Javier Bertin, Comunicador Audiovisual
Durante meses sostuve que anular no era una opción política correcta, pues no acumulaba fuerzas ni incidía políticamente en la situación nacional. En el último plebiscito -el de nuestra derrota- los nulos no superaron el 0,3 %, nada de valor. Los nulos sí se contabilizan y no se suman a nada. Anular sirve cuando es una acción significativamente masiva, como en el caso que relato:
“Cacareco» era el nombre de una rinoceronte del zoo de Sao Paulo. Durante la campaña electoral para las elecciones municipales de octubre de 1959, comenzó a
divulgarse en la publicidad «boca a boca» que la gente debía votar por Cacareco como voto castigo. En ese momento, las elecciones se efectuaban por cédulas en que los electores debían escribir el nombre de su candidato. Así, Cacareco obtuvo 100 mil votos y fue la candidata que más sacó en la elección.
Entonces, anular depende de la situación concreta que se viva en un país. Ante la creciente campaña por el Anulo, estimo que esta vez sí tendrá un valor político significativo, de rechazo al proceso que se nos ha impuesto y hacer claridad a la ciudadanía que avanzar en las transformaciones que el país necesita no pasa por esta Constitución que se nos impondrá, sino por la organización y lucha popular.
Mi anular no es en contra del gobierno, ni el FA, ni del Partido Comunista, respecto de quienes lamento que no se hayan repuesto de la derrota del 4 de septiembre y hayan bajado casi todas sus banderas en nombre del “realismo”. Escuché una propaganda del PC donde todo era seguridad, seguridad y seguridad, nada de derechos. Claro que el tema de la seguridad es algo que preocupa a la población, pero es un tema puesto por la derecha, se hace campaña en la cancha rayada por la derecha.
Con todo respeto, estimo que el argumento “anular es hacerle el juego a la derecha” es simplista y trillado, no va al fondo del asunto, y el fondo del asunto es como recuperamos hoy la iniciativa popular y la confianza en las propias fuerzas. No es un asunto ético o moral, por bastardo que sea el proceso como para rechazarlo de plano, es un asunto POLÍTICO, con el que no avanzamos si difundimos la ilusión que “algo” se puede cambiar votando por la izquierda. El voto nulo no está dirigido a quienes sustentan el sistema (derecha y gobierno) no los vamos a convencer, sino que está dirigido al propio pueblo, para marcar un camino de lucha propia y autónoma de las organizaciones populares. El impacto que tenga este anular dependerá de cuan masivo sea y eso está por verse, mientras tanto, yo contribuyo a esa masividad con mi votito marcando todas las preferencias.