El país más pobre de América acumula cada vez más causas a su crisis endémica, que alcanza a todas las áreas.
La Diaria, 21-3-2023
La Oficina del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH) informó que desde el comienzo del año y hasta el 15 de marzo “531 personas murieron, 300 resultaron heridas y 277 fueron secuestradas” en Haití, en incidentes provocados por organizaciones delictivas.
La entidad remarcó que la impunidad con la que actúan las pandillas es prácticamente total, por lo que pidió el despliegue en el país de fuerzas de apoyo especializadas para contener la situación. En octubre del año pasado, el primer ministro del país, Ariel Henry, pidió a la comunidad internacional ayuda humanitaria y también militar para tratar de paliar la situación catastrófica que está asolando al país más pobre y menos desarrollado de todo el continente americano.
De acuerdo al informe del organismo dependiente de la ONU, la mayor parte de los hechos reportados ocurrieron en Puerto Príncipe, la capital haitiana, en la que viven aproximadamente algo más de un millón de habitantes, sobre el total de 13,2 de todo el país.
“La mayoría de las víctimas murieron o resultaron heridas por francotiradores que presuntamente dispararon al azar contra personas que se encontraban en sus casas o en la calle”, expresó Marta Hurtado, portavoz de la OACDH, en una declaración a medios de prensa que fue publicada en el portal oficial de la ONU.
El fenómeno se viene incrementando dramáticamente en los últimos días. Tomando en cuenta únicamente las dos primeras semanas de marzo, los enfrentamientos entre pandillas se saldaron con al menos 208 muertos, 164 heridos y 101 secuestrados.
La Oficina de Derechos Humanos de la ONU señaló que existe una alta preocupación por la violencia en el país, donde “los enfrentamientos entre bandas son cada vez más violentos y frecuentes”, agregó Hurtado, cuyas declaraciones fueron consignadas por AFP.
“Le pedimos a la comunidad internacional que considere con urgencia el despliegue de una fuerza de apoyo especializada con un plan de acción completo y preciso”, agregó la funcionaria, al referirse a eventuales medidas para contener la violencia.
Este eventual despliegue de fuerzas extranjeras en el país es muy mal visto por la población local, que padeció las flagrantes violaciones a los derechos humanos de todo tipo cometidas por las tropas de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah). Esta fuerza integrada por efectivos de más de 20 países estuvo presente en Haití, entre 2004 y 2017, dejando tras de sí nefastos recuerdos, entre los que se cuentan asesinatos, violaciones, numerosos casos de explotación sexual y hasta la introducción de un brote de cólera.
Actualmente, según la ONU, las pandillas están tratando de ampliar su control territorial en la capital y otras regiones atacando a las personas que viven en zonas controladas por bandas rivales.
Entre las víctimas de las balas perdidas disparadas por los criminales de forma indiscriminada hay varios alumnos y profesores de escuelas. La ONU también denunció un aumento de los secuestros de padres y de escolares en las cercanías de los centros de estudios, lo que en algunos casos forzó el cierre de las escuelas. Sin la protección de un entorno escolar, “muchos niños han sido reclutados a la fuerza por bandas”, explicó Hurtado.
Haití lleva años sumido en una crisis humanitaria, económica y política que se agudizó desde el asesinato nunca aclarado del presidente Jovenel Moïse, ocurrido en julio de 2021, y acentuada por el auge de la violencia de las pandillas, que muchas veces actúan en connivencia con las fuerzas de seguridad y en otros casos directamente tienen más poder de hecho que ellas.
La inestabilidad crónica y la violencia generaron una enorme inflación que se refleja en el auge desmedido de los precios de los alimentos. Esto llevó a que actualmente la mitad de la población haitiana carezca de los medios para alimentarse de manera correcta diariamente.
Además, en este contexto de violencia y miseria, por lo menos 160.000 personas tuvieron que abandonar sus casas, por lo que quedaron en la calle. Según datos de la ONU, al menos la cuarta parte de ellos malviven en campamentos improvisados, con un acceso limitado a todo tipo de bienes, entre ellos servicios básicos de saneamiento, lo cual favorece la proliferación de enfermedades.
Por otra parte, la violencia sexual también es utilizada por las bandas contra las mujeres y las niñas “para aterrorizarlas, someterlas y castigar a la población”, denunció Hurtado, que afirmó que las bandas secuestran a jóvenes para presionar a sus familias a pagar un rescate.
