios mayoristas del gas y del petróleo están cayendo, pero los precios al consumidor han subido y con ellos las ganancias de los capitalistas.
British Gas, que opera como Scottish Gas en Escocia, reportó ganancias de £751 millones a fines de diciembre, un enorme aumento de diez veces desde 2022.
Propiedad pública
Sharon Graham, secretaria general del sindicato Unite, ha pedido que las empresas energéticas sean de propiedad pública, lo que supone un paso en la dirección correcta. El Partido Socialista de Escocia lleva reclamando esta medida desde antes de que comenzara la crisis energética y del coste de la vida.
Sin embargo, pedimos la nacionalización socialista de todo el sector energético y químico. Esto implicaría que todas las empresas energéticas pasaran a estar bajo control y gestión democrática de los trabajadores y que los beneficios se utilizaran para mantener bajas las facturas de la energía y para invertir en energías renovables.
El gobierno escocés del SNP ha dicho que mitigará el recorte a la asignación de combustible de invierno, pero no lo hará hasta 2026. ¿Por qué no hacerlo ahora?
Costaría 160 millones de libras, lo que no es nada en comparación con la posibilidad de que los jubilados mueran en la pobreza. Incluso se niegan a crear una empresa pública de energía.
La promesa del Partido Laborista de una Gran Bretaña energéticamente estatal no se ha materializado hasta ahora y, aun así, ésta sería simplemente otra empresa que competiría con el sector privado.
La única manera de garantizar que la clase trabajadora no cargue con el peso de los abyectos fracasos del capitalismo es mediante la transformación socialista de la sociedad.
La energía, como la alimentación y la vivienda, es un derecho humano básico que las personas no deberían tener que preocuparse por poder costear.
