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Los que reciben y aplauden al presidente impostor

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Mario R. Fernández

Semanas atrás, precisamente el 5 de febrero, el día en que el presidente Donald Trump presentaba su discurso sobre el Estado de la Nación en el Congreso de Estados Unidos, tenía de invitado de honor a Juan Guaidó, el presidente impostor de Venezuela presentado al mundo como “presidente interino” de su país. Guaidó, que ha sido convertido en personaje del mundo occidental, fue aplaudido ese día fervorosamente en el congreso norteamericano por todos los congresistas presentes. Pero todos sabemos que Juan Guaidó no es sino una creación del imperialismo, y que fue elegido para cumplir la tarea más siniestra que un ciudadano puede cumplir, la de traicionar públicamente a su país y a su gente.  Es el presidente fantasma de Latinoamérica. Nuestro continente, creador del realismo mágico, sufre de surrealismo trágico, donde la manipulación y el engaño confunden la realidad con la fantasía. Puede que a Juan Guaidó lo llamen “presidente” hasta de viejo, pero no faltarán quienes en generaciones futuras se pregunten ¿acaso este fue presidente alguna vez?

Antes de visitar la tierra de sus amos, Juan Guaidó dio una gira por tres países europeos, Suiza, Francia y España.  En Suiza asistió al foro de Davos. En Francia el Presidente Macron le demostró su habitual apoyo, aun cuando Guaidó recibió huevos de parte de quienes no lo admiran demasiado. En España fue recibido por la ministra del Exterior pues para el presidente español era demasiado recibirlo en esos momentos. Guaidó cuenta con el apoyo de casi toda Europa, siempre tan amante a la “democracia” a su estilo. 

El 27 de enero Guaidó en Canadá recibió el aval del gobierno y de toda la prensa oficial.  Un artículo de la prensa canadiense describe a Juan Guaidó como “presidente asediado,” destaca el agradecimiento de Guaidó por el apoyo que le da el gobierno canadiense y de paso explica, con total cinismo, todas las hazañas de Guaidó para esquivar el peligro que sufren él y sus colaboradores en Venezuela debido a la violencia de la “dictadura socialista de Maduro” responsable según Guaidó de 18 000 asesinatos extrajudiciales y de miles de personas más asesinadas durante las protestas que Guaidó dirige.  El gobierno canadiense, en voz de su ministro de asuntos externos él señor Champagne,  promete al presidente impostor que además de los 113 funcionarios del gobierno venezolano sancionados por Canadá habrá más sanciones y mayor apoyo al liderazgo que Guaidó representa y además lo felicita  por su coraje.  Esto que se dio en Canadá parece una obra de teatro o una película de muy baja monta, pero es simplemente como se dan los acontecimientos políticos en Canadá en la actualidad.

Canadá le ha sugerido a Cuba misma que podría jugar un papel en condenar el “régimen de Maduro,” o sea al presidente legítimo venezolano. El “presidente impostor” expresa esta idea como suya y la prensa la divulga. Es una idea ridícula, no sólo porque Cuba lógicamente no acepta al “impostor” porque sabe que es todo una creación imperialista sin sentido ya el pueblo venezolano tiene presidente legítimo y se llama Nicolás Maduro. Cuba ha enfrentado y sufrido el genocidio del bloqueo impuesto por Estados Unidos. Cuba ha recibido ayuda solidaria de parte de Venezuela. Cuba tiene claro que Venezuela ha sido su aliado, que le ha ayudado a sobrevivir las consecuencias del bloqueo. Se han establecido importantes vínculos entre ambos países. Cuba no se confunde. Existen señales de que el bloqueo de los Estados Unidos a Cuba se extienda a Canadá, que este país deje de ser supuestamente neutral y que tome crecientemente posición con los Estados Unidos, no solo en cuanto a su política externa con respecto a Venezuela sino también con respecto a Cuba.

