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Las Raíces de la opresión de la mujer

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Si bien la educación, la crianza y la religión pueden desempeñar un papel importante en la perpetuación de los estereotipos y en el fomento de la opresión y el hostigamiento de las mujeres, los socialistas ven las raíces de estas actitudes en la división de la sociedad en clases. Para los propietarios de esclavos, los señores feudales y los capitalistas, la familia ha sido una construcción vital para transmitir su propiedad y riqueza de una generación a otra.

Bajo su gobierno, los hombres esclavos, vasallos y trabajadores son un «cinturón de transición» útil, como lo describió el revolucionario León Trotsky, para la idea de disciplina. La obediencia al varón en el hogar entrena a mujeres y niños para cumplir con las órdenes de arriba.

El papel de las mujeres, en lo que respecta a los propietarios de la industria y la tierra, además de proporcionar mano de obra barata en las fábricas o en la tierra, ha sido proporcionar trabajo no remunerado en la reproducción y el cuidado de la próxima generación de trabajadores. Dentro de la familia, también se espera que cuiden de aquellos que ya no pueden trabajar por enfermedad o vejez. A lo largo de los años, las reformas que alivian las cargas de las mujeres se han ganado, pero no sin una lucha y, a veces, con la amenaza de una lucha.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las disposiciones sobre educación, salud y bienestar en los Estados unidos y Europa, y que influenciaron al resto del mundo, fueron producto de una enorme radicalización, especialmente entre los soldados que regresaron, de las mujeres que habían sido incorporadas masivamente a la industria de guerra y la negativa a volver a la vida anterior. Las reformas tenían como objetivo prevenir la revolución que amenazaba la propia supervivencia del podrido sistema capitalista.

Los servicios nacionales de salud y los sistemas de educación pública no son solo una buena medida implementada por gobiernos ilustrados. Son una forma de asegurar que los empresarios en la industria tengan un suministro constante de mano de obra que sea saludable y también capacitada para mantener su sistema basado en las ganancias.

Sin embargo, en muchos países dependientes como Chile solo existe un servicio de salud mínimo de mala calidad. En todo el mundo, millones de mujeres y niños mueren de enfermedades prevenibles durante el embarazo y el parto.

A lo largo de los años, en muchas economías capitalistas desarrolladas, los servicios públicos han aliviado la carga de las mujeres de clase trabajadora en relación con el cuidado infantil y otras responsabilidades ‘domésticas’. Ahora, el reloj está retrocediendo. Incluso las disposiciones básicas de los sistemas estatales de salud y educación están amenazadas tanto en las economías desarrolladas como en las subdesarrolladas. Son las mujeres que ven recortados sus trabajos y salarios. La clase trabajadora y las mujeres pobres están, como siempre, en primer plano en los movimientos contra estos reveses. Son ellas quienes más sufren por la falta de hogares decentes para criar a sus familias. También son las mujeres las que suelen ser las más luchadoras contra los recortes en el servicio de salud, los hogares de ancianos y las guarderías. Exigen refugio para aquellas que buscan refugio de la violencia en el hogar. Es literalmente una cuestión de vida o muerte.

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