Inicio Historia y Teoria Misterio sin resolver. Jovino Novoa, Gema Bueno y el caso Spiniak

Misterio sin resolver. Jovino Novoa, Gema Bueno y el caso Spiniak

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Son demasiados los intríngulis de nuestro tiempo que no han tenido respuestas. Este –el ‘caso Spiniak y Gemita Bueno’- es uno de los que alguna vez preocupó a los chilenos


Arturo Alejandro Muñoz

RECUERDO QUE EN el mes de enero del año 2005, respecto del mediático-político ‘caso Spiniak’ escribí brevemente para el diario Granvalparaiso.cl:

<<A excepción de Spiniak y dos pederastas de baja estofa, no hay más responsables, participantes ni colaboradores en el asunto de los abusos y las degeneraciones. El cura Jolo se encuentra detenido tras la decisión del juez Sergio Muñoz de procesarlo bajo la acusación de levantar falsos testimonios en contra de dos senadores, en el denominado “caso Spiniak”.

<<Gema Bueno, la ya desprestigiada y mentirosa ‘testigo principal’, se encuentra a buen recaudo en la cárcel para mujeres. Claudio Spiniak, principal responsable de los repudiables abusos sexuales cometidos contra menores de edad, continúa detenido en una prisión santiaguina a la espera del término del proceso judicial. Los cien videos decomisados por Carabineros duermen el sueño eterno en un baúl desconocido ubicado en algún sótano ignoto.

<<Los periodistas vieron silenciadas sus voces y opiniones luego de las sanciones ejecutadas contra el departamento de prensa de Chilevisión. La justicia avanza y las autoridades se manifiestan complacidas por el trabajo de los magistrados. Los niños y adolescentes abusados fueron enviados por el Estado chileno a la zona del olvido y del soslayo oficial.

<<Hasta este momento, a excepción de Spiniak y dos pederastas de baja estofa, no hay más responsables, participantes ni colaboradores en el asunto de los abusos y las degeneraciones. La justicia avanza…. como el camarón. De todas maneras, ponga a buen recaudo a sus hijos menores… no vaya a ser cosa que alguno de ellos se cruce frente a un señorón libidinoso. >>

Eso escribí el año 2005. Ha pasado mucha agua bajo los puentes del Cachapoal desde entonces. Spiniak ya está libre nuevamente –luego de purgar años de reclusión carcelaria- y los actores de aquel caso parecieran sumidos en el típico y lamentable ‘olvido’ nacional. Pero, por mi cuenta y a mi costo continué investigando el asunto desde Rancagua. ¿Por qué desde “la ciudad heroica”?

Es posible que el lector desconozca que una de mis profesiones es el Servicio Social (soy Asistente Social titulado en la Universidad de Chile), y ejercí como Dideco –Director de Desarrollo Comunitario- en varios municipios de la Región de O’Higgins. Ello me permitió informarme respecto de algunas situaciones respecto del caso en comento que el común de los chilenos desconoce. El siguiente resumen puede servir de ayuda.

Gemita Bueno fue una de las ‘víctimas’ en manos de adultos cuyas situaciones económicas y sociales mostraban gran enjundia.

Claudio Spiniak aparecía como el ‘puente’ mediante el cual esas personas –todas adultas- accedían a menores de edad (mayoritariamente, aunque no únicamente, mujeres) para disfrutar de ellos en fiestas íntimas.

Por razones que aún no logro descifrar, la prensa apuntó a ciertos dirigentes sociales, empresariales y políticos como participantes en esas ‘orgías’ con menores de edad, administradas, claro está, por el dueño de uno de los gimnasios (o ‘Spa’) de mayor alcurnia en ese momento en el barrio alto santiaguino: Claudio Spiniak.

Hubo dudas (digámoslo sin temor a equivocarnos respecto de ello) respecto a ciertos personajes de la política nacional, no sólo derechistas sino también algunos pertenecientes a la Concertación que, en ese momento, era el bloque gobernante en el país. Fue entonces que la propia ‘testigo principal’, Gemita Bueno, apuntó sus dardos contra el parlamentario de la UDI, Jovino Novoa. El escándalo explotó y comenzaron a funcionar las redes de ataque y de apoyo en relación al senador.

