por Felipe Portales
Los chilenos tenemos todo el derecho a conocer estos datos de relevancia pública, máxime cuando se trata de una enfermedad literalmente catástrófica. A tal punto se avizora así en esferas oficiales, que el ministro Mañalich llegó incluso a decir el 4 de marzo que «si llegamos a tener 430 mil casos estamos preparados. Si llegamos a tener un millón de casos de coronavirus, de enfermos, vamos a tener un grave problema».
¿Por qué, entonces, la reluctancia a entregar estos datos, en esencia, de interés público? Todo indica que, dado lo extremadamente desigual de nuestro sistema público de salud, el gobierno -y todos nosotros- sabe(mos) que dicha enfermedad -y especialmente la mortalidad consiguiente- afectará muy desproporcionadamente a los más pobres de nuestro país. Y, por tanto, lo más probable es que el Gobierno se «esté precaviendo» que un futuro como ese quede en total evidencia, «naturalizando» desde ya la invisibilidad de los enfermos y fallecidos por comuna…