El 20 de febrero el gobierno de Canadá organizó la última reunión del Grupo de Lima, un verdadero “cartel” formado por 14 países latinoamericanos y Canadá. El Grupo de Lima fue creado hace dos años y medio supuestamente para reestablecer la “democracia” en Venezuela, denunciar violaciones de los derechos humanos y la crisis humanitaria. Entre los países que forman el Grupo de Lima hay justamente violadores de los derechos humanos, asesinos de dirigentes campesinos y periodistas. Tal es el caso de Colombia, con un gobierno responsable del asesinato de más de 620 líderes sociales desde el 2016; tal es el caso de Honduras, con antecedentes similares, o el de Guatemala que es una cárcel gigante para la población. Tal es el caso de Chile, antes “intachable,” y hoy con fuerzas policiales que aterran a la población, asesinan a 28 chilenos, hieren a más de 3700 en los últimos meses.  El Grupo de Lima está formado por gobiernos resultantes de golpes de estado: Honduras, Paraguay, Brasil, Bolivia, Haití. Está formado por gobiernos corruptos: Perú, que carece de capacidad institucional evidente y que es justamente el país donde se forma este grupo durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, el mismo que tuvo que renunciar por corrupción, con presidentes anteriores como Ollanta Humala, Alejandro Toledo y Alan García acusados por corrupción y robo, y con presidentes en la cárcel por homicidio y desaparición forzada como es el caso de Alberto Fujimori y Francisco Morales Bermúdez. Los gobiernos de Perú tienen tal prontuario que es una desfachatez formar un Grupo con ese nombre para cuestionar, condenar y conspirar con otras repúblicas bananas y narco-estados contra la dignidad de Venezuela. Canadá no tiene vergüenza de ser parte y tener un papel organizativo en el Grupo de Lima, condena a Venezuela pero no condena ni critica a ninguno de sus aliados en este “cartel de Lima.”

Volviendo al “presidente impostor” Juan Guaidó vale recordar que este nombró “embajadores impostores” también, incluso en Canadá que le ha permitido ésta farsa, Orlando Viera-Blanco es uno de esos “embajadores impostores.” Viera-Blanco ha sido reconocido por el gobierno canadiense, pero este señor “embajador” no trabaja en la embajada ni emite ningún documento como el mismo declara en un medio canadiense “su trabajo lo hace desde su casa” para evitar confrontar a los que si trabajan en la embajada de Venezuela. Claro, el verdadero embajador de Venezuela, Luis Acuña junto a otros tres diplomáticos venezolanos han sido acreditador por Ottawa además trabajan algunos empleados canadienses que proveen servicios consulares (pasaportes, certificados de nacimiento y visas en Canadá y Estados Unidos). La República Bolivariana de Venezuela no reconoce ningún diplomático que no sea designado por el gobierno constitucional de Venezuela, algo que lógicamente hacen todos los países del mundo. Es increíble que Canadá juegue estos juegos y que sean todavía pocos los canadienses que cuestionen y denuncien al gobierno de Justin Trudeau por esta farsa peligrosa. Si Canadá sufriera dos tipos de diplomáticos, los elegidos por su gobierno legítimo y los “impostores,” las leyes del país mandarían a los impostores presos con penas de entre 20 a 50 años de cárcel.

Afortunadamente, apareció recientemente un artículo del periodista de Andray Domise analizando un documental de Elaine Brière, Haiti Betrayed (Haití traicionado) en la publicación canadiense Maclean’s Magazine días atrás.  Domise cuestiona el papel de Canadá en el golpe de estado contra el presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide en Haití el 2004, donde groseramente Aristide fue raptado y enviado a un país africano. Canadá no se ha disculpado, dice él artículo, de los horribles crímenes cometidos por la Policía Nacional entrenada por la policía federal canadiense. Destaca además el apoyo del ministerio del exterior de Canadá al golpe de estado en Bolivia (habría que agregar que al apoyar este golpe se está apoyando las hordas fascistas que asaltaron y saquearon la casa del presidente Evo Morales que hubiera sido seguramente asesinado a palos si hubiera estado en su residencia dado el tono del asalto). Domise plantea también el programa de combustible subsidiado a los países del Caribe (PetroCaribe) creado por Venezuela y que ha beneficiado sobremanera a Haití –algo que no impidió que el gobierno actual de Haití, de Jovenel Moïse, se sumara al ataque contra el gobierno legítimo de Venezuela en la OEA apoyando un golpe de estado contra Venezuela. Traiciones que marcan, lamentablemente, la historia en Latinoamérica.

