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Perú, Ingreso y bases militares de EEUU

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Mg. José A. Amesty Rivera

Como es costumbre, EEUU siempre ha apoyado militarmente a los/las dictadores/as, y éstos siempre han recurrido a EEUU, buscando apoyo para sus medidas antidemocráticas e inhumanas, por decir algo.

Tal es el caso reciente de Dina Boluarte, «presidenta» de Perú, ante la promovida salida del presidente electo Pedro Castillo. Quien recientemente, según la resolución RL 131757 habilita el ingreso de un total 1.172 militares, divididos entre la Fuerza Aérea (USAF), la Fuerza Espacial (USSF) y las Fuerzas Especiales de Estados Unidos coordinadas por el Comando Sur, durante un período de 90 días que tiene como fecha de finalización el 29 de agosto de 2023.

El ingreso de militares de EEUU es para desarrollar el Ejercicio Militar Internacional «Resolute Sentinel 2023«. Cuyo objetivo es brindar capacitación en las áreas de combate y respuesta a desastres a los efectivos peruanos.

Y es que, en el caso de Perú, haremos un breve recuento histórico del ingreso de personal militar de EEUU a la nación andina.

Por ejemplo, según Pablo Ruiz, en su artículo Bases y presencia militar de EEUU en Perú, «entre 1946 y 2004, se entrenaron 4559 militares peruanos en la SOA/WHINSEC. En el año 2019, 84 militares peruanos; en el 2020, 136; y el 2021, 10 militares más recibieron entrenamiento en WHINSEC. Los datos del 2022 y 2023 todavía no han sido revelados».

La SOA/WHINSEC, el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (SOA/WHINSEC), hoy llamada la Escuela de las Américas, ubicado en Fort Benning, Georgia, Estados Unidos, se ha hecho famoso por capacitar a torturadores y dictadores; los que han realizado masacres en todo el hemisferio occidental, entre otras cosas.

  • En 2015, por ejemplo, las Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos dieron entrenamiento en técnicas de rescate a oficiales y suboficiales de la Dirección Táctica Urbana de la Policía Nacional de Perú (SUAT).
  • En 2017, el ejército peruano participó en los ejercicios militares AmazonLog 17 con Estados Unidos, Colombia, y Brasil, entre otros. Las maniobras se realizaron en el mes de noviembre de ese año en Tabatinga, en la triple frontera.
  • En el 2021, en la Resolución Legislativa N° 31102, el Congreso autorizó el ingreso de tropas estadounidenses a territorio peruano, desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2021. En el anexo de la resolución se indica que el objetivo es recibir “entrenamiento”, en Lima, Callao, Ayacucho, Iquitos, entre otros lugares, para el Comando de Inteligencia y Operaciones Especiales Conjunta (CIOEC), la Fuerza Especial Conjunta (FEC) y la Dirección Antidrogas (DIRANDRO) de la Policía Nacional de Perú.

El mismo año, una delegación de oficiales peruanos realizó una visita a las instalaciones de la Brigada Táctica del Ejército de Estados Unidos en la Base Militar Conjunta de San Antonio en el Estado de Texas, y al Centro de Entrenamiento del Ejército de Estados Unidos en el Estado de California, según información de Infodefensa.

  • En 2022, el Congreso aprobó, en la Resolución Legislativa 2732, dos Ejercicios Combinados Conjuntos (JCET) de Estados Unidos con el personal de las Fuerzas de Operaciones Especiales de la Marina de Guerra del Perú, para agosto y octubre de 2022, con una duración de 45 días cada ejercicio.

En síntesis, en las últimas décadas ha sido recurrente la presencia de miles de tropas estadounidenses operando en Perú y el entrenamiento que dan a los militares y policías peruanos.

Más aún hoy, cuando la fuerte represión que ha sufrido el pueblo peruano, se explica por la persistencia de las políticas de la Doctrina de la Seguridad Nacional que guían a las Fuerzas de Seguridad de Perú, inoculadas por Estados Unidos.

En ese sentido, el Ejercicio Militar Internacional «Resolute Sentinel 2023, «no solo es entrenamiento de militar a militar, también involucra el entrenamiento a policías, que es la fuerza que está directamente involucrada, con todo lo que es la represión de las protestas».

En cuanto a la presencia de bases militares de EEUU en Perú, las autoridades castrenses peruanas han negado rotundamente la presencia de éstas. No obstante, medios de comunicación peruanos, como lamula.pe, indican que, por un lado, «cada año, al menos en tres ocasiones ingresan tropas militares al territorio peruano. Se justifica que es con fines protocolares de entrenamientos y operaciones combinadas, diurnas y nocturnas, contribuyendo a la interoperabilidad de las Fuerzas Especiales con los sistemas y la doctrina OTAN, entre ellas, el del terrorismo y la defensa ante posibles ataques contra los recursos energéticos».

