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Juguemos a ser dioses

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Politika

Menudo cuento de Máximo Kinast. Atroz, o bien fantástico. Depende de dónde te sitúas: materialista o idealista. La ciencia, la epistemología, la ontología, aseguran que la realidad empírica existe independientemente del observador, subjetivo por construcción. Pero… durante miles de millones de años no hubo «observador». Y se supone que todo estaba allí, evolucionando. Ahora bien, ¿Qué sentido tiene la ‘evolución’ si no hay, si no hubiese nunca, un observador? Toda observación es por naturaleza antropocentrada, o antropocentrista. Si el ser humano no existe… ¿tiene sentido pensar que la realidad empírica existe? ¿Tiene sentido pensar el pensamiento? Dicho de otro modo, si el ser humano no existe, dios dejaría de existir, y la noción misma de existencia, de realidad empírica también…
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Juguemos a ser dioses

Escribe Máximo Kinast – (Un cuento de fantasofía (1)

SUPONGAMOS QUE..

Hay temas, ideas, que la mente se niega a pensar. Quizás porque son sutilezas, o quizás por temor a lo desconocido… No lo sé, pero de esos temas quiero escribir.
Supongamos que no existimos, que somos un sueño o un programa de software, como en Matrix (2). Supongamos que todo es un juego de seres superiores, o una investigación científica y nosotros somos sus conejillos de indias.

Esta idea no es nueva ni original. André Maurois (3) escribió El Pesador de Almas, una novela que trata de un médico que consigue pesar el alma de una persona recién fallecida.

Pero su contemporáneo, el célebre escritor italiano Giovani Papini (4) en su libro Gog (o en el Libro Negro) escribió un par de cuentos sobre el mismo tema, en el que un sabio tenía unos barriles conectados a cables eléctricos que iba a algo (también imaginado en esa época) que podemos llamar un computador y dentro de cada barril había un ser virtual -que se creía real- que vivía en un barrio, con casas, con familias, con árboles, todo virtual, pero para el ser virtual que estaba dentro del barril eran seres y cosas reales, tan reales como él mismo.

Stanislav Lem (5) es un escritor polaco de excelentes relatos de humor en ciencia ficción, o mejor dicho de fantasía ficción, donde su personaje Ijon Tichi (que por lo insólito de las situaciones que protagoniza nos recuerda ‘Las aventuras del barón Münchausen’) (6) también conoce un personaje que tiene guardada en una caja el alma de un ser humano y se la ofrece en venta.

¿Qué pensarías si de pronto supieras con certeza que eres un ser virtual y que todo -absolutamente todo lo que crees que existe- es virtual? ¿Si de pronto tuvieras la certeza de que eres un insignificante peón en un juego de seres reales, muy superiores en todo a nosotros?

Temo que no podrías probar que eres un ser real. Temo que ha de ser muy difícil demostrar que no somos seres virtuales, producto de un software como ocurre en Matrix.

O empezando por el principio, ¿Cómo saber que las sombras no son la realidad si estamos encadenados en la caverna imaginada por Platón (7) y no podemos ver hacia afuera? Si estuvieses atado en la caverna platónica ni siquiera podrías imaginar que hay ‘un afuera’ y menos que allá ‘hay algo más’.

Supongamos que somos seres virtuales. Nada es real en este planeta Tierra, ni en nuestro Universo, ni hay cosas físicas -aunque lo parezcan y nosotros creamos que son reales- porque todo, absolutamente todo es producto de un software del que formas parte. Sólo tú y nadie, ni nada más. Tú y tu existencia virtual que cree que todo a su alrededor y más allá, es real y tiene una existencia física.

JUGUEMOS A SER DIOSES

Supongamos que eres un ser de otra dimensión. Tu imagen es perfecta. Tu inteligencia es inmensamente superior a la de cualquier insignificante ser humano. Vives integrado en un universo que está interconectado en todas sus partes. Un universo de energía pura. No hay partículas ni ondas. No hay masa ni formas, ni vida ni muerte, ni movimiento ni cambios. Es un universo perfecto en el que existen millones de seres como tú. Inteligencias puras que no sufren desgaste, porque no hay entropía.

