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La peste, la gran plaga que amenazó con el apocalipsis

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Sus orígenes se remontan la Edad del Bronce. Causada por una bacteria, Yersinia pestis, provocó la terrible Muerte Negra o Gran Plaga en la Edad Media

Gonzalo López SánchezGonzalo López Sánchez

ABC. MADRID  12/01/2018

«Miré, y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra». Así se refiere el Apocalipsis al cuarto jinete, que monta un caballo cadavérico. Se le suele conocer como Muerte, pero en muchos libros también lleva el nombre de «Peste».

Y con razón. La peste es una de las plagas que más huella ha dejado en la historia del ser humano, probablemente junto a la viruela. Algunos estudiosos relacionan la caída del Imperio Romano con la dispersión de esta enfermedad. Durante siglos la peste fue una catástrofe capaz de dejar ciudades completamente devastadas, en las que a veces «no quedaron vivos suficientes como para enterrar a los muertos». En el Siglo XIV, la Muerte Negra, una terrible plaga de peste, acabó con el 60% de la población europea, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Ya a principios del siglo XIX, la sacudida de la peste dejó 10 millones de muertos. Por suerte, la higiene y los antibióticos, hoy mal usados por una gran parte de la poblaciónsalvaron a la humanidad del azote de la peste.

Sin embargo, las últimas epidemias no han ocurrido hace mucho tiempo. Una plaga sacudió India en la primera mitad del siglo XX y otro brote se extendió durante Vietman en periodo de guerra. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la peste es endémica en Madagascar, la República Democrática del Congo y el Perú. Entre 2010 y 2015 se notificaron 3.248 casos en el mundo, 584 de ellos mortales.

Un asesino versátil: Yersinia pestis

Estas impresionantes cifras y terribles imágenes son la creación de Yersinia pestis, una bacteria de forma ovalada que fue descubierta en 1894 por Alexandre Yersin, un médico del Instituto Pasteur.

Bacilos de Yersinia pestis, los causantes de la peste
Bacilos de Yersinia pestis, los causantes de la peste – WIKIPEDIA

El bacilo en sí mismo no es muy impresionante. Pero esconde una versatilidad que es letal: puede vivir tanto en presencia como en asuencia de oxígeno y es capaz de matar a múltiples víctimas: humanos, roedores, perros, gatos, camellos, pollos y cerdos.

Además, la bacteria se guarda otro as en la manga. Los científicos creen que es capaz de infectar a roedores, como ratas, sin provocar demasiada mortalidad entre ellas. Esto favorece que las ratas se conviertan en una reserva (reservorio) a largo plazo de este patógeno. Además, las pulgas, que pican a ratas y a humanos, se convierten en un excelente vehículo de dispersión. En ocasiones, cuando afecta a un humano, la peste infecta las vías respiratorias y adquiere capacidad de dispersarse por vía aérea: la tos y la respiración de los infectados liberan gotas repletas bacilos de Yersinia pestis que otras personas pueden inhalar, aunque normalmente es necesario que haya un contacto más directo.

Por todo esto, el contagio de la peste puede producirse a través de la picadura de pulgas o por contacto directo con fluidos o materiales contaminados. Además, la peste también puede transmitirse por vía aérea.

¿Por qué es tan dañina?

Este microbio es dañino (patogénico) porque durante la infección altera la actividad del sistema inmune del hospedador (la víctima a costa de la que crece y se multiplica). De hecho, afecta a dos procesos fundamentales de la defensa del organismo: la fagocitosis (a través de las cuales celúlas de defensa «se tragan» a los patógenos) y la producción de anticuerpos. Para ello, este microbio inyecta proteínas capaces de estropear el normal funcionamiento de algunas células inmunes, y a veces incluso induce su suicidio (conocido como apoptosis).

Víctimas de la epidemia de la Muerte Negra enterradas en Londres
Víctimas de la epidemia de la Muerte Negra enterradas en Londres – Museo de Arqueología de Londres

El organismo trata de evitarlo. Pero Yersinia pestis «se refugia» dentro de los nódulos linfáticos, donde puede evitar el ataque de células policiales: los macrófagos. Su crecimiento hace que los ganglios se hinchen y duelan.

Una enfermedad muy letal

Según la Organización Mundial de la Salud, la peste es una enfermedad muy grave para el ser humano. Su tasa de letalidad (porcentaje de infectados que mata) oscila entre el 30 y el 100 por ciento. Esto depende de la forma que adopte la enfermedad y que depende del modo de contagio o de la etapa en la que se encuentre la infección.

La peste es excepcionalmente letal en su forma septicémica, que aparece cuando las bacterias producen una infección generalizada en la sangre y en la neumónica, que se desarrolla cuando el microbio llega al cuerpo a través de gotas en suspensión e infecta las vías respiratorias. La forma de la peste menos virulenta es la bubónica, que es la que aparece cuando los ganglios linfáticos de los infectados se hinchan y reciben el nombre de bubones. La peste bubónica, normalmente causada por la picadura de una pulga, puede evolucionar hacia las otras dos variantes.

