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Alicia Lira, presidenta de AFEP en Chile: «La impunidad de ayer avala los crímenes de hoy»

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Sputnik

Carolina Trejo

Desde hace más de tres décadas que Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), lucha por la defensa de los derechos humanos en Chile. Una batalla que comenzó cuando su esposo fue secuestrado y ejecutado a tiros una madrugada de septiembre de 1986, y que hoy prosigue por las víctimas del estallido social.

Con 73 años Alicia Lira Matus lleva la mitad de su vida luchando para que la verdad, la justicia y la no repetición de los crímenes de lesa humanidad se impongan en el país sudamericano. Una labor que se hizo más urgente tras los abusos y delitos cometidos nuevamente por agentes del Estado durante la revuelta social iniciada en octubre de 2019.

«Hoy día se vuelve a repetir los crímenes igual que en la dictadura, por lo que queremos la no repetición, el nunca más, y ¿cómo se hace? Uniendo, trabajando juntos en esta demanda. Por eso hablamos levantamos la consigna con dolor: ‘La impunidad de ayer avala los crímenes de hoy'», afirma Lira a Sputnik.

Para la dirigente social la democracia no se puede asentar sobre el abuso y el atropello de los derechos fundamentales del pueblo, por lo que considera fundamental que quienes cometieron y han cometido crímenes atroces deben ser juzgados y castigados.

«Cuando nosotros pedimos verdad, justicia, reparación integral es para los familiares de las víctimas de ayer y para las víctimas y los familiares de hoy día».

De militancias, amores y resistencia

Alicia Lira en su población, y junto a su marido, Felipe Rivera - Sputnik Mundo, 1920, 30.09.2021

Alicia Lira en su población, y junto a su marido, Felipe Rivera© Foto : Gentileza Alicia Lira

Alicia Lira nació en la ciudad de Concepción, al sur de Chile. Era la menor de tres hermanos. Desde muy pequeña y tras la muerte de su padre comenzó a trabajar en labores domésticas. De madre comunista, se trasladó a la capital chilena en 1962, donde comenzó a militar en ese partido político.

Desde que llegó a Santiago, comenzó a trabajar en una industria textil, donde se convirtió en dirigente sindical con apenas 18 años. Tres años más tarde, en 1969 y en plena campaña presidencial, conoció al amor de su vida, 

Felipe Rivera.»Yo era militante de la Juventud Comunista, trabajé por la campaña de nuestro presidente Salvador Allende, fui parte de la Unidad Popular, lo cual trabajamos en lo que significó el gobierno de la Unidad Popular. Bueno, y yo conocí a mi Negro en la Juventud Comunista, pololeamos [noviazgo], nos casamos», recuerda.

Fue un periodo de gran efervescencia política y mayor compromiso social para el joven matrimonio, entregado a conseguir el éxito del Gobierno de Salvador Allende (1970-1973), Alicia en su trabajo sindical y Felipe como funcionario de la Tesorería General de la República.

«Recuerdo los sueños que estábamos construyendo con el programa, que sí eran reales y que dignificaban. Y la forma como los trabajadores, las trabajadoras asumimos el compromiso de seguir adelante con estos procesos. Pero después viene el golpe cívico-militar, orquestado, ejecutado tanto por Estados Unidos como la derecha, incluyendo la Democracia Cristiana en este país, y a fuego y sangre implementaron el terrorismo de Estado en nuestra patria«, subraya.

Un régimen de persecución donde, según explica Alicia, la gente de izquierda debió resguardarse y defenderse, «yo como comunista, mi hermano Diego Lira Matus, mi compañero, mi amor de mi vida, Felipe Rivera, resistimos en términos políticos primero lo que fue la dictadura».

La venganza del dictador

 Collage de cuatro víctimas de la dictadura tras el atentado a Pinochet  - Sputnik Mundo, 1920, 30.09.2021

Collage de cuatro víctimas de la dictadura tras el atentado a Pinochet© Foto : Gentileza Alicia LiraHace 35 años atrás, en la madrugada del 8 de septiembre de 1986, la Central Nacional de Informaciones —CNI, Policía secreta de la dictadura—, llegó hasta la casa de Felipe y Alicia en busca de venganza debido a la emboscada que había sufrido horas antes el general Augusto Pinochet, a cargo de la organización guerrillera Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).

«Bueno, horas después asaltan mi patio, en la puerta de mi casa y sacan a mi Negro de la cama y ahí lo ejecutan. A un hombre indefenso, casi semidesnudo con 13 balazos en el cuerpo», detalla Alicia.

El cuerpo de Felipe fue hallado al día siguiente en una ruta ubicada a varios kilómetros de su hogar. Otros tres chilenos serían asesinados esa noche por la CNI, entre ellos el editor y periodista José Carrasco.

Un mes antes de la ejecución del marido de Alicia, su hermano mayor había sido detenido y acusado de participar en la fallida internación de armas cubanas en Carrizal Bajo (norte) para que el FPMR las utilizara contra la dictadura. Estos hechos marcaron la vida y la permanente lucha de esta trabajadora chilena.

