Inicio Cultura y Arte William Sydney Porter, conocido como O. Henry. Narrador estadounidense, maestro del cuento

William Sydney Porter, conocido como O. Henry. Narrador estadounidense, maestro del cuento

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O. Henry

(11 de septiembre de 1862, Greensboro, Carolina del Norte, EE.UU.

–5 de junio de 1910, Nueva York, Nueva York, EE.UU.)

Alfredo Rubio Bazan  alfredorubiobazan@arturo-munoz

Sydney Porter, conocido como O. Henry. Narrador estadounidense considerado uno de los maestros del cuento. Muy popular por sus relatos humorísticos y de finales sorprendentes, al que junto a E. A. Poe, B. Harte y M. Twain se considera fundador de la proverbial short story norteamericana. Su admirable tratamiento de los finales narrativos sorpresivos popularizó en lengua inglesa la expresión «un final a lo O. Henry».

Escribió cientos de cuentos breves, inaugurando un estilo de relato rápido y por lo general fundamentado de principio a fin en la escena final o, más exactamente, en la frase final, donde se revela de golpe toda la historia ante el asombro del lector. C. Pavese, que lo consideraba uno de los padres fundadores de la literatura norteamericana, dijo de él: «Terminaba sus oraciones como antes nadie lo había hecho, a excepción de Rabelais«.

El trabajo de O. Henry es en lo fundamental un producto típico del tiempo en que vivió. El escritor supo captar a la perfección el sabor de su época y de su circunstancia. Ya fuese deambulando por los pastos de Texas, indagando en el arte de los timadores o investigando las tensiones de clase en la gran ciudad, el toque del escritor para aislar cada elemento de la sociedad, describiéndolo con suma parquedad y gracia lingüística, era inimitable. El francés Guy de Maupassant le influyó en el tono neutro que solía utilizar como narrador objetivo de la historia.

En la mayoría de los mejores relatos de O. Henry, escritos en los primeros años del siglo XX, se valora principalmente el final imprevisto y los giros repentinos de la trama al final de la historia. Muchos cuentos tienen lugar en la ciudad de Nueva York y retratan generalmente personajes normales y corrientes como dependientes, policías, camareras. En Nueva York, la ciudad que el escritor amaba y escenario de muchas de sus narraciones, O. Henry obtuvo el reconocimiento por parte del público, aunque su relativa fama y su éxito literario nunca le brindaron un bienestar económico, en gran medida debido a su afición a la bebida. En efecto, existe una anécdota que dice que su relato más famoso, «El regalo de los Reyes Magos» –considerado por los críticos como uno de los mejores–, fue escrito bajo la presión de un plazo de entrega, en tan solo tres horas y acompañado de una botella entera de whisky. Su obra más conocida, Los cuatro millones, hace referencia al número de habitantes de la ciudad de Nueva York a comienzos del siglo XX, y al hecho de que cada uno de estos habitantes constituía para O. Henry «una historia digna de ser contada».

En uno de sus relatos situados en el Salvaje Oeste creó el personaje Cisco Kid que con el tiempo se convirtió en una popular figura en películas, series televisivas y cómics.

En los cuentos de O. Henry se han querido ver prefigurados algunos de los grandes personajes de la escena literaria estadounidense como J. D. Salinger, Truman Capote, Tom Wolfe, Raymond Carver, etc.

Jorge Luis Borges, que lo admiraba profundamente, escribió sobre él: “Edgar Allan Poe había sostenido que todo cuento debe redactarse en función de su desenlace; O. Henry exageró esta doctrina y llegó así al trick story, al relato en cuya línea final acecha una sorpresa. Tal procedimiento, a la larga, tiene algo de mecánico; O. Henry nos ha dejado, sin embargo, más de una breve y patética obra maestra”.

En Estados Unidos se creó en su memoria el Premio O. Henry (O. Henry Award) de cuentos, uno de los más importantes del mundo. Entre otros escritores, lo han recibido William Faulkner, Dorothy Parker, Flannery O’Connor, John Updike, Truman Capote, Raymond Carver, Saul Bellow y Woody Allen.

William Sydney Porter nació en Greensboro, Carolina del Norte. Su padre, Algernon Sidney Porter, era médico. Cuando Henry tenía tres años, su madre murió de tuberculosis y él y su padre se trasladaron a la casa de la abuela paterna. Henry era un gran lector y alumno estudioso que se graduó en la escuela elemental en 1876. Más tarde se matriculó en el Instituto Calle Linsey. En 1879 empezó a trabajar como contable en la farmacia de un tío suyo y en 1881, a los 19 años, obtuvo el título de farmacéutico.

La juventud del escritor fue tormentosa. Se trasladó al condado de LaSalle, Texas en 1882, trabajando en un rancho de ovejas. Posteriormente, en 1884, se trasladó a la ciudad de Austin, donde residió en casa de un amigo durante tres años. Uno de los habitantes de esa vivienda era un gato llamado Henry, y de la expresión «¡Oh, Henry!» surgió el seudónimo que inmortalizó al narrador. Es en esta época cuando comienzan sus problemas con el abuso en el consumo de alcohol; también es cuando aprende a dominar el idioma español. En 1887, se fugó con la joven Athol Estes, hija de una familia adinerada. En 1888, Athol dio a luz a un niño que murió. En 1889 nació una nueva hija: Margaret.

En 1894, Porter fundó un semanario humorístico llamado The Rolling Stone, un semanario que presentaba una sátira sobre la vida, la gente y la política e incluyó historias cortas y bocetos de O. Henry.  En ese mismo año sería despedido de un banco de Austin por malversador. Al venirse abajo The Rolling Stone, el escritor se mudó a Houston, donde fue periodista en el Houston Post.

