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La reaparición de Lula obligó a Bolsonaro a cambiar el ministro de Salud

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Emir Sader

Página/12 – 17 de marzo de 2021

Imagen: EFE

En una era tan extraña como esta, el tiempo, definitivamente, no es homogéneo. Es como si nada hubiera pasado, políticamente, en Brasil, a lo largo de un año –aun con la pandemia–, para que, de repente, suceda todo en una semana. Lula pasa de ser condenado a recuperar sus derechos jurídicos y, con su intervención, aparece como el gran personaje de la política brasileña. Aun si no se postula oficialmente, se vuelve favorito por consenso para ser elegido presidente de Brasil en 2022.

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La sustitución del ministro de Salud ya es obra de la reaparición política de Lula. El desgaste de Bolsonaro se ha dibujado en el horizonte, con la desastrosa actitud que tiene en relación con la pandemia de coronavirus. Una encuesta del periódico O Estado de São Paulo, de la semana anterior, ya daba a Lula 50% de apoyo, con el nivel más bajo de rechazo entre todos los precandidatos. Y a Bolsonaro 38%, con alto nivel de rechazo.

Ya ese sondeo bastaba para que Bolsonaro empezara a cambiar su posición, haciendo como si estuviera buscando vacunas, en sintonía con los gobernadores, que ya lo hacían hacía tiempo. Pero, mantenía al cuestionado ministro de Salud, un oficial del Ejército, supuestamente especializado en logística, Eduardo Pazuello, que había sido nombrado para ese cargo como parte del movimiento de militarización del Gobierno. Un movimiento que había desplazando al personal civil de la Salud Pública, que tiene gran experiencia y prestigio en Brasil.

La gestión de Pazuello fue un desastre, desde su comienzo. Ni siquiera respondió en su especialidad, porque han faltado jeringas, agujas y, claro, vacunas. Él llenó el Ministerio de militares, desplazando a todo el personal de Salud Pública. Cuando llegó, había alrededor de 20 mil muertos en Brasil; cuando sale, esa cifra ya se acerca a los 300 mil muertos. Mientras que, a casi dos meses ya del comienzo de la vacunación, menos del 5% de los brasileños recibieron vacunas de las dos que están en el País.El promedio diario de muertos por la pandemia está por encima de dos mil, ya hace más de un mes.

La reaparición de Lula fue la gota que rebasó el vaso, que llevó a Bolsonaro a tener que sacar a Pazuello. El Mandatario se entrevistó con una médica de renombre, cardióloga, con quien no logró un acuerdo, porque ella se opone abiertamente a sus políticas. Ludhmila Hajjarsalió del encuentro y dio largas entrevistas para todos los medios, con fuertes críticas al Gobierno.

Bolsonaro apeló, entonces, a otro médico que había colaborado con el Gobierno y había sido presentado por Flavio Bolsonaro, uno de los hijos del Presidente. Marcelo Queiroga aceptó el nombramiento, aclarando, inmediatamente que la política no será la suya, sino la del Gobierno. Pero, no se sabe lo que él hará con la enorme cantidad de militares en el Ministerio. La caída de Pazuello es una gran derrota para los militares.

El mismo CENTRÃO –bloque de partidos que apoyan al Gobierno– dice que este tiene la última posibilidad para contener la situación actual de la pandemia. No han recibido muy positivamente al nuevo ministro, porque preferían a la médica que no aceptó la invitación del Gobierno y que representaría los criterios científicos, que Bolsonaro rechaza.

Todo ello cuando Brasil vive el peor momento de la pandemia y sin horizontes de mejorías.Yo recibí la primera dosis de la vacuna la semana pasada, así como Lula y Chico Buarque, por la edad que tenemos, somos de la misma generación. Pero, han terminado las vacunas, desde entonces.

A pesar de las declaraciones del ministro saliente, el sistema de Salud ha colapsado en todo el País. Gran parte de las grandes ciudades han decretado restricciones para el comercio y la circulación de las personas.

Ya no es posible ampliar las camas de los hospitales, porque no hay más personal médico para atenderlos. Ya han muerto 500 médicos y tres mil enfermeras, trabajando en los hospitales. Las colas para internación, en cada provincia, son de miles de personas. Centenas están muriendo en las colas, esperando cupos en los hospitales. El personal médico ya tiene que tomar las dolorosas decisiones sobre a quiénes internar, dado que no hay lugar para todos.

Es en ese marco que Lula reaparece como la gran esperanza para los brasileños. Incluso, partidos de la base de apoyo del Gobierno reciben con simpatía las palabras de Lula. Hasta un economista tradicional de la Derecha, en la época de la dictadura militar, como Delfim Neto, dijo que votará por Lula.