«En el 86 detienen a mi hermano Diego, fue torturado salvajemente, incluso él está incomunicado cuando secuestran de mi hogar, de mi cama a Felipe y una forma de proteger mi vida, de salir, me incorporé al tema de los derechos humanos, en la Comisión Chilena de Derechos Humanos» relata la dirigente.

«Preferí quedarme en la Agrupación de Familiares de Prisioneros Políticos, porque para mí ellos estaban vivos y era urgente que nos sumáramos en las campañas de libertad y terminar con la tortura que se mantenía al interior de las cárceles con aislamiento, con castigo, con vejámenes».

Cuatro mujeres de la AFPP encadenadas a tribunales  en 1986  - Sputnik Mundo, 1920, 30.09.2021

Cuatro mujeres de la AFPP encadenadas a tribunales en 1986© Foto : Gentileza Pepe Durán

Alicia Lira formó parte de esta organización de derechos humanos hasta el fin de la dictadura y hasta que «salió el último compañero hacia el exilio con extrañamiento». Luego se incorporó a la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), entidad que preside desde 2009, y desde donde aún lucha por conseguir verdad y justicia, a pesar del advenimiento de los gobiernos democráticos.

«Estos 31 años de gobiernos posdictadura han sido lamentables porque hemos tenido que seguir luchando en la calle, exigiendo demandas, gritando en las calles ‘verdad y justicia’ porque ningún gobierno tuvo la voluntad política para entregar las herramientas, las leyes para la búsqueda de los detenidos desaparecidos, y para implementar justicia a los ejecutados políticos», dice.

Las nuevas batallas tras el estallido

Marcha 11 de septiembre de 2021, encabezada por Alicia Lira  - Sputnik Mundo, 1920, 30.09.2021

Marcha 11 de septiembre de 2021, encabezada por Alicia Lira© Sputnik / Carolina Trejo

La revuelta social que se inició en octubre de 2019, si bien sorprendió a todos por su magnitud e intensidad, señala Alicia, no lo fue en el caso de su ideario y sus petitorios, que recogían el sentir de miles de chilenos y chilenas postergados por décadas.

«Cuando empieza este movimiento hay claridad y se suman las demandas. Cuando hablamos de no a la impunidad, cuando hablamos de no más saqueo a nuestras riquezas, cuando hablamos el mismo lenguaje en distintas épocas, sobre todo cuando vemos en las calles la figura de Allende, a la figura de Víctor Jara, los cantos de la Unidad Popular», detalla.

A dos semanas de iniciada la revuelta, la AFEP salió a las calles con sus lienzos y sus característicos carteles con los rostros de sus familiares ejecutados. Porque a sus históricas víctimas se agregan los cientos de heridos, detenidos, muertos y mutilados que las fuerzas policiales y militares iban dejando en medio de las manifestaciones.

«Hoy día sumamos con harto dolor, pero con harta fuerza a las demandas de los asesinados, mutilados y encarcelados por este Gobierno desde octubre del 2019 a la fecha. Mutilados que realmente son más de 400 personas, que le arrebataron su vista o dejaron ciegas», señala Lira.

La lucha continua

Alicia Lira (centro), presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) de Chile - Sputnik Mundo, 1920, 30.09.2021

Alicia Lira (centro), presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP) de Chile© Foto : Gentileza Alicia Lira

Alicia Lira sigue en la batalla contra la impunidad, más aún cuando, comenta, aquellos que fueron cómplices de los crímenes de la dictadura pretenden sentarse en la Convención Constitucional que está sesionando para definir la nueva carta magna, en especial, en la Comisión de Derechos Humanos de la misma.

Se refiere al exalmirante de la Armada Jorge Arancibia, ex edecán naval de Pinochet, que fue elegido delegado a la actual Convención en el mes de marzo, apoyado por la Unión Demócrata Independiente UDI, un partido defensor de la dictadura.

«Nos preocupó y nos violentó en forma realmente indignante, cuando supimos que Jorge Arancibia optó por ir a la Comisión de Derechos Humanos de la Convención», señala Lira. Razón por la cual desde AFEP denunciaron el hecho de «que un cómplice de la dictadura, del terrorismo de Estado, que mantiene el pacto de silencio de las Fuerza Armadas, que fue edecán del dictador más sanguinario de América Latina», pretenda sentarse en la Comisión de Derechos Humanos.

La AFEP no cuestiona su condición de constituyente, aclara, pero sí su participación en esta comisión. Es algo «realmente violento para los familiares y para la sociedad ver un cómplice que ha gozado 48 años de impunidad y mantiene el pacto, y estar ahí».

Estos cuestionamientos, junto con los de otras entidades del mundo civil, lograron que el exjefe de la Armada de Chile, quedara fuera de las audiencias públicas de la Comisión de Derechos Humanos de la Convención Constitucional, en una votación con 10 votos a favor, tres abstenciones y dos en contra.

Para Alicia esto fue un pequeño triunfo en un largo y doloroso camino por la defensa de los derechos fundamentales de las personas y por una sociedad más justa y digna, por la que vale la pena seguir luchando, por muy agotador que sea.

«Nunca bajaré los brazos porque amo la justicia, amo la verdad y aparte quiero una sociedad más justa e igualitaria, y eso va más allá de la verdad, la justicia y la reparación», concluye.

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