En un día como hoy hace 100 años, un 19 de enero de 1919 fue asesinada en Alemania la revolucionaria socialista Rosa de Luxemburgo.
Rosa comenzó su actividad y militancia revolucionaria desde muy joven, cuando a los 15 años se integró al movimiento socialista, causa que defendió hasta que la asesinaron.
Nacida en una familia judía polaca bajo la opresión del imperio gran ruso, mujer militante en un mundo político dominado por los hombres, Rosa luchó contra la corriente para forjar su propio destino.
En su vida personal como en su vida política rompió con todos los estereotipos esperados para una mujer de su época. aunque rechazó la propuesta que le hicieron los líderes del partido que ocuparse exclusivamente de las «cuestiones femeninas», apoyó todos los esfuerzos para la organización de las mujeres socialistas participó junto con Clara Zetkin en congresos internacionales de mujeres y escribió artículos dedicados a las mujeres trabajadoras.
Las fechas de su nacimiento y su asesinato, signada por la Comuna de París y los levantamientos revolucionarios en Alemania y Rusia enmarcan su figura valiente, plena y trágica.
Como señaló su gran amiga y compañera Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo tenía «una indomable voluntad» y una «sensibilidad exquisita».
Rosa la Rosa, desarrolló un trabajo teórico marxista creativo e innovador, orientado a la lucha por la revolución. En su actividad militante se destacó también como agitadora polemista y escritora.
El legado y la obra de Rosa Luxemburgo merece ser difundido para que pueda ser apropiada de forma creativa frente a los desafíos del presente en un momento en que hay nuevas luchas de las y los trabajadores, jóvenes y mujeres, en diferentes países.
Hoy cuando nuevas corrientes reformistas intentan convencer de que es posible humanizar el capitalismo, más que nunca está planteada la disyuntiva histórica señalada por Rosa: » Socialismo o barbarie» .
Su internacionalismo práctico y militante fue una de sus más preciadas banderas.
Frente a quienes pretenden apropiarse de la figura de Rosa de Luxemburgo tratando de presentarla como una socialdemócrata liberal o pacifista y quitándole su contenido revolucionario, su práctica militante y reflexión socialista se alza hoy con más vigencia a 100 años de su asesinato.
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