25 de octubre de 2022
Thea Everett, de The Socialist (periódico semanal del Partido Socialista, Inglaterra y Gales)
Foto: Kevin Malik/CC
Nadie debería pasar hambre. Pero en Gran Bretaña, en 2022, más de dos millones de personas dependen de los bancos de alimentos y de aplicaciones para compartir alimentos como «Olio» para alimentarse y alimentar a sus familias. La actual crisis económica está haciendo que el coste de los alimentos aumente a su mayor ritmo desde 2008.
El sistema alimentario capitalista se encuentra en una profunda crisis, con la guerra del cambio climático y los conflictos comerciales que interrumpen el suministro. El precio de los alimentos está subiendo un 12,1% al año, lo que llevará a millones de personas a la cola del pan este otoño.
La «nueva normalidad
No son los lujos los que suben de precio, sino los productos básicos de los que todos dependemos: aceite, mantequilla, pan, leche y pasta. Algunos precios están subiendo hasta un 50%. El aumento del coste de la energía ha repercutido en la inflación de los alimentos y las bebidas. Los costes de producción, transporte y almacenamiento de los alimentos han aumentado. Y en Gran Bretaña, donde el 40% de los alimentos y bebidas se importan, la caída del valor de la libra esterlina hace subir los precios.
Mientras tanto, los programas de televisión nos muestran cómo cocinar en el microondas porque el uso del horno se ha vuelto inasequible, ¡como si fuera una situación normal que todos deberíamos aceptar!
La industria alimentaria mundial está valorada en 8 billones de dólares, y dos de los cinco principales empleadores del mundo son Walmart y McDonald’s, y un tercio de la mano de obra mundial está empleada en la agricultura. Pero desde los agricultores hasta los productores de alimentos, pasando por los trabajadores de los servicios, la hostelería y el comercio minorista, muchas de las personas cuyo trabajo produce los alimentos que comemos apenas cobran lo suficiente para sobrevivir con ellos.
Los socialistas apoyan las huelgas para conseguir aumentos salariales y exigen un aumento inmediato del salario mínimo a 15 libras por hora, así como aumentos de las prestaciones y pensiones para que la gente no siga pasando hambre.
Exigimos que los ayuntamientos utilicen sus competencias para poner a disposición de todos los niños que lo necesiten comidas escolares gratuitas y que financien los bancos de alimentos para que la salud de la nación no dependa de la buena voluntad de la gente.
El derecho a la alimentación debería ser fundamental. Pero el sistema capitalista en el que vivimos exprime los salarios y sube los precios, todo en aras del beneficio. Únete a nosotros en la campaña por un cambio socialista: por la propiedad pública de las empresas energéticas y alimentarias que siguen obteniendo beneficios mientras nosotros luchamos por permitirnos tres comidas al día. No tiene por qué ser así.