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Diamela Eltit, sobre Ricardo Lagos:

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Pero Lagos, no es Lagos, es una metáfora. Se trata de un campo de fuerzas, del empeño de un grupo “EX” por ejercer una visible y hasta humillante dominación a un gobierno joven para generar así una derrota generacional de tal magnitud que estas fuerzas se han unido a la derecha para ocasionar, desde una perspectiva multifocal, una catástrofe política.

Resulta verdaderamente alucinante el narcisismo del ex Presidente Lagos, la certeza de su relevancia en el panorama político actual y el poder decadente que ejerce sobre sus antiguos colaboradores socialistas-PPD. Las cartas que ha enviado el ex, son efectivamente “cartas” que mueve. Y aunque no me cabe la menor duda que votará un/su particular apruebo (debido a su aguda necesidad de “ser” y “existir”) su votación “apruebo” ya operará solo como un “rechazo” enmascarado.

La línea propuesta radica en alinear a esta generación bajo los signos de los gobiernos concertacionistas, especialmente el del ex que comanda esta operación. El Presidente Boric, acosado por múltiples y complejas problemáticas -norte, narco (sur, norte y centro), inflación, agudización de la pobreza, militarización del sur- debe una y otra vez citar al ex, mostrar selfies, decir sí, sí, sí, porque coexiste con un Senado adverso, incluidos la mayoría de los senadores progresistas neoliberales.

Entonces, la “carta” de este territorio político se funda en el autoritarismo, en la invitación al consenso para abrazar el neoliberalismo mediante un celebratorio, estrecho encuentro entre sus progresistas adeptos y la derecha toda. Invita a la aceptación de la desigualdad como el costo “ineludible” que porta este proyecto. Implica olvidar para siempre el estallido social y seguir como si nada hubiese sucedido. Seguir, como si el sicólogo Gustavo Gatica o la senadora Fabiola Campillai tuvieran una condición orgánica “natural”, al igual que lo que experimentan hoy el resto de las víctimas.

Somos plurinacionales. Tenemos que recordar vívidamente al ex Presidente Lagos bajándose del helicóptero para convencer a Nicolasa Quintremán, que estaba en su ruka, de que abandonara sus tierras para permitir el funcionamiento de la hidroeléctrica Ralco, de la compañía española Endesa. Nicolasa señaló: “Yo seguiré donde me crié, donde me nacieron”.

Y como si las mujeres no se hubiesen manifestado, hay que escuchar el mensaje insensato de Kast-sobrino acusando a las mujeres de criminales. Lo hace en su explícita acusación de que van a abortar a los nueve meses!!!! Esa es una agresión sin límite a las mujeres y a su maternidad. Es violencia simbólica terrorista que afecta a cada cuerpo que ha optado por la maternidad, independientemente de su apoyo al aborto. Establece una acusación terrible a las mujeres abusando del nombre de la ley.

Tenemos que habitar el siglo. Es imperativo y urgente. Especialmente los agraviados por los actuales discursos políticos: los jóvenes, sus padres y las mujeres junto a sus madres y abuelas. Abogar por un feminismo socialista relacional, político, emancipado, ardiente. Porque las mujeres -y eso lo sabemos bien- son las pobres de los pobres, las mal pagadas en las coordenadas salariales y las frecuentes víctimas de maltrato y de denigraciones múltiples.

Apruebo.

Diamela Eltit

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