Finalmente, Gemita Bueno se desdijo de todo lo planteado…incluso afirmó que había engañado al polígrafo de la PDI (‘detector de mentiras’), y las flechas entonces fueron lanzadas contra el “cura Jolo”, quien había protegido/avalado/defendido a la Bueno.

¿Resultado? Spiniak y el cura… a prisión; Gemita Bueno a… en fin… a cualquier parte en el norte del país. Y los ‘altos’ dirigentes políticos quedaron libres de polvo y paja. Eran, según la justicia, inocentes; además, en el trámite del caso, un juez –Calvo- quedó a la vera del camino luego de comprobarse que era cliente de un sauna donde se reunían homosexuales, cuyo dueño, de apellido Rodríguez, habría extorsionado al juez y finalmente informó a la prensa respecto de la calidad de gay del magistrado que en se momento llevaba la causa. Calvo fue sacado del caso y lo reemplazó quien hoy es el Presidente de la Corte Suprema, Sergio Muñoz.

No paró allí el asunto, pues Arturo Barrios, en ese entonces secretario general del PS, instó a la Justicia a aclarar la situación del mayor en retiro de Carabineros José Luis Aguilera, el que hizo una llamada para evitar la detención de Spiniak en febrero del 2002.

Pero, a la larga, se produjo lo que mencioné en mi artículo al diario electrónico Granvalparaiso, y que da inicio a estas letras en la presente columna: << A excepción de Spiniak y dos pederastas de baja estofa, no hay más responsables, participantes ni colaboradores en el asunto de los abusos y las degeneraciones.>>

Ya lo dije líneas atrás. Continué una investigación por mi propia cuenta. Ella me llevó a enterarme que Gemita Bueno provenía de la comuna de Codegua (Región de O’Higgins, hacia el sector cordillerano, lado norte, de la misma), donde había vivido junto a su madre hasta el momento de abandonar el lugar y dirigirse a Santiago, a probar suerte. Me enteré que la madre de Gemita, de la noche a la mañana (y casi coincidente con la “reculada” de Gemita Bueno liberando de responsabilidad a ciertos ‘eméritos’ politicastros), había mejorado de manera increíble su calidad de “pobreza” adquiriendo electrodomésticos y mejoras sustantivas en su otrora carente hogar.

Misterio ‘misterioso’ para mis colegas asistentes sociales de la Intendencia de O’Higgins, y más misterioso aun para las funcionarias a cargo de aplicar las encuestas de la ficha CAS con visitas domiciliarias, pues en breve lapso la mamá de Gemita pasó, de la semi indigencia, a integrar la clase media ortodoxa. ¿Milagros de la política concertacionista que es mayordomil de la patronal Alianza pinochetista? Quizás.

Pero, años después de estos inefables sucesos se produce la nueva información que llega también (para no ser menos) desde la hermosa y bucólica comuna de Codegua.

Claudio Spiniak ya pagó su deuda con la sociedad y se encuentra en libertad. Bien por él. Bien por la justicia. ¿A qué lugar de Chile puede haberse ido para radicar allí sus huesos y vivir en paz, ya que en Santiago del Nuevo Extremo le sería casi imposible lograr el equilibrio emocional que su pasado impetra?

Bien, pues… se me ha informado (Concejal mediante), que el señor Spiniak tramitó y obtuvo la renovación de su cédula de identidad en la comuna de… ¡¡Codegua!!, donde una de mis fuentes asegura que fijó también su domicilio. ¿Extraño? Sí. Muy extraño. ¿Sospechoso?… eso lo dejo al criterio de cada lector (yo estoy, desde hace muchos años, ‘curado de espanto’). ¿Qué opina usted respecto de tal situación, señor Jovino Novoa?

De todas maneras creo que respecto de esta última información sería sano y oportuno conocer las opiniones de aquellos políticos que estuvieron involucrados (quizá injustamente) en el caso de marras. Y por cierto, también es imperioso que la oficina del Registro Civil de Codegua ratifique o desmienta la información respectiva.
Este intríngulis tiene demasiadas artistas y… no ha terminado realmente. .

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