Arturo Alejandro Muñoz
Donald Trump ha ganado la elección presidencial en Estados Unidos de Norteamérica. El triunfo ha sido categórico, casi una paliza. La Casa Blanca y el Senado ya le pertenecen, y la Cámara de Representantes está a un tris de formar parte de sus nuevas “propiedades”, al igual que la Suprema Corte. Ha obtenido, para decirlo claramente, un poder absoluto. ¿Lo administrará en beneficio de la paz y la democracia, o el mundo debe temblar?
Durante su campaña aseguró a viva voz “terminaré la guerra”; ¿se refería a cuál guerra? Seguramente a la de Rusia-Ucrania, cuestión que sí debe tener con algo de pavor a Zelensky y a sus colaboradores pro nazis que han estado recibiendo aportes militares y económicos estadounidenses durante el gobierno demócrata de Joe Biden.
¿Un gobierno en manos de Kamala Harris era más esperanzador porque se trataría de la administración de los Demócratas?
Cuidado con las opiniones al voleo. Los Demócratas como Obama y Biden también invadieron, bombardearon y magrearon países en procura no y de la paz y la libertad, sino, principalmente, del petróleo y de territorio cercanos a su archi enemigo eterno: Rusia.
Que Donald Trump es un ultra millonario sátrapa y soberbio, no es novedad que pueda sorprendernos a estas alturas. Que con él en la Casa Blanca peligrará la Visa Waiver, es un hecho (¿tan relevante para el desarrollo chileno resulta esa Visa?), y que en gran medida habrá severas restricciones para las nuevas oleadas de migrantes, así como persecuciones y deportaciones de migrantes con estadías ilegales, también es otro hecho.
Trump es un político peligroso, violento y de reacciones inesperadas, por ello no gusta a muchos (yo entre ellos), pero los Demócratas tampoco son ni han sido blancas palomas.
El destacado economista y escritor chileno Luis Casado, desde París, nos ilumina al respecto.
Escribe Casado: <<la hipocresía de los Demócratas (de USA) es atroz; ellos son los demiurgos de Gaza, Líbano, Ucrania y las otras guerras en curso. El que dejó caer las bombas atómicas sobre Nagasaky e Hiroshima fue un Demócrata. El que atentó contra la vida de DeGaulle fue un Demócrata. Los Republicanos son otros gigantescos hijos de la gran chingada. Nosotros tendremos que luchar contra el Imperio, sea quien sea el sátrapa o la sátrapa que lo gobierne>>.
No tengo más que agregar. Hago mías las palabras de Luis Casado. Tratándose de Estados Unidos y de sus gobiernos, la alternativa se mueve siempre entre la peste y el cólera.