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Valparaíso: nace el Cabildo Porteño No + AFP para luchar por la Iniciativa Popular de Ley

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primera sesión

por Gustavo Burgos //

Durante el mes de julio, todos los miércoles a las 18:30, en el legendario y generoso local del Sindicato de Estibadores de Goñi 59,  inició su funcionamiento el Cabildo Porteño No+AFP, como un espacio democrático para impulsar la Iniciativa Popular de Ley (IPL) de la Coordinadora No+AFP.

El Cabildo nació como un organismo de base, abierto a todos los trabajadores y en el cual los activistas pueden expresarse libremente, rigiendo en el mismo la más estricta democracia obrera. En el Cabildo la mayoría manda, siendo su el objetivo el extender la campaña, profundizar la movilización y llegar a nuevos sectores en los cerros y poblaciones del Gran Valparaíso, con un mensaje claro: debemos urgentemente acabar con el saqueo de la capitalización individual en que se sustenta el régimen de AFP –el cual se encuentra quebrado- y construir un verdadero sistema previsional solidario y de reparto. Esto es recuperar y construir un Sistema Integral de Seguridad Social.

Las discusiones han tenido como objeto realizar una crítica a los documentos que sirven de base a la Iniciativa Popular de Ley (IPL), la misma gira –obviamente- en la línea de fortalecerla y hacerla armónica con los objetivos generales del movimiento. Tales observaciones miran a la forma y al fondo que, como ocurre en política habitualmente, tienden a confundirse y a explicarse mutuamente.

No pretendemos hacer un informe exhaustivo de tales discusiones, porque el mismo está en fase de elaboración, pero parece oportuno referir algunos aspectos fundamentales del debate y que dan cuerpo a la dinámica de clase del mismo.

1.- En primer lugar, debe consignarse que la lucha por un sistema previsional solidario y de reparto –llamado Sistema Integral de Seguridad Social-  es parte de la lucha general de los trabajadores en defensa de su salario, como quiera que la pensión jubilatoria no es otra cosa que un salario diferido. Por lo indicado, la pensión jubilatoria debe ajustarse a la canasta familiar no sólo para permitir la reproducción de la fuerza de trabajo, sino porque en ello se verifica materialmente el carácter social del salario. Este aspecto debe entenderse en relación al reclamo contenido en la IPL de garantizar una pensión universal mínima –igualitaria- equivalente al salario mínimo el que en la actualidad no alcanza a cubrir el 40% de la canasta básica familiar.

Esta caracterización se apoya en un hecho histórico: la creación de las AFP por la Dictadura pinochetista tuvo por objeto contribuir a servir de base a la formación de una masa de capital “originaria”, que permitiese a la burguesía chilena primero la obtención de fondos frescos para la banca que se encontraba en una crisis y que estallaría en quiebra total como consecuencia de la crisis económica del año 82. Esta crisis fue la expresión financiera de el colapso económico de 1974 –insuperada en la historia económica contemporánea- de un 50% del Producto Interno Bruto. Como para aclarárselo a aquellos que sostienen que Pinochet “hizo crecer” la economía. La solución, menos de diez años después de la privatización de la banca, fue la re estatización de la banca con la finalidad de preservar el aparato financiero.

De esta forma las AFP, con un monto actual administrado que supera los US$300.000.000, han sido desde su creación una fuente de recursos baratos para la banca y un subsidio para los grupos económicos, los que han logrado expandirse a nivel mundial, particularmente en América Latina (Argentina, Perú, Brasil, Colombia). Cuando José Piñera –con sus risibles modales- nos explica que defender las AFP es igual a defender la propiedad de los trabajadores respecto de sus cuentas individuales, sostiene un absurdo completo. La especie de propiedad que tienen los trabajadores respecto de sus cuentas recibe el nombre de “nuda propiedad”, vale decir, aquella propiedad que está desprovista de sus atributos de uso y goce. Por lo mismo, lo que ocurrió en 1980, al crearse el sistema de AFP fue una expropiación masiva –sin indemnización- de los millonarios fondos de los trabajadores. Esto demuestra que la defensa capitalista de la propiedad privada –y su disfraz de capitalismo popular- encubre no sólo la expropiación de la plusvalía, propia de la producción capitalista, sino que además una superexplotación (re expropiación) del salario, bajo la forma de la pensión jubilatoria.

