Socialdemócratas tergiversan su trayectoria y pensamiento
Allende ¿demócrata liberal o revolucionario?
El último mensaje al Congreso Nacional el
21 de mayo de 1973, es el principal texto
que indica el alcance del proyecto político
revolucionario por el que luchó toda su vida
y por el cual murió sin arrepentirse, ni dejar
duda alguna sobre su vigencia histórica.
Como parte de un análisis pendiente, así como de una discusión inacabada, lo que se conoce como legado de Allende tiene mucho de nostalgia y también de opinión algo cargada de emociones debido a la forma en cómo encaró el día más complejo de la izquierda chilena. La división de sus compañeros de lucha en distintas tendencias en los años posteriores al golpe no permiten una reflexión madura, y seria, sino que obedece a intereses grupales.
No obstante, quienes adhieren a la democracia liberal siempre señalan que el respeto de Allende por las libertades democrático burguesas, lo hicieron sobre todo un ―demócrata.
Ello significaría que en su pensar jamás estuvo por cambiarla, lo que no es cierto, por dos cuestiones muy especificas. Una de ellas fue su más estricta adhesión al programa de la Unidad Popular, el que señalaba: ―A través de un proceso de democratización en todos los niveles y de una
movilización organizada de las masas se construirá desde la base la nueva estructura del poder.
―Una nueva Constitución Política institucionalizará la incorporación masiva del pueblo al poder estatal.
Se creará una organización única del Estado estructurada a nivel nacional, regional y local que tendrá a la Asamblea del Pueblo como órgano superior de poder ―. En concreto, era extender la democracia representativa a una democracia directa. y lo dijo explícitamente en el mensaje del 21 de mayo de 1973:
―La participación directa del pueblo en el poder de decisión debe manifestarse, de modo prevalente, en sus propios lugares de residencia donde la persona desarrolla la mayor parte de sus actividades como ser social miembro de un grupo. La democracia es tanto más auténtica cuanto más inmediato es su directo ejercicio. Por eso se impone una reconsideración profunda del régimen comunal‖. Esa era la base del nuevo
Estado, el que debía transformarse en un proceso. Señalaba en la misma ocasión: ―Cuando el poder de decisión conquistado por los trabajadores es ya una realidad que promete un firme desarrollo, el aparato del Estado, en cuanto totalidad global, aparece cerrado y refractario a reconocerlo y organizarlo‖… ―Hoy reitero una vez más que no vemos el camino de la revolución chilena en la quiebra violenta del aparato estatal. Pero la legislación vigente constituye un confuso e inarmónico sistema de normas, que carece de las condiciones necesarias para adaptarse a las nuevas circunstancias.
Si alguien tiene dudas, continúa en el mensaje: ―De ahí que concibamos, junto a las instituciones comunitarias y sindicales actualmente
existentes, la creación de un nuevo centro de organización, los Comandos Comunales. Formados por representantes elegidos por las organizaciones comunitarias y de trabajadores, deben ser los exponentes — ante el Municipio de cuyo territorio forman parte—, de sus necesidades y problemas, constituyendo el núcleo de base de la gran pirámide de la planificación, animada por la presencia auténtica y democrática del pueblo‖… ―los Comandos Comunales deben ser organismos capaces de hacer posible el control popular sobre las instituciones administrativas, contribuyendo a combatir el lastre burocrático. ―Allende a 50 años de su elección, discursos fundamentales‖. Edición BCN, octubre 2020.
Ante ello, ¿es posible catalogarlo como un demócrata liberal? Todo ello, al margen de su conducta ejemplar la mañana del 11 de septiembre de 1973 y su decisión de combatir hasta la muerte. Entendió que por la adversa correlación de fuerzas se debía aplazar el combate, pero si este era inevitable había que asumirlo como un revolucionario.