Todos los habitantes de este universo se comunican, como un cardumen de peces o una bandada de gaviotas, al instante y se envían y reciben y comprenden y hacen suyos millones de mensajes (8). Y se aburren, porque saben todo. Conocen todos los secretos de la energía y del origen y de cómo y cuándo será el final… y se aburren.

Entonces deciden crear un universo virtual o real -para ellos es lo mismo- y crear galaxias y estrellas y planetas y agujeros negros y quásares y poner vida en algunos planetas. Y entonces, para empezar, tuercen un poquito de nada (9) en el espacio vacío y crean un quark y luego otro y otro y muchos más. Y cada quark tiene una masa y un momento (10) y se mueven y se atraen y son tantos que chocan y se aglomeran y se juntan y se aprietan y sus masas se atraen y se comprimen en un punto, un agujero negro que sigue atrayendo quarks y haciéndose cada vez más masivo y más pequeño hasta alcanzar una dimensión nula y una masa infinita y en ese instante, en ese preciso y singular (11) instante, explota.

Y nace nuestro universo. El patio de juego de nuestros dioses, en el que ensayan diferentes formas de vida y eligen planetas y montan un colosal juego, cuyas reglas sólo ellos conocen. Y juegan y observan las especies que aparecen bajo las formas que toma la vida en cada lugar. Y a las criaturas mejor dotadas para sobrevivir le dan una pisca de albedrío (12), muy poco, casi nada, pero algo nos dan y nos observan.

El Juego de los Dioses es caótico, imprevisible, pero el caos es otra forma de orden y de organización fuera del alcance de nuestro intelecto. Y para ellos en su juego, todo y todos, tú y yo y la Tierra y los animales y las plantas y los planetas y las estrellas y las galaxias y el Universo son prescindibles y si se vuelven a aburrir pueden inventar otro juego y borrar todo lo obrado y todo desaparece, porque somos prescindibles y efímeros y virtuales.

¿Qué harías tú si fueses un dios? Estarías en un mundo sin variedad, sin días ni noches, sin lluvias ni viento. Sabrías todo lo que es posible saber. No tendrías necesidad de nada, ni de aprender ni de comer ni de respirar, porque no tendrías un cuerpo. Serías una forma perfecta que no necesita maquillaje ni cortarse el pelo. Y no tendrías obligaciones ni deberes ni derechos, porque serías autosuficiente. ¿De qué conversarías con tus pares, si todos son iguales a ti y sabes todo lo que piensan y lo que sienten? ¿Puedes imaginar algo más aburrido? Es muy posible que junto a los demás dioses crearas un universo e inventaras un juego, sólo para hacer algo y no aburrirte.

Y DIOS ENTRA EN ESCENA

Ya era hora, porque en ese universo perfecto en el que viven los dioses no hay espacio para nosotros los seres humanos, reales o virtuales, pero hemos desarrollado algo, quizás sólo es vanidad, como afirma el Eclesiastés y resuena en la leyenda de La Creación de Gustavo Adolfo Bécquer (13).

O quizás en algún momento tomamos conciencia de existir y -confundidos por este gran descubrimiento- nos separamos de la Naturaleza, sin saber que somos parte de ella, de la Pachamama (14). Quizás comimos un fruto prohibido -la ayahuasca o el hikuri, más conocido como peyote- y alcanzamos un conocimiento reservado sólo para los dioses.

No lo sé, pero es verdad que hay algo en nosotros los humanos que nos hace diferentes. Podría ser una zona pequeña en nuestro cerebro (15) que nos incita a creer en lo sobrenatural, o quizás -como dice Yuval Noah Harari (16) en algún momento aprendimos a imaginar y eso nos permitió crear un mundo imaginario y distinguirnos de otras formas de vida que sólo pueden entender conceptos relacionados con el mundo real.