Porque ya hay conciencia generalizada de que, con Bolsonaro y sin democracia, Brasil no superará la peor crisis de su historia. Una crisis de los partidos que apoyan a Bolsonaro puede reabrir la posibilidad de su impeachment [expulsión]. Ahora con una perspectiva concreta en el juego político: Lula.

 

Brasil admite ahora aplicar medidas de distanciamiento social ante el «peor colapso hospitalario»

Lo admitió el designado ministro brasileño de Salud, Marcelo Queiroga. Si, bien, estas recomendaciones son corrientes en un planeta confrontado desde hace un año a la crisis sanitaria, son una novedad en el gobierno de Bolsonaro.

– 17/03/21

Según el sondeo, un 43% de los brasileños considera a Bolsonaro como "el principal culpable de la situación actual".

Según el sondeo, 43% de los brasileños considera a Bolsonaro como «el principal culpable de la situación actual».


El designado ministro brasileño de Salud, Marcelo Queiroga, admitió la necesidad de aplicar medidas de distanciamiento social, para contener la pandemia de coronavirus en el País, que atraviesa el «peor colapso sanitario y hospitalario de su historia», a raíz de la segunda ola del brote, según informó el laboratorio federal Fundación Oswaldo Cruz (FIOCRUZ).

«Conseguiremos reducir las muertes […] con políticas de distanciamiento social que permitan disminuir la circulación del virus y mejorando la capacidad de nuestros servicios hospitalarios», dijo Queiroga, nombrado el lunes por el presidente Jair Bolsonaro como el cuarto titular de la cartera sanitaria desde el inicio de la pandemia.

El también cardiólogo, de 55 años, instó en una conferencia de prensa junto al todavía ministro de Salud, Eduardo Pazuello, a la «unión de todos los brasileños», para frenar a la COVID-19, que ya dejó más de 282.000 muertos en el país sudamericano, el segundo más enlutado en el mundo.

«No sirve de nada recomendar el uso de barbijos si la gente no es capaz de adherir a ese tipo de medida sencilla […] El Gobierno recomienda, por ejemplo, reducir las aglomeraciones fútiles y la gente sigue haciendo fiestas los fines de semana, contribuyendo a la circulación del virus»opinó.

«No sirve de nada recomendar el uso de barbijos si la gente no es capaz de adherir a ese tipo de medida sencilla».

Marcelo Queiroga


Si, bien, estas recomendaciones son corrientes en un planeta confrontado desde hace un año a la crisis sanitaria, son una novedad en el gobierno de Bolsonaro, quien ha repudiado las cuarentenas, a las que llamó «Estado de Sitio», recientemente.

Hasta ahora, el mandatario ultraderechista ha mantenido un discurso escéptico sobre la gravedad de la enfermedad, promovió aglomeraciones, rechazó el uso de tapabocas y cuestionó, incluso, la eficacia de las vacunas.

No obstante, esta actitud empieza a tener un costo político y el Mandatario, que aspira a ser reelecto en 2022, ha sufrido una fuerte baja en su popularidad, con 54% de rechazo a su manejo de la crisis sanitaria, indicó, este miércoles, una encuesta de Datafolha, publicada por el diario Folha de São Paulo.

Según el sondeo, 43% de los brasileños considera a Bolsonaro como «el principal culpable» de la situación actual, frente a 17% que la achaca a los gobernadores, defensores de las medidas de confinamiento.

Ante este contexto, Queiroga afirmó que podrá hacer cambios en la política federal contra el coronavirus.

«El presidente nos dio autonomía y haremos los ajustes que correspondan en el momento adecuado», dijo el futuro Ministro, quien destacó «Creemos en la investigación, en la ciencia», sin mencionar los tratamientos con medicamentos sin eficacia comprobada contra la COVID-19, promovidos por Bolsonaro.

Marcelo Queiroga, el flamante ministro de Salud buscará aplicar un mayor distanciamiento social.

Marcelo Queiroga, el flamante ministro de Salud buscará aplicar un mayor distanciamiento social.

Colapso


Brasil volvió a batir, este miércoles, el récord de muertes diarias por coronavirus, con 3.149, y es la primera vez que supera los tres millares, pocos días después de haber sobrepasado los 2.000, también por primera vez.

Con ese resultado, acumula 284.775 fallecimientos, además de casi 11,7 millones de casos confirmados desde el comienzo de la pandemia, informó el Ministerio de Salud, mientras casi todo su territorio está al borde de la saturación hospitalaria.

Epicentro mundial de la pandemia en marzo, según los científicos de la FIOCRUZ del Ministerio de Salud, 24 de los 26 estados tienen más de 80% de ocupación hospitalaria y el Estado de Río de Grande do Sul, fronterizo con Argentina, ya fue superado en todas sus posibilidades, con 100%.

Quince Estados tienen tasas superiores al 90% de ocupación de camas UTI para pacientes con COVID-19, dice el informe divulgado anoche por los científicos del más importante centro laboratorial oficial, responsable de producir, a partir de este mes, las vacunas de AstraZeneca.