Este cambio en el patrón de acumulación, perpetrado por los Chicago Boys, es el cimiento del régimen hasta el día de hoy, es el mismo patrón desde 1980. Las transformaciones que expresara la interminable transición con el Plebiscito de 1988 y 1989, los decenios de la Concertación, la Constitución “que nos une” del 2005 de Ricardo Lagos,  etc. de forma invariable, apuntaron a preservar este patrón de acumulación ampliado, denominado también  “modernización” por la derecha y “realismo” por los reformistas.

De todo lo expuesto se sigue, obligadamente, que la recuperación de los fondos previsionales que han sido expropiados por el gran capital para crear las AFP, sólo se podrá materializar mediando un quiebre institucional que obligue a la burguesía a renunciar a ellos. Por lo mismo, aunque la formulación de IPL sea institucional, por su contenido conduce a un quiebre institucional y así debe ser entendido, la recuperación de los fondos previsionales –en concreto- plantea el problema del poder, vale decir es un problema político de fondo.

2.- Hay otra esfera de discusión, que se ubica en un momento posterior a la recuperación de los fondos previsionales, la administración. En principio la IPL ha definido una modalidad tripartita que corresponde objetar por cuanto le da mayoría burguesa a la administración de los fondos. Hablar de “tripartito”, patrones, Estado y trabajadores, lleva envuelto la idea de que el Estado está por encima de las clases sociales y que podría “arbitrar” en la contradicción entre trabajadores y patrones. La realidad nos muestra otra cosa y es que el Estado es un órgano de dominación de clase, creado por la burguesía para preservar sus intereses y monopolizar el uso de la violencia. No se observa –por lo mismo- razón de fondo que obligue a los trabajadores a retirarse de la administración de sus fondos previsionales, cediendo el poder sobre los mismos, por más que patrones y el Estado contribuyan a  la formación del Fondo de Reservas Técnicas.

El Estado podrá contribuir a la gestión a través de un órgano público –continuador del Instituto de PS- pero eso no supone conferirle facultades para administrar, que es decidir sobre el destino de esos fondos. El principio que rige aquí es que los trabajadores resuelven sus asuntos por sus propios medios.

Este último aspecto –qué hacer con los fondos- suscitó un debate importante. En parte porque la inversión de los fondos –luego de la experiencia de las AFP- ha devenido en traumática. En el debate del Cabildo se hizo mucha cuestión sobre este punto, sobre la moralidad de las inversiones, la pertinencia de las mismas, etc. Pero, la verdad, es que en el marco capitalista en que se plantea esta cuestión, necesariamente los fondos deben ser invertidos en actividad productiva. Sin embargo, la decisión sobre qué actividad productiva podría ser destinataria de estos recursos –fuera de toda duda- es la herramienta política de mayor envergadura en el Proyecto que discutimos. Resulta inoficioso precisar dónde se invertiría, pero sí es necesario un principio: los fondos deben apuntar a fortalecer el mercado interno, el crédito y toda actividad socialmente productiva. En este sentido, la administración de los fondos previsionales y la renta de los mismos deben ponerse al servicio de la liberación de los trabajadores y una pensión jubilatoria, un verdadero sistema previsional, será la primaria –no la única- expresión de ello. De hecho –como se observó en la discusión del Cabildo- prestaciones como vivienda, salud, principios como el de la igualdad de género, el apoyo al a la ancianidad postergada, son cuestiones que indudablemente hablan de un enfoque más amplio de lo previsional, presentada como Sistema Integral de Seguridad Social.

