por Isaac Bigio
Hace 3 años se produjo la sorpresiva victoria de Pedro Castillo en la primera vuelta de las elecciones del 11 de abril del 2021. Pese a la importancia de tal acontecimiento, nadie lo anda recordando.
Una semana antes, las últimas encuestas solo arrojaban que candidatos de la derecha iban a entrar al balotaje y el maestro chotano no figuraba dentro de los principales. Sin embargo, el propio pueblo, en su deseo de cambiar la fuji-constitución, se inclinó por un sindicalista y agricultor de cuna humilde.
Castillo obtuvo 18.92 % y Keiko Fujimori 13.41 %. Tras clasificarse, la ex primera dama de la dictadura quiso lograr una proeza inédita: ganar una segunda ronda obteniendo el cuádruple de otos que tuvo inicialmente. Para eso desplegó un enorme aparato y polarizo al país entre ella y el «comunismo».
Tan falso fue dicho dilema que hoy el fujimorismo ha vuelto al poder utilizando a Dina y comparte la directiva congresal con Perú Libre. Castillo, además, nunca rompió con su alma mater toledista o quiso nacionalizar empresa alguna.
Dina, que no hizo campaña en la primera vuelta, luego del 11-4-2021 se puso las pilas y decidió empujar el carro. Ella, quien nunca ganó una sola elección, llegó a la plancha por casualidad. Luego ella misma traicionó a sus 2 compañeros de fórmula (Castillo y Cerrón) para tornarse en un instrumento de la ultraderecha. Su viveza le ha de costar caro, pues ello le ha quemado y pronto los que la utilizaron como tonta útil la han de sacrificar.
Castillo terminó venciendo la vuelta final movilizando a los más pobres que no querían que vuelva el fujimorismo y que querían un cambio social. El error que cometió su movimiento fue ir arriando sus banderas primigenias para buscar no «asustar» a los amos del poder. Si hubiera debutado en palacio con grandes marchas, restaurando la constitución de 1979 y convocando a una constituyente, la historia hubiera sido diferente. Con 8,8 millones de votos que PL obtuvo en junio 2021, este pudo convertirse en un gran partido amplio de masas, pero desperdicio la ocasión y acabó considerando a casi todo el resto de la izquierda como su enemigo principal. Hoy el resultado popular ha sido revertido. Castillo hoy sigue preso y Keiko gobierna.
Isaac Bigio.
Politólogo economista e historiador con grados y postgrados en la London School of Economics & Political Sciences.