«Se trata del mayor colapso sanitario y hospitalario de la historia de Brasil», dice el comunicado del laboratorio FIOCRUZ.

Quince estados tienen tasas superiores al 90% de ocupación de camas UTI para pacientes con Covid-19.

Quince Estados tienen tasas superiores al 90% de ocupación de camas UTI para pacientes con COVID-19.


Los únicos dos Estados que no llegaron a la situación de colapso son el amazónico Roraima y Río de Janeiro, con menos del 80% de ocupación de UTI.

Estos números son promedios de cada Estado, que, por su parte, tienen filas de espera en varias regiones y fallecidos sin encontrar camas de UTI, como en el Estado de São Paulo, el más poblado y desarrollado del País, donde al menos 88 pacientes de COVID-19 murieron a la espera de una cama de terapia intensiva, consignó el diario O Estado de São Paulo.

Los científicos del instituto oficial recomiendan restricciones como las que están aplicando la mayoría de los Estados y municipios, para reducir la ocupación de camas, además del uso de mascarillas, medidas de distanciamiento físico y aceleración de la vacunación.

También, piden suspender las clases presenciales en todo el País y prohibir actividades como shows, cultos religiosos y deportivos, e imponer toque de queda de 20:00 a 06:00 y los fines de semana, con cierre de playas y parques.

Los únicos dos Estados que no llegaron a la situación de colapso son el amazónico Roraima y Río de Janeiro, con menos del 80% de ocupación de UTI.


Un reclamo similar hizo la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que alertó sobre la evolución de la pandemia en Brasil y destacó la necesidad de liderazgo para frenar el avance de la enfermedad.

«La situación en Brasil es una advertencia de que mantener este virus bajo control requiere una atención continua por parte de las autoridades de Salud Pública y de los líderes para proteger a las personas y los sistemas de salud del impacto devastador de este virus», dijo, en rueda de prensa, la directora de la OPS, Carissa Etienne, según reportó la agencia de noticias AFP.

Etienne dijo que el gigante sudamericano registra, actualmente, el mayor número de nuevos contagios en la región de las américas.

Denuncian a Bolsonaro en la ONU por crisis sanitaria en Brasil

Según la denuncia,  Bolsonaro está promoviendo, de palabra y hecho, una devastadora tragedia humanitaria.

Según la denuncia, Bolsonaro está promoviendo, de palabra y hecho, una devastadora tragedia humanitaria. | Foto: AVN

Telesur– 16 marzo 2021

Las organizaciones no gubernamentales brasileñas alertaron que la situación en el país suramericano resulta desesperada.

La Comisión Arns y Conectas Derechos Humanos presentaron una denuncia en las Naciones Unidas (ONU) contra el presidente Jair Bolsonaro, por su irresponsable gestión ante la pandemia de COVID-19 que cobró, hasta hoy, casi 280 mil muertes en Brasil.

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Las organizaciones no gubernamentales de Derechos Humanos brasileñas alertaron que la situación en el país suramericano resulta desesperada.

Mediante un video, Maria Hermínia Tavares de Almeida, miembro fundador de la Comisión Arns, dijo que la situación en Brasil es desesperada y que Bolsonaro está promoviendo, de palabra y hecho, una devastadora tragedia humanitaria.

Hizo hincapié en que la COVID-19 está teniendo un gran impacto en la pérdida de vidas y las dificultades económicas, llegando de manera desproporcionada a las comunidades afrodescendientes, indígenas y tradicionales más pobres. 

En la 46 ° Sesión del Consejo Internacional de Derechos Humanos de la ONU, que se realiza en Ginebra, Suiza, Maria Hermínia también describió el comportamiento del Presidente, desde el inicio de la pandemia en el País: 

“Vinimos aquí, hoy, para denunciar las actitudes recurrentes del presidente Jair Bolsonaro hacia la pandemia», aseveró. 

«Desdeña las recomendaciones de los científicos; ha sembrado, repetidamente, el descrédito en todas las medidas de protección –como el uso de máscaras y la distancia social–; paralizó la capacidad de coordinación de la autoridad federal de Salud, descartó la importancia de las vacunas, se rió de los miedos y las lágrimas de las familias», indicó.

La denuncia, también, destaca el papel de los demás poderes ante las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia.

«Todas las medidas económicas y sanitarias actualmente vigentes se deben a iniciativas del Congreso Nacional, la Suprema Corte Federal, los gobernadores y alcaldes», puntualizó. 

«Por eso estamos, hoy, aquí, para llamar la atención de este Consejo y señalar la responsabilidad del presidente Bolsonaro en promover, de palabra y hecho, una devastadora tragedia humanitaria, social y económica en Brasil», remató.

 

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