Los medios de comunicación chilenos que son controlados por los grandes grupos económicos tratan de hacernos creer que los que están detrás de estos mega incendios, son los mapuche, o grupos terroristas que supuestamente estarían surgiendo en el país, aunque para esta teoría no existen hechos concretos que así lo demuestren, más bien apunta a distraer la atención de la gente para que no puede identificar a los verdaderos responsables.
La negligencia de los empresarios forestales
Pero se habla muy poco de la casi nula prevención de las empresas forestales para prevenir estas situaciones, como han recalcado algunos expertos en prevención de riesgos, los empresarios forestales no han construido verdaderos cortafuegos para proteger a los pequeños poblados, sino que hacen todo lo contrario, rodean con sus plantaciones de pino estos pequeños poblados, sin el menor interés por la gente que vive en esos lugares. Menos han implementado verdaderas brigadas contra incendios, tampoco cuentan con las maquinarias y los aviones para atacar el fuego, a ellos solo les interesa la ganancia, ese es su único objetivo.
Los empresarios forestales a pesar de las colosales ganancias y beneficios que obtienen con su negocio, a la hora de tener que invertir para proteger sus plantaciones, esperan que los gastos los haga el estado, en otras palabras, que todos los habitantes de este país debemos pagar para asegurar las ganancias de estos grandes empresarios.
Las plantaciones de pinos y eucaliptos que han hecho estos empresarios, son los que han creado las condiciones propicias para que existan estos mega incendios, dado que este tipo de arboles, son los que han secado las napas de agua subterráneas y han creado una sequia horrible en sectores donde antes existían grandes reservas de agua, como es el caso de Santa Olga un pequeño poblado que se quemo completo y esto paso a raíz de que hace rato en este lugar ya no tenían agua y les hacían llegar agua en camiones aljibes.
Dado que estos empresarios no cumplen con las normas mínimas que requieren este tipo de plantaciones, deben ser ellos los que asuman los costos y todas las responsabilidades por los daños que han provocado, incluyendo la reposición de las casas de miles de familias que resultaron arrasadas a raíz de estos incendios.
Estos mismos empresarios deberían hacerse responsables por la reparación del daño al medio ambiente que han provocado, daño que demorara años en reponerse de este terrible desastre.
Empresarios privados versus estado
El discurso de los neoliberales es que los empresarios privados son más eficientes que el Estado, hoy esos mismos empresarios que hablan en contra del estado son los que les piden que este les resuelva el problema, pero hoy día tenemos un estado subsidiario, jibarizado, con muy pocas atribuciones y escasos recursos y en algunos casos con recursos muy mal empleados, como es el caso de los subsidios entregados a estos mismos empresarios para sus plantaciones.
Lo que está claro es que no podemos dejar en manos privadas áreas tan relevantes e importantes de la economía y que pueden causar tanto daño a la población más pobre de nuestra sociedad, que para nada se benefician de las ganancias de estos grupos económicos.
Necesitamos menos bombarderos que solo han sido usados para destruir La Moneda y que finalmente son vendidos como chatarra, pero en cambio necesitamos más aviones para apagar incendios. Necesitamos menos tanques que finalmente corren la misma suerte que los bombarderos, pero si necesitamos más carros bombas que sirvan para apagar este tipo de incendios.
Junto a lo anterior también necesitamos un cuerpo de bomberos profesional y no uno de voluntarios, que para tener recursos debe hacer rifas, bingos o salir a pedir plata en las calles para financiarse, dado que no reciben recursos del estado para infraestructura y menos para capacitación. Finalmente deben destinarse menos recursos para represión y más recursos para tener profesionales que sepan combatir los incendios.
Los recursos para todas estas necesidades tan vitales deben salir del negocio forestal, que no puede seguir en manos de dos o tres grupos económicos y de su enorme avaricia que provocan estos desastres, sino que debe estar en manos del estado y los trabajadores de este sector.
Celso Calfullan
Socialismo Revolucionario, CIT en Chile.