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Perú – FALACIAS POLÍTICAS

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Escribe: Milciades Ruiz

Estamos transitando el cuarto de siglo del XXI, sin haber podido alcanzar nuestros ideales de justicia social. Algo hemos avanzado, pero nuestra capacidad de lucha sigue siendo precaria frente al poder abrumador de la dominación vigente. Es preciso entonces, mejorar nuestra combatividad política, hasta alcanzar el nivel requerido para obtener los logros sociales que aspiramos. Veamos.

Opinión | La crisis política en Perú era inevitable - The Washington PostPara ser certeros en el combate social, tenemos que partir de un diagnóstico real y desapasionado. Luchar a la ciega, es una fatalidad. Nosotros y nuestros adversarios tenemos ventajas y desventajas, virtudes y defecciones, puntos fuertes y debilidades, etc. Del manejo de estos aspectos, depende la eficacia de nuestra lucha. Son las condiciones de lucha las que determinan las victorias y derrotas.

Es de suponer que los movimientos políticos vienen haciendo un balance de su accionar en el 2024 y, evalúan la certeza de sus planes, programas y métodos de trabajo. Se suele culpar de todo a la derecha, sin considerar que nosotros también somos culpables por inacción. Si dejamos pasar los abusos de nuestros dominadores y no reaccionamos apropiadamente para hacerlos retroceder, es que somos permisivos. Con insultos no se vence al enemigo.

Se despotrica contra el Parlamento por lo que hacen sus integrantes. Pero, este órgano de gobierno nacional, es una entidad que puede estar compuesta por buenas o, malas personas, según el procedimiento electivo. Si la comida te sale mal, la culpa no es de la olla. Si la preparación es incorrecta, la comida saldrá horrible y si no se cambia el procedimiento seguirá dando malos resultados.

Repudiamos a los congresistas circunstanciales, pero ellos no se eligieron a sí mismos. ¿Quiénes los eligieron? Y ¿Quiénes eligieron la plancha presidencial de la que proviene la actual mandataria? ¿Fue la derecha la que la eligió? Los gobernantes que tenemos son producto de las reglas impuestas por el sistema político que, aceptamos sin reclamar justicia. Mientras no se cambie esas reglas, seguiremos en las mismas.

No luchamos por el cambio de modelo. Simplemente nos adaptamos a lo que manda la dominación. “No necesitamos de América Latina. Son ellos los que necesitan de nosotros” ha dicho el gobernante del imperio dominante. Es la mentalidad prepotente de los dominadores para quienes los esclavos necesitan del esclavista, los pobres necesitan de los ricos, los dominados necesitan de los dominadores y no al contrario.

Esta misma mentalidad impera entre nosotros. No nos rebelamos contra las imposiciones abusivas. Simplemente, nos adaptamos a lo que manda el sistema y no luchamos por cambiar dichas reglas antidemocráticas. Quizá porque se piense que, los explotados necesitamos de nuestros explotadores, que el pueblo necesita el castigo de sus depredadores, la mayoría necesita ser gobernada por la minorá, la justicia necesita injusticia, etc.

Entonces, Lima, cuya vecindad está compuesta en un 90% por ciudadanos de extracción indígena, afroperuana y cholos, tiene un alcalde adverso. ¿Será porque así, lo necesita la ciudadanía? ¿A quién culpar de esta contrariedad? La supuesta “Democracia representativa” no es tal, pero aceptamos lo inaceptable, al permitir una falacia legal, sin oponernos. Lo ilegal, se consolida como normal y pasa por bien, lo que en verdad es un mal.

Renegamos que, los actuales congresistas aprueben normas inmorales que buscan la inmunidad delictiva sobre crimen organizado y, corrupción, eliminando la colaboración eficaz de los investigados. Es que, más del 50% de los 130 miembros del Congreso son investigados penalmente por corrupción y otros delitos. Pero esta es, la clase de gente que llega al congreso, cumpliendo legítimamente las normas establecidas. Actúan así porque están facultados legalmente y hacen uso de esa potestad.

Se precisa pues, cambiar la normatividad parlamentaria para evitar las mafias gubernamentales que suplantan representatividad. Pero, solo renegamos sin ir más allá. De nada sirve, vociferar ¡Que se vayan todos!, si no se cambian las reglas del sistema que son causa de los males. Vendrán otros de la misma condición. No son las personas particulares, el objeto de nuestra lucha. La lucha, es contra el sistema que, causa los males gubernamentales.

Se olvida el procedimiento fraudulento con el que la actual presidenta, llegó al poder cumpliendo el régimen electoral desde la izquierda. Rebuscan motivos para acabar con ella. Pero, si ella ejerce el cargo sin ser representativa de ningún sector social, ni tiene partido político que la respalde, ¿Cómo es que, una persona en esta condición maneja el poder ejecutivo? Es porque, no está prohibido legalmente.

Ella actúa conforme al “Estado de derecho”. Pero nadie pide cambiar la normatividad. Solo buscan cambiar a ella. No hay un solo día que no le lancen insultos de toda índole, ocultando que otros jefes de estado han hecho igual o, peor y, han sido reelegidos, hasta encumbrados. Hay mucho de misoginia en esto, pero sea como fuere, pasará a la historia por ser la primera mujer que ejerce la presidencia del país. Es provinciana, serrana, chola y de habla quechua. Pero como no es “pituca”, no la soportan muchos.

Se a lo que me expongo por pensar de manera diferente. Pero volviendo al punto, creo que ni la “unidad” de los débiles nos puede fortalecer. La fortaleza está en el clamor popular. No confundir la unidad de las cúpulas con la unidad de las fuerzas populares. La unidad de arriba para abajo, no es igual que la unidad de abajo para arriba. La estrategia debería ser construir la unidad popular desde abajo.

Un punto determinante es, fortalecer el movimiento político sobre la base de la representatividad. Hay que procurar que las dirigencias accedan a los cargos por su representatividad, como requisito indispensable. Dar acceso a los luchadores gremiales representativos, evitará el oportunismo de muchos que solo buscan candidaturas. “No lo hacen por amor al chancho, si no a los chicharrones”. La honestidad y trayectoria de lucha es fundamental.

La autocrítica, no siempre es verdadera. Justificar lo injustificable es muy común entre nuestras filas. Los candidatos con malos antecedentes deberían ser descartados. Limpiar nuestras filas de los malos elementos, es crucial para prosperar. Salvo mejor parecer.

28 enero/ 2025

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