¿Pero qué trabajadores integrarán este nuevo IPS? Este tema es el gran tema de la derecha, porque oponen el riesgo de corrupción, como si los funcionarios y ejecutivos del Estado burgués y sus instituciones fueran prenda de probidad. Esto tampoco puede definirse en este estadio del proceso, por cierto no serán los burócratas sindicales de la CUT a los que se les conferirá esta tarea, tampoco lo serán los dirigentes del Movimiento No+AFP, pero lo que necesariamente deberá ocurrir es que la participación de los trabajadores habrá de estar dominada por los principios de la democracia obrera, la preeminencia de las bases, el carácter revocable de los apoderados, de forma de integrar esta administración a las estructuras organizativas del movimiento obrero. La propia lucha por estos objetivos irá configurando un marco organizativo que permita a los trabajadores ejercer la administración de estos fondos. Contra lo que argumenten los burgueses y los agoreros de derrotas, debemos recordar que a los trabajadores les sobra, en demasía, capacidad para administrar estos fondos, de la misma forma como su trabajo es la fuente de toda riqueza en el país, de toda producción y de toda organización. Este país, como cualquiera del orbe, sólo puede funcionar en tanto los trabajadores lo hacen funcionar. Sin trabajadores no hay servicios públicos, no hay luz, agua, carreteras, trenes, barcos, vivienda, alimentos, nada, nada se mueve en Chile, ni una hoja, si no hay un trabajador que lo esté realizando. Sí compañeros, los trabajadores pueden, de sobra ejercer esta tarea.

3.- En tercer lugar, como conclusión de fondo, es necesario dejar establecido como latamente se ha expuesto, que la IPL colisiona con el gran capital en toda la línea. Vale decir, la lucha que plantea el Movimiento No+AFP –por su contenido de clase- es lucha anticapitalista y sólo podrá imponerse en tanto sea acaudillada por la clase trabajadora, por la mayoría explotada, bajo sus banderas y métodos. No estamos hablando acá de la cuestión de la Huelga General, de la forma idealista como algunos compañeros lo han planteado dentro del Coordinador. No, la Huelga General ni es el único camino, ni el necesario u obligado para llegar al poder. No, no corresponde hacer de esta consigna un fetiche, como en otro momento se hizo de la Asamblea Constituyente. Lo fundamental acá es hacerse cargo de la debilidad del movimiento obrero y plantear a la vanguardia tareas concretas que permitan ir abriendo a los trabajadores, nuevos caminos de movilización. No alcanza con hablar de valores, es necesario pasar a lucha hoy. Esta lucha hoy significa abordar la IPL con la mayor seriedad, difundir su contenido, llevarla a centros de trabajo, estudio y a las poblaciones. Es necesario que con claridad miles de trabajadores –de los del millón que participaron en el Plebiscito del año pasado y más- debatan sobre estas cuestiones, porque en ellas se juega la continuidad del proceso de lucha abierto y la posibilidad de aprovechar la crisis del régimen a favor de los trabajadores.

Hoy en la tarde un compañero de la Coordinadora cuestionaba el funcionamiento del Cabildo, dando a entender que era una instancia de división. Le planteé que la Coordinadora está para facilitar el encuentro de las actividades que los trabajadores realicen en toda la región y que el Cabildo Porteño era una expresión más de esta campaña. Nos podemos equivocar o acertar, pero lo claro es que el movimiento no puede estar sujeto a la tutela de ningún organismo. Se entendió, se superaron las desconfianzas. Pero este pequeño hecho da cuenta de una realidad mayor, el Coordinador Nacional No+AFP, como organización no está ajena a las limitaciones que caracterizan a las organizaciones de trabajadores a lo largo del país. La tendencia administrativa, burocrática, para resolver los problemas, el aislamiento de los cuadros, las dificultades para verbalizar una política de alcance nacional que supere lo reivindicativo y pase a hablar en tono político, son todas cuestiones que sólo podrán superarse llevando esta campaña, incorporando al movimiento a mayores y más amplias capas de trabajadores. Se trata de masificar, de ampliar el espectro de influencia.

