por Tomás González/DiarioUchile.
El gigante norteamericano, con su agresiva irrupción en la situación venezolana, ha influenciado a toda la región en favor del liderazgo de Juan Guaidó. No es, en todo caso, la primera vez que los derechos humanos y la democracia [son utilizados como argumento central] habiendo petróleo de por medio.
Para entender la situación de crisis en Venezuela es necesario ir atrás en el tiempo y ver cómo ésta se ha generado, en parte, producto de los intereses económicos y políticos de Estados Unidos en la región.
El gigante norteamericano, con su agresiva política externa, ha influenciado la región a tal punto, que cuando decidieron prestarle su apoyo y reconocimiento al diputado Juan Guaidó, tras haberse autoproclamado ‘presidente encargado’, buena parte de los países de la región -con excepción de Bolivia, Uruguay, México y otros-, los secundaron, generando un bloque compuesto por Estados Unidos y sus aliados, en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Una maniobra que tiene paralelos con varias intervenciones en zonas de conflicto durante este siglo, argumentando razones humanitarias e intentando bajarle el perfil a la importancia política, energética y estratégica de los países en cuestión.
Afganistán 2001.
Luego del atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció la intervención militar en Afganistán, acuñando por primera vez el término de “Estado fallido” que tanto eco hizo después. Bush justificó la acción en el país asiático porque, según él, además de ser un Estado que supuestamente no estaba en condiciones para la autodeterminación, acogía a terroristas en su territorio. Cuestión que Estados Unidos no se podía permitir, en el marco de su ‘guerra contra el terrorismo’. Sin embargo, Afganistán no es solo talibanes y metralletas.
Antes de la invasión estadounidense, el régimen talibán del mulá Omar había prácticamente erradicado un mercado que en la década de los 90’ causó estragos en la sociedad afgana: el opio. Siendo el principal productor de amapola en el mundo, en Afganistán se sembraban áreas de 50 mil a 80 mil hectáreas, cultivos que bajo el régimen talibán se redujeron a las 8 mil hectáreas. La invasión de EE.UU. y sus aliados hizo revivir el mercado del opio. Bastó un año de permanencia de las tropas de la OTAN para que el área de cultivo aumentara a 75 mil hectáreas. En 2016 se cultivaba la amapola en un área de 201 mil hectáreas. Actualmente, Afganistán produce el 95% del opio y sus derivados, entre ellos la morfina y heroína, que se trafica a nivel mundial.
Por otra parte, se sabe que Afganistán tiene depósitos de petróleo y gas natural, lo que la han hecho un objetivo de todos los países que tienen influencia en la región. En el norte del país, se han descubierto yacimientos con 220 millones de toneladas de petróleo y 440 mil millones de toneladas de gas natural. Pese a que en 2014, tras 13 años de presencia militar, Estados Unidos anunció el fin de la guerra, un tratado firmado en 2012 entre Washington y Kabul confirmaba que las tropas se mantendrían hasta 2024.
Irak 2003.
Las reservas de petróleo del Golfo Pérsico han sido de especial interés para Estados Unidos desde el desarrollo de la llamada ‘Doctrina Carter’ en 1981. En ésta, se dice que “cualquier intento de parte de otra fuerza de obtener el control del Golfo Pérsico será considerado como un ataque a los intereses vitales de los Estados Unidos y será rechazado por todos los medios necesarios, incluyendo los militares”.
Así, ésta ha sido la justificación de Estados Unidos para realizar intervenciones en países como Irak, argumentando causas que resultaron falsas, como la presencia de armas de destrucción masiva en el régimen de Sadam Husein, y escondiendo sus verdaderos intereses en la región, manifestando que buscaban devolverle la democracia al pueblo iraquí.
La real causa de la invasión a Irak en 2003 es que Estados Unidos produce sólo el 40% del petróleo que consume y el resto debe importarlo. Así también sus reservas de gas se van reduciendo progresivamente, perdiendo su capacidad para generar reservas. Una situación que los ha motivado a buscar influencia en zonas ricas energéticamente.
Libia 2011.
La ocupación militar en Libia el año 2011 podría llegar a ser la situación más similar a la que vive Venezuela en estos momentos. En ese entonces, Estados Unidos argumentó que la situación en el país del norte de África era tan grave, que el país norteamericano debía intervenir. Barack Obama anunció los ataques a Libia argumentando que el gobierno de Muamar el Gadafi violaba los derechos humanos de los ciudadanos libios, tras haber recibido el respaldo de la ONU y la OTAN para proceder con los ataques.
¿Qué gana Estados Unidos en Libia? Además de las ventajas derivadas de la extracción de sus recursos energéticos, la presencia militar en la zona le suministraría a Estados Unidos y sus aliados, un flanco para influir sobre Egipto, su posición estratégica en el canal de Suez y en el oleoducto que recorre desde Suez al Mediterráneo.
La influencia sobre este oleoducto hacía políticamente factible su prolongación, logrando conectar Arabia Saudita y los países petroleros de la región, con Europa -a través de Libia-, evitando así la ruta turca, cercana a la rival Rusia y sus áreas de influencia.
Por otra parte, la presencia militar en la zona minimizaría el riesgo para el equipamiento militar, que hasta ese momento debía atravesar las aguas del Estrecho de Ormuz, dentro del rango de los misiles iraníes.
Siria 2014.
Localizada en la orilla oriental del mar Mediterráneo y vinculando a Asia, Europa y África, Siria representa uno de los centros geopolíticos y económicos más importantes del planeta. Establecida como la puerta de entrada a Asia continental para los países de la OTAN, Siria ha vivido una historia de intervenciones y presencia extranjera.
Las manifestaciones en contra del presidente Basharal-Assad que en 2011 azotaron al país asiático, fueron el antecedente de una sangrienta guerra civil que hasta al momento ha causado más de 500 mil muertes. En 2014, Estados Unidos decidió entregarle su apoyo militar al Ejército Libre Sirio (ELS), opositor al presidente al-Assad, quien era apoyado por Rusia, entre otros países.
Estados Unidos quiere controlar Siria para extender el poder de los tan anhelados gaseoductos que atraviesan Europa desde el Golfo Pérsico a través de Siria, de modo de poder prescindir del gas ruso y debilitar al gigante europeo. Esto, debido a que Rusia se ha manifestado en contra de los planes de Estados Unidos, apoyando al oficialismo sirio. Así también son importantes los puertos de Siria, que entregan un paso al Mediterráneo que el país norteamericano podría usar como conducto para la importación y exportación de mercancías de los estados árabes del Golfo Pérsico.
Ya han pasado casi cinco años desde que el país norteamericano decidió intervenir y pese al anuncio de Donald Trump de que quitaría a sus tropas de la área, hasta el día de hoy permanece con presencia militar en la zona.
Fuente: https://radio.uchile.cl/2019/01/27/las-veces-que-eeuu-invadio-paises-petroleros-en-nombre-de-la-democracia-en-el-siglo-xxi/