Bubones y otros síntomas

La peste bubónica es provocada por la picadura de pulgas infectadas. Los patógenos se desplazan por el sistema linfático hasta el ganglio linfático más próximo, normalmente situado en la axila, la ingle o el cuello, donde comienzan a multiplicarse. Aparte de esto, aparecen otros síntomas como la fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y agotamiento extremo, en un rango de tiempo que oscila entre uno y seis días después de la picadura. En las fases avanzadas de la enfermedad, los ganglios linfáticos inflamados pueden convertirse en llagas abiertas supurantes. Por fortuna, la peste bubónica raramente se transmite entre personas.

Si no se trata, o si el sistema inmune no puede lidiar con la enfermedad, la bacteria abandona los bubones y comienza a proliferar por la sangre, causando la letal variante septicémica, o llegar a las vías aéreas, causando la también mortífera variante neumónica.

Uno de los grabados de la Danza macabra de Hans Holbein el Joven, 1538. La temática está influida por las epidemias de peste de la Edad Media
Uno de los grabados de la Danza macabra de Hans Holbein el Joven, 1538. La temática está influida por las epidemias de peste de la Edad Media – WIKIPEDIA

La peste neumónica o pulmonar es la forma más virulenta. El periodo de incubación puede ser de tan solo 24 horas. Cualquier persona con peste neumónica puede transmitir la enfermedad a otras personas a través de pequeñas gotas de la respiración. Si no se trata de forma rápida, es mortal. Sus síntomas son elevada fiebre, escalofríos, tos sanguinolenta y dificultades respiratorias.

La variante neumónica aparece cuando Yersinia pestis ha proliferado por el sistema circulatorio. Sus síntomas son elevada fiebre, agotamiento, mareos y dolor abdominal. Cuando aparece, es capaz de provocar en poco tiempo un fallo orgánico generalizado por shock séptico.

La historia de la peste

Los estudios de ADN de cadáveres han revelado que Yersinia pestis ha estado con el hombre desde hace milenios. Hay evidencias de que infectaba al hombre hace 5.000 años. Pero con el crecimiento demográfico, las rutas comerciales y también las guerras, Yersinia pestis encontró más facilidades para proliferar. Hace unos 3.000 años aparecieron variantes más virulentas.

Por el momento, se conocen tres cepas principales de la peste: «Antiqua», que causó una plaga en el siglo VI, «Medievalis», que causó la Muerte Negra y varias epidemias posteriores, y «Orientalis», que es la que en la actualidad causa brotes de peste. Todas ellas vivieron en distintos momentos y tuvieron unas características propias.

Las tres grandes plagas

Estudios han sugerido que la peste emergió al comienzo de la Edad del Bronce y que podría ser la responsable de las grandes caídas de población que ocurrieron 4.000 y 3.000 años antes de Cristo. Aparte de esto, han quedado documentadas tres grandes plagas y ejemplos del uso de la peste como arma biológica durante siglos.

La primera gran epidemia registrada es la llamada Plaga de Justiniano, que hace honor al emperador del Imperio Bizantino Justiniano I. Al parecer, comenzó en el 541 D.C. y dejó 25 millones de muertos entre los siglos VI y VIII por la mayor parte de la cuenca del Mediterráneo.

La siguiente gran epidemia es la más terrible de todas: se trata de la Muerte Negra o Gran Plaga, un azote que mató al 60 por ciento de la población de Europa en el siglo XIV. Expertos consideran que ciudades enteras quedaron arrasadas y que en algunos casos no quedaron sobrevivientes suficientes para enterrar a los muertos.

Grabado del siglo XVII: un médico de la peste
Grabado del siglo XVII: un médico de la peste – WIKIPEDIA

Se considera que su origen está en China, en torno al 1334. Su llegada a Europa podría haber estado vinculada con la ciudad de Caffa, en 1346 un enclave comercial genovés de la península de Crimea, a orillas del mar Negro, que estaba asediado por la terrible horda de los mongoles. Al parecer, los mongoles usaron la peste como arma biológica al lanzar sus cadáveres sobre las murallas. Esto provocó que la enfermedad se propagara rápidamente primero por toda la colonia y luego hasta Italia, cuando los genoveses emprendieron el viaje de regreso. Desde Génova la epidemia se extendió como la pólvora por el resto de Europa, donte tuvo un impacto enorme en la economía, la sociedad y quizás en el surgimiento del Renacimiento.

De esta época son los famosos doctores de la peste: vestían con una túnica de piel gruesa encerada que les llegaba hasta el tobillo, se cubrían la cara con una máscara en forma de pico de ave y la llenaban de sustancias aromáticas para mitigar los malos olores. Además los médicos llevaban guantes, calzado y sombrero confeccionado con piel de cabra. En la mano derecha sujetaban una vara, con la que examinaban al paciente desde una distancia prudente, para evitar el riesgo de contagio.

La última gran epidemia, la Plaga Moderna, comenzó en China en torno al 1860. En 1894, Yersinia pestis campaba a sus anchas por Hong Kong. En los 20 años siguientes, y por culpa de las ratas, se extendió por los barcos y las ciudades portuarias de todo el mundo. Se considera que mató a unos 10 millones de personas.

Afortunadamente, en este periodo los científicos identificaron al patógeno y descubrieron el importante papel de las pulgas en su dispersión. El control de pulgas e insectos, y el uso de antibióticos, casi acabaron con este mal histórico.

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