La existencia de un “presidente impostor” como Guaidó es inédita en el continente americano y en él mundo. Pero Canadá ha apoyado siempre los golpes de estado en cualquier parte del mundo igual que los han apoyado Francia, Suiza, y España –esta última con la excepción del gobierno de la última República española. Estos países han obedecido siempre a sus oligarquías y a sus ricos, como antes obedecían a sus reyes, basta con leer los archivos de la prensa de la época para entender esto, siempre han desacreditado cualquier proyecto de liberación o de orientación nacional. Es cierto que en los años 60 se miraba con mejores ojos a ciertos gobiernos de reformas en América Latina pero esto era en gran parte porque se los consideraba una alternativa para frenar la influencia de la Revolución Cubana.

En décadas anteriores, a diferencia de hoy, una vez que las dictaduras o gobiernos de facto comenzaban a reprimir, quitar libertades, asesinar y torturar, los países del primer mundo comenzaban a alardear y se jactaban de defender los derechos humanos y libertades civiles de las víctimas, mantenía así una imagen interna “democrática.” Hoy y gracias al casi completo dominio de los medios de información, la propaganda diaria y el debilitamiento de los que cuestionan o se oponen al sistema de dominación de occidente, ya no se finge nada sobre la cruel realidad de la opresión y del crimen. Canadá usa su política externa como herramienta de propaganda interna de una doctrina eficaz que cuenta con el consenso general de políticos y parlamentarios y de la mayoría de los canadienses que creen que Canadá juega siempre un papel positivo y benefactor en el mundo, que defiende los derechos humanos y envía tropas para cumplir misiones de paz y democracia.                                                                                                                                                                                

Cualquier mentira se impone hoy como verdad, por ejemplo se dice en los medios canadienses  que más de 4,5 millones de venezolanos han dejado Venezuela desde el 2015 y que este año ese número llegará a 6,5 millones, son cifras falsas. Se dice que los que huyen lo hacen hacia Perú y Colombia mostrados ambos países como “paraísos” del continente americano, también totalmente falso. Otra falsedad que se menciona regularmente es que en Venezuela no hay libertad de prensa porque todo está controlado por el gobierno: en Venezuela el 80 por ciento de los medios de comunicación son privados y casi todos opuestos al gobierno. Sin embargo no se dice que a Venezuela le tienen confiscados o congelados más de 40 mil millones de dólares de fondos del estado que fueron depositados en España, Italia, Portugal y el Reino Unido, o que los activos de CITGO han sido prácticamente robados. CITGO es una empresa de petróleo estatal venezolana que fue un día estadounidense y privada y que ha operado como tal en Estados Unidos desde los años 80. Tampoco se menciona que las más de 150 sanciones impuestas por Estados Unidos contra Venezuela desde 2017 han resultado en pérdidas por ingreso al país de 116 mil millones de dólares. El bloqueo que se le hace a Venezuela y a Cuba no es sino un genocidio que se implementa en presencia del mundo entero. Si en Canadá, el estado y la población sufrieran los golpes que sufre Venezuela, simplemente se perturbarían mentalmente y muchos se atacarían entre ellos.

Llevados por su obstinado eurocentrismo y colonialismo, los países imperialistas se sienten con derecho a usurpar y oprimir al resto del mundo y no perdonan ni a Venezuela ni a Cuba su resistencia a ser avasallados y oprimidos por ellos. En particular no le perdonan a Venezuela su riqueza en hidrocarburos, que continúan siendo el recurso de energía más rico que existe y razón de disputa y usurpación, incluso cuando su papel central se trata de disimular con falsas o exageradas esperanzas en las reservas de estos recursos como en los supuestos recursos alternativos.     

La resistencia del pueblo venezolano, de su gobierno, de sus fuerzas armadas y de sus organizaciones sociales y políticas es extraordinario y ejemplar, esta resistencia se fortalece con el apoyo de los países del ALBA, de los movimientos populares latinoamericanos  y del mundo. La existencia de la resistencia, sin embargo, no va a impedir que continúe el hostigamiento, la conspiración interna con sicarios como Guaidó, “presidente impostor” y sus secuaces; y la conspiración externa  que es el crimen por parte del imperialismo norteamericano-europeo. La conspiración de la OEA (Organización de Estados Americanos) organización desacreditada y en manos del gobierno de Estados Unidos, se suma a todos los gobiernos vasallos latinoamericanos algunos muy agresivos (Colombia, Perú, Chile y Brasil) otros más disimulados o hipócritas. Todos ellos juntos pueden intentar una invasión a través del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), o usando paramilitares a través de Colombia y Brasil  o un bloqueo naval e invasión directa al  territorio venezolano por Estados Unidos, Canadá y otros.

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