Y, por otro lado, señalan que, en la actualidad, existen 10 bases militares estadounidenses en todo el territorio peruano instaladas en módulos particulares o en bases militares o de la marina de guerra peruana. Están ubicadas en puertos estratégicos de energía. Entre las bases militares más conocidas tenemos:

  • Palmapampa – VRAEM (El VRAEM, sigla abreviada para el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, es una zona geopolítica en Perú. El VRAEM es un área de alta desnutrición infantil y pobreza). Mazamari – VRAEM. Pichari – VRAEM. Puerto de El Callao. Ancón. Pucalpa. Equitos. Teniente Clavero – Putumayo. Santa Clotilde – Loreto. El Estrecho – Putumayo.

Igualmente, Pablo Ruiz reitera que, «que las fuerzas militares estadounidenses si bien puede ser que no tengan bases propias o exclusivas, como la de Soto Cano o la de Guantánamo, por ejemplo, es evidente que están operando dentro de las bases militares peruanas».

Por otro lado, siempre hemos escuchado el pretexto, en Perú y en otros países de América Latina y otras regiones, de autorizar el ingreso de tropas extranjeras de EEUU, para luchar contra el narcoterrorismo, y en este caso en zonas fronterizas de Perú, como el VRAEM.

También, significativamente, recordemos que, el control militar de la cuenca amazónica, los principales puertos peruanos (Callao, Salaverry, Paita, Chimbote), desde donde se embarca el petróleo, gas y minerales, ha sido demostrativa de un interés particular de EEUU.

Y para colmo de males, por ejemplo, en 2021, los militares estadounidenses ingresaron con armamentos de guerra, y fueron subvencionados por el Estado peruano, y utilizando todo el aparato militar (helicópteros, vehículos, infraestructura, otros, que incluye gastos de combustible y otros) con presupuesto del Estado Peruano.

La doctora Tamara Lajtman, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), sostiene que, «Perú se ha configurado como un eje de contención de procesos de cambio a lo largo del siglo, por eso, esa necesidad de controlar territorialmente y militarmente al país». La especialista consideró que la elección de Perú como sede del Resolute Sentinel 2023 «nunca es casual», dado que «siempre implica una demostración de poder territorial». Pero no todo es asistencia directa a las fuerzas de seguridad.

Así mismo señala, el COER Centro de Operaciones de Emergencia Regional Moquegua, «son instalaciones destinadas al monitoreo de desastres naturales, vienen siendo en los últimos años una de las principales excusas para intervenir, tanto en Perú como en otros países».

«Las instalaciones tienen el apoyo para la construcción del Programa de Asistencia Humanitaria del Comando Sur y, aunque son coordinados formalmente por personal tanto civil como militar peruano, reciben entrenamiento y acceso a tecnología (de sistemas de radares) del Comando Sur», explicó, recordando que este tipo de centros están distribuidos «a lo largo y ancho del territorio» y «abarcan un espectro muy grande del control territorial».

El ejercicio Resolute Sentinel sería parte de la misma lógica. Bajo la ayuda humanitaria se justifica este tipo de ejercicio y se logra «invisibilizar bastante los procesos de adoctrinamiento». Para la experta, la ayuda humanitaria y la colaboración ante desastres facilita que sea menos visible el carácter militar de la asistencia y que parezca una colaboración más económica o para el desarrollo.

Por último, debemos señalar que Pablo Ruiz, advierte sobre el peligro de NAMRU-6, US Naval Medical Research Unit, la Unidad de Investigación Médica Naval de Estados Unidos, la que cuenta con tres instalaciones, en Lima, Iquitos y Puerto Mandonado.

El objetivo de esta “Unidad” es teóricamente realizar vigilancia de «una amplia gama de enfermedades infecciosas de importancia para la salud pública o militar, incluido el dengue, la malaria, enfermedades diarreicas e infecciones de transmisión sexual», pero existe la sospecha también que en sus instalaciones se pudieran producir armas biológicas.

En una entrevista, publicada en la revista El Derecho de Vivir en Paz, el ex-Congresista de Perú, Richard Arce, señaló, tiempo atrás, que solicitaron información a las autoridades peruanas sobre NAMRU-6 pero “la información que nos otorgaron era demasiado genérica y se notaba que había mucho desconocimiento. Y es grave para nuestra soberanía, ves a una base militar, que bajo el paraguas de la labor científica y de estudio de enfermedades tropicales, se está desarrollando en el país sin la transparencia que corresponde».

En fin, en el mundo, EEUU opera otros centros de investigación o laboratorios biológicos, con fines militares lo que debería levantar las alarmas de la OMS.

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