En Austin, O. Henry desempeñó diversos oficios, entre ellos trazador de planos en la General Land Office y desde 1891, como cajero del First National Bank, en donde se produciría el suceso más trascendental de toda su vida: O. Henry fue acusado en 1895 de apropiarse de un caudal de dinero que tenía bajo su responsabilidad. Si bien muchos autores ponen en tela de juicio la culpabilidad del escritor, lo cierto es que tras advertir que sería arrestado por desfalco, en la víspera del juicio O. Henry decidió abandonar su país en julio de 1896 y se embarcó vía Nueva Orleans con destino a Honduras.

Pasó cerca de siete meses viviendo en Honduras, principalmente en Trujillo. Más tarde escribió cuentos que tenían lugar en el pueblo de Coralio (basado en el pueblo real de Trujillo) en un ficticio país de América Central llamado Anchuria (basado en el país real de Honduras). La mayor parte de esos cuentos aparecen en el libro Cabbages and Kings.

Poco o nada se conoce de su vida en Centroamérica, hasta que en febrero de 1897 se entera de que su mujer estaba agonizando en la ciudad de Austin, por lo que O. Henry debió tomar la decisión de volver a EE. UU. para estar junto a su esposa poco antes de su muerte, acaecida el 25 de julio de 1897. Menos de un año después, el escritor es capturado por la justicia por el desfalco del First National Bank y condenado a una pena de cinco años de prisión en la penitenciaría nacional de Columbus (Ohio), en la que ingresó en 1898 y donde estuvo detenido por tres años, hasta que se le concedió la libertad por buena conducta.

O. Henry comenzó a escribir relatos cortos durante su estancia en la cárcel para poder ganar el dinero para mantener a su hija. En 1899, uno de sus relatos, «Whistling Dick’s Christmas Stocking», llegó a ser publicado por una conocida revista de la época: el McClure’s Magazine.

Cuando cumplió su pena, en 1901, cambió definitivamente su nombre, William Sydney Porter, por el de O. Henry, acaso con la intención de borrar las sombras de su pasado. Se trasladó ese mismo año a Nueva York en donde vivió hasta su muerte.

Desde diciembre de 1903 hasta enero de 1906 escribió un cuento a la semana para el New York World.

Contrajo nuevas nupcias en 1907 con su novia de la infancia, Sarah Lindsey Coleman. Ni este matrimonio ni el éxito que obtuvo rápidamente con sus cuentos (o tal vez precisamente por esto último) impidieron que cayese en el alcoholismo. Sarah lo abandonó en 1909.

O. Henry murió un 5 de junio de 1910 a causa de una cirrosis hepática. Se celebró su funeral en Nueva York y fue sepultado en Asheville, Carolina del Norte. Su hija, Margaret Worth Porter, murió en 1927 y fue inhumada junto a su padre.

https://es.wikipedia.org/wiki/O._Henry

Relatos: La ambición del yanki vagabundo que se embarca en busca de fortuna y aventura, la soledad de los enfermos desahuciados que van a los sanatorios en busca de una ilusión, los trotamundos del interior de los Estados Unidos, que lo mismo son capaces de vender remedios mágicos que de interpretar a Shakespeare, pero sobre todo el amor, ese amor que puede surgir incluso entre dos duros vaqueros del viejo Oeste, son los temas de estos Rolling Stones. Una colección de historias inéditas en su mayor parte que permite al lector acercarse a la obra de O. Henry; un estilista del lenguaje que usa los juegos de palabras, el doble sentido y la parodia, para mostrarnos las miserias y grandezas de sus personajes. Divertido e ingenioso.

Obras. Colección de O. Henry: Los cuentos de O. Henry reflejan una visión melancólica de la existencia, no exenta de humor y de ironía. Reviven las pequeñas tragedias y contrasentidos de la vida cotidiana en Estados Unidos a principio de siglo. Llenos de encanto y de ternura, se destacan por la riqueza de los matices y el triunfo de lo inesperado. Todo el abigarrado mundo de la gran ciudad desfila por los relatos del escritor norteamericano O. Henry; huéspedes de pobres hoteles, dependientes de almacén, filósofos de café, policías, solteronas y embusteros..

Historias de Nueva York: Pocos escritores han hecho de una ciudad su fuente de inspiración con tanta pasión como lo hizo él. La vida de la urbe y de sus habitantes está presente en todos los cuentos de esta antología. Cada relato es una pequeña obra maestra: O. Henry supo captar el espíritu de la época en la que vivió. Estos cuentos son una radiografía de la formación de Nueva York, que en 1900 ya contaba con cuatro millones de habitantes, cada uno de los cuales constituía para él «una historia digna de ser contada».

Coles y reyes: Alguien ha llamado a la obra de O. Henry “Manual de la Naturaleza Humana”. Por la vivacidad de sus personajes, por lo complicado a la vez que primitivo de sus argumentos, por el análisis animado y variadísimo de los caracteres, las novelas y cuentos de este escritor norteamericano han merecido un gran espacio en el público de habla inglesa. Poco conocido en países de lengua española, nos complacemos en presentarlo ahora con la novela “Coles y Reyes”, que algunos consideran su obra maestra. Un fino, sutil y despiadado humorismo se entremezcla con un sentido humano que podría ser calificado de dramático, si no estuviera envuelto por esa amable expresión pintoresca y sabrosa. O. Henry conoció la belleza y la sordidez de la vida, y así nos ofrece una visión total, concentrada en tipos que no han solido ser héroes de novela. Un mundo abigarrado que resalta por los contrastes extraordinarios de sus matices humanos.

«Ella arrancó de mi solapa una hebra invisible de pelusa (el gesto universal de una mujer para proclamar su propiedad).» –O. Henry

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