Juguemos a ser Dios. Imagina por un momento que eres Dios. Nada existe fuera de ti. Eres el recipiente o cocha que lo contiene todo y también eres todo el contenido. Eres la quintaesencia de todo y tu nombre es Dios, para los cristianos; Allah, para los musulmanes; Jehová, para los judíos; Brahma, para los hindúes; Tao, para los taoístas; Wiracocha, para los quechuas.

Este último nombre es quizás el que mejor te representa. Cocha es un recipiente que contiene algo. Wira es grasa y también es la esencia, la fuente de la vida. En runasimi, la lengua de la tierra, el idioma de los pueblos quechuas, Pachamama es el contenido de Wiracocha. Pachamama es lo real y lo virtual, lo físico y lo imaginado. Y ese Todo está en ti, porque tú, ahora, en este momento, estás jugando a ser Wiracocha, el Dios.

Nada hay en el Universo fuera de ti. Lo sabes todo. Lo has creado todo. No sólo conoces el principio y el fin de todo, sino que tú eres todo de principio a fin, o quizás sin principio ni fin, porque eres más que eviterno o sempiterno: eres eterno. No hay nada que no sepas, nada que no veas, nada que no escuches. Desde el más pequeño quark hasta la mayor galaxia, pasando por cada grano de arena, por cada molécula, por cada planeta por cada estrella, lo conoces todo, porque lo has creado todo, porque estás en todo, porque eres Todo.

¿Se te ha ocurrido pensar, alguna vez, como se siente Dios?
¿Crees que pueda existir algo más triste o más aburrido que ser Dios?

NOTAS FINALES



(1) Fantasofía, palabra que he creado con las escasas posibilidades del castellano de formar nuevas palabras y que significa una fantasía del saber, del conocimiento (del griego Sophos)
(2) La Matrix es un ambiente de relación entre cosas y sucesos creado y controlado artificialmente. Una importante característica de la Matrix es que en ella incluso las personas son consideradas “cosas”.
(3) André Maurois Ver biografía
(4) Giovanni Papini Ver biografía
(5) Stanislav Lem Ver biografía
(6) Las aventuras del barón Münchausen
(7) Platón Ver biografía
(8) Lenguaje Psi. Benjamín Subercaseaux, mi maestro, fue el primero en hablar de la más primitiva forma de comunicación. Un lenguaje telepático que sólo transmite emociones y estados de ánimo. Hay miles de casos comprobados de mellizos, o de madres e hijos, que se transmiten mensajes instantáneos sobre sucesos en la vida de uno, que el otro percibe y comparte, como dos electrones, sin importar la distancia a que se encuentren. Ver biografía.
(9) “El electrón es una torción negativa de la nada”. Wolfgang Pauli, premio Nobel de Física 1945, es uno de los fundadores de la física cuántica y creador del principio de exclusión.
(10) Masa y momento de inercia
(11) Una singularidad es el punto central de los agujeros negros donde toda la masa está concentrada y allí no funcionan las leyes de la física. Ver Nobel de Física 2020
(12) En Neurociencias se afirma que todo lo que decidimos surge en nuestro cerebro de manera inconsciente, sin intervención de la voluntad, y que luego somos simplemente informados. Ver: El libre albedrío
(13) Gustavo Adolfo Bécquer. Ver biografía
(14) Pachamama Ver Revista Documentación No 6 ∙ Julio – agosto de 2008 – ISSN: 1988-5032 página 53
(15) Si eres creyente, entonces Dios destinó una parte del cerebro para que nos fuera más fácil recibir su palabra. Si eres ateo, Dios es una fantasía creada por tu cerebro, porque la creencia en lo sobrenatural ayudó a los seres humanos a aceptar los fenómenos naturales sin complicarse ni temerlos.
(16) Yuval Noah Harari Ver entrevista en El País
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