Por Patricio Guzmán S.
Movimiento del Socialismo Allendista – Socialismo Revolucionario, CIT en Chile.
El gobierno que encabeza Sebastián Piñera está por los suelos, las últimas encuestas, la Plaza Pública de Cadem y la Pulso Ciudadano de Activa Research, muestran un cuadro desolador para el gobierno de derecha. En ambas, la aprobación del Mandatario alcanzó mínimos históricos. Mientras que en la primera su aprobación se sitúa en un 10%, en la segunda, sólo alcanza un 8,8%. En Cadem, además del desplome de la aprobación de Piñera su desaprobación alcanzó el 82%. En Pulso Ciudadano situó en un 8,8% su aprobación, mientras que la desaprobación ha llegado a un 83,8%. Ningún gobierno posterior a la dictadura de Pinochet ha tenido resultados tan malos.
El gobierno en su conjunto no está mejor, en la Cadem, la aprobación fue de un 12%, mientras que la desaprobación fue de un 83%. En tanto, en la Pulso Ciudadano, la aprobación fue de un 3,5%, mientras que la desaprobación fue de un 75,9%.
El ejecutivo ya no tiene programa ni brújula, el legado de Piñera a esta altura parece chiste cruel, su norte principal ahora es sobrevivir y completar su periodo presidencial. En cierto sentido el gobierno de Piñera ya terminó y pasará a la historia como un gobierno que violó los Derechos Humanos sistemáticamente. Con distintas fórmulas los informes de Amnistía Internacional, Human Right Watch y la Comisión Internacional de Derechos Humanos de la ONU han sepultado su intento por vender un relato diferente.
¿Cómo ha conseguido mantenerse en la presidencia hasta ahora este gobierno fracasado?
Han sido tres salvavidas que le han permitido mantenerse a flote y evitar la renuncia que la gente demanda masivamente en las calles, en las redes sociales y en las encuestas de opinión.
Estos salvavidas se los arrojó la oposición, de la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio. El primero fue el Acuerdo por la Paz en el Congreso asegurando un proceso constituyente sin Asamblea Constituyente, con elección según la misma lógica de la ley de partidos actuales. El segundo salvavidas fue la llamada ley anti saqueos, en realidad una ley para aumentar drásticamente la represión en las protestas sociales que contó con el apoyo de la oposición en la Cámara de Diputados incluido el Frente Amplio, el tercer salvavidas fue el rechazo de la acusación constitucional contra Piñera por el número de parlamentarios de la ex Nueva Mayoría suficiente para parar la acusación.
Los dirigentes del Frente Amplio, o lo que queda de esta coalición, Javiera Toro, Gael Yomans, Giorgio Jackson, Gabriel Boric, Vlado Mirosevic … se han alineador en el Partido del Orden Neoliberal junto a la derecha de Chile Vamos y la ex Nueva Mayoría. Por ellos hasta ahora se ha salvado Sebastián Piñera de una caída que a ratos parece inevitable ante la fuerza de la movilización social de un pueblo que no se rinde ni ante la brutal represión ni ante falsas promesas de cambios.
El conjunto del régimen está cuestionado por el grueso de la población, la clase trabajadora y especialmente sus jóvenes encabezan las movilizaciones con reivindicaciones claras contra el capitalismo neoliberal que ha precarizado la vida y no ofrece un futuro a la juventud.
El pueblo se moviliza, enfrenta la represión, se organiza, discute y exige el fin de las AFP, educación gratuita de calidad, salud pública y medicamentos para todos, el fin de colusiones empresariales, de corrupción política y de abusos, la recuperación de las aguas, de las riquezas naturales, y a renacionalización de los servicios básicos. Junto con esto el pueblo demanda el fin del régimen político de la Constitución del 80 que ha servido para blindar y mantener los abusos, mediante una Asamblea Constituyente, libre y soberana, la única forma realmente democrática para la elaboración de una nueva constitución. En todo este movimiento las mujeres juegan un papel central y de primera línea.
La bandera mapuche, la Wenufoye, y también la Wiphala ha sido enarbolada como símbolo de resistencia en las protestas por los manifestantes chilenos que con ello saludan la lucha de los pueblos indígenas, y también reconocen su derecho a la autodeterminación.
Las aspiraciones socialistas y democráticas de los pueblos de Chile largamente aplastadas han aflorado a la luz pública en todo esplendor. Falta que estos movimientos gigantescos encuentren su cauce en su propia organización política independiente de la casta corrupta que nos ha gobernado por 30 años, y que las organizaciones territoriales, en los centros de laborales y de estudio, y por áreas de afinidad de interés que han surgido en todo el territorio se coordinen y conviertan en un verdadero poder popular.
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