Por lo indicado, el modelo de Cabildo de 2 horas, tipo encuesta –recuerda al proceso constituyente de Bachelet- es una excelente herramienta para iniciar el trabajo, pero no puede quedarse allí, a riesgo de perder el trabajo realizado. Es necesario instar por la formación de Cabildos permanentes que actúen como referente para seguir expandiendo la campaña IPL. El Cabildo no es un focus group, debe ser entendido como una expresión embrionaria de poder obrero y como tal debe tender a permanecer como centro de activismo. Una de las cuestiones que hemos debatido en el Cabildo es precisamente eso levantar páginas, programas radiales, en Youtube, formar equipos profesionales, hacer agitación callejera y hacer sentir –por eso es muy importante la democracia interna- que éste es el lugar del trabajador y que desde acá se comienzan a resolver los problemas planteados, con movilización.

Estas cuestiones deben ser planteadas para superar las ilusiones reformistas que están firmemente enraizadas en los trabajadores. El proyecto lo vamos construir, se va a presentar el Congreso y allí puede ser acogido por algunos, deformado por otros y sepultado –de seguro- por la abrumadora mayoría parlamentaria del régimen. Lo que viene después depende de nosotros, la transformación va a ocurrir en las calles y no en los pasillos y cocinas del parlamento. Para esto necesitamos miles de Cabildos dispuestos a tomar medidas y a aplicarlas en defensa de sus intereses de clase. La mecánica de este proceso movilizador apunta hacia los trabajadores y somos los revolucionarios quienes debemos dialogar con ellos en todos los frentes. De esa capacidad de diálogo dependerá el destino del la Coordinadora Nacional: o termina adocenado como una organización burocrática y clientelar de la “izquierda” parlamentaria o se constituye en una vigorosa organización de clase, nutrida con el activismo de nuevas camadas de luchadores y protagónica en el nuevo ascenso de las masas.

Pelear por una ley no está exento de problemas, problemas de oprtunismo y de sectarismo. El derecho, y la IPL es un proyecto de ley, es la voluntad de la clase dominante expresada como norma, pero esa voluntad muchas veces es arrancada con luchas, por eso hay libertades democráticas y derechos fundamentales. Cada uno de estos derechos ha sido arrancado a los patrones y a las clases dominantes, desde la jornada de 8 horas de los Mártires de Chicago.

El error del reformismo es considerar estos derechos como la estación de término y abrigan por ello la esperanza de que la paulatina acumulación de normas terminarán por transformar la sociedad en una sociedad de derechos, una sociedad de ciudadanos e incluso algunos han planteado –como hizo Allende- que se llega al Socialismo por este camino. El oportunista ve en la ley, como decíamos, la estación de término, por el contrario su gemelo el sectario ve solamente la norma, ve la voluntad burguesa expresada en ella, cierra los ojos y proclama la necesidad abstracta de la lucha para romper ese ominoso orden de cosas. Oportunista y sectario cometen un mismo error –como quiera que su raíz es de clase- y tal es el ignorar el papel de las masas y la dinámica de la lucha de clases en la que se debe intervenir.

En términos marxistas, la lucha por mayores derechos y en este caso por la Iniciativa Popular de Ley  del Movimiento No+AFP , por un Sistema Integral de Seguridad Social, es una lucha que conduce a los trabajadores a mayores enfrentamientos –del momento que el decadente régimen burgués no puede satisfacerlo- y los mismos sólo podrán realizarse como revolución obrera y socialista. Este es el camino que iniciamos los compañeros del Cabildo Porteño: organizarnos, debatir, tomar decisiones y salir a movilizarnos. Este camino es el único posible y es aquél en el que el destino nuestro –como clase- depende de nuestras propias fuerzas. Tales son los principales debates y problemas presentados en las primeras sesiones del Cabildo Porteño. Los esperamos.

(De El Porteño de Valparaíso)

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