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Carta a la Conferencia de Zimmerwald Septiembre de 1915

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Redactado:  En septiembre de 1915.  La carta fue leída a los delegados en el primer día de la conferencia.
Versión en castellano: Traducido por Emilio R. Monge, desde «Zimmerwald 1915: Karl Liebknecht’s Letter to the Conference» (https://johnriddell.wordpress.com/2015/08/21/zimmerwald-1915-karl-liebknechts-letter-to-the-conference/), agosto 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, septiembre de 2015.


por Karl Liebknecht

Discúlpenme por escribir estas pocas líneas apresuradas.

Encarcelado y encadenado como estoy por el militarismo, no puedo estar con ustedes. Igualmente mi corazón, mi mente, como mi espíritu completo está con ustedes.

Ustedes tienen dos tareas solemnes, una que surge del terco deber y otra del sagrado entusiasmo y la esperanza:

Un inexorable ajuste de cuentas con los desertores y traidores de la Internacional en Alemania, Gran Bretaña, Francia, y de otros lugares.

Entendimiento mutuo, aliento y estímulo para aquellos que son fieles a su bandera y han decidido no ceder una pulgada al imperialismo internacional, aunque estén heridos. Y ordenar las filas de aquellos que están decididos a aferrarse, mantenerse firme, y luchar, con los pies firmemente plantados en las bases del socialismo internacional.

Los principios de nuestra actitud hacia la guerra mundial se pueden explicar brevemente como un caso especial de nuestra visión del orden social capitalista. En pocas palabras, espero, ya que todos nosotros, todos ustedes están y deben estar unidos en esto.

La tarea es, sobre todo, establecer las conclusiones prácticas que se derivan de estos principios, y hacerlo sin vacilaciones en todos los países.

¡No a la paz civil sí a la guerra civil!

Solidaridad internacional del proletariado por sobre y contra toda pseudo-patriótica y pseudo-nacional armonía entre las clases. Lucha de clases por sobre y contra la guerra entre estados. Lucha de clases internacional por la paz, por la revolución socialista.

¿Cómo debe librarse esta lucha? Es justamente lo que debemos determinar. El desarrollo de las fuerzas necesarias y dirigirlas hacia metas factibles sólo puede lograrse a través de la colaboración, a través de acciones que refuercen mutuamente las posiciones y la fuerza en cada país.

Nuestros amigos en cada país sostienen en sus manos las esperanzas y las perspectivas de sus camaradas en los demás países. Socialistas alemanes y franceses, sobre todo, ustedes sostienen en sus manos el destino de cada uno. Amigos de Francia, les imploro, no caigan en la trampa de los eslóganes de unidad nacional. ¡Son inmunes a sus reclamos! Pero también no deben quedar atrapados del igualmente falso mensaje de la unidad partidaria.

Cada protesta contra las políticas en favor del gobierno, todo signo de su rechazo, todo apoyo audaz a la lucha de clases y a la solidaridad con nosotros, con voluntad proletaria de paz, refuerza nuestro espíritu de lucha común e incrementa nuestra fuerza en más de diez veces. De la misma manera, nosotros, en Alemania, peleamos en favor del proletariado y por su liberación económica y política de las cadenas del capitalismo –y del zarismo, kaiserismo, junkerismo, y militarismo, y más aún– del militarismo internacional.

En Alemania peleamos por la liberación política y social del pueblo alemán, contra el poder imperialista alemán y su codicia territorial, por la paz que restaurará a la infortunada Bélgica, metida en el corazón de Europa, su independencia y libertad, al tiempo que devolverá a Francia de nuevo al pueblo francés.

Hermanos en Francia, somos muy conscientes de las dificultades excepcionales de su infeliz condición, y sepan que nosotros sangramos con ustedes como con las masas atormentadas y torturadas de todos los pueblos. Su desgracia es nuestra, como sabemos que nuestro dolor es también el suyo.

Que nuestra lucha sea también suya. Ayúdennos, al igual que nos comprometemos a ayudarles.

La nueva Internacional se levantará sobre las ruinas de la antigua; de hecho, sólo puede surgir de estas ruinas y sobre bases nuevas y más sólidas. Amigos, socialistas de todos los países, hoy día deben poner la primera piedra para la estructura del futuro. Pronunciar un juicio irreconciliable frente a los falsos socialistas. Conduzcan a los indecisos y escépticos hacia adelante sin vacilaciones en todos los países, y especialmente en Alemania.

La grandeza de nuestra meta los levantará por encima de las limitaciones y encierros del momento y sobre los sufrimientos de estos tiempos terribles.

¡Viva la futura paz entre los pueblos! Larga vida al antimilitarismo! Viva el socialismo – internacionalista, la liberación de los pueblos, y la revolución!

¡Proletarios de todos los países, uníos una vez más!

Septiembre de 1915.

Nota

La conferencia de Zimmerwald reunió a treinta y ocho delegados socialistas de once países, tanto neutrales como beligerantes.​ Doce de ellos provenían del Imperio ruso. Entre ellos se encontraban grandes figuras de la izquierda internacional como: Yuli Mártov —que finalmente renunció a favor de Trotski, con el que colaboraba en Nashe Slovo a pesar de sus diferencias—​ o Pável Axelrod, representantes de los mencheviques, Lenin y Grigori Zinóviev por los bolcheviques​ los socialrevolucionarios rusos Víctor Chernov y Mark Natansón​ representantes de la socialdemocracia alemana; el holandés Hermann Gorter, que posteriormente sería uno de los mayores exponentes de la ultraizquierda; Christian Rakovsky​ quien sería gobernador de Ucrania y enemigo de Stalin; se encontraba también Trotski, encargado de redactar el documento de la conferencia.​ Y como líder estuvo presente Lenin. La gran ausencia en la conferencia fue la de la mítica Rosa Luxemburgo, quien se hallaba presa en Alemania por oponerse a la guerra. La delegación alemana estaba compuesta por varios diputados socialistas​ La francesa, formada por algunos sindicalistas, reflejaba la debilidad de los grupos opuestos a la guerra en el país​ Asistieron asimismo socialistas italianos, polacos y suizos.2

A pesar de lo reducido de la conferencia, era la primera que tenía lugar desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial​ La idea de la reunión había partido de los socialistas italianos que, al ver su propuesta rechazada por los dirigentes de la Segunda Internacional, la presentaron a Mártov, Trotski y los socialistas suizos. (Wikipedia)​

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