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Informe médico certifica severo impacto en la salud de los presos del estallido social

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EL DESCONCIERTO

Un trabajo de monitoreo a cargo del Equipo Sanitario Colaborador del Colegio Médico, certificó afectaciones diversas en el ámbito de la salud mental y física de los detenidos de la revuelta, muchos de los cuales permanecen privados de libertad por más de un año.

Este jueves se oficializó el informe alusivo al trabajo de un Equipo Sanitario Colaborador (ESC) del Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico (Colmed) formado por trabajadores de la salud que integran o apoyan las atenciones en forma voluntaria y en su mayoría corresponde a miembros del Movimiento de Salud en Resistencia, quienes se pusieron a disposición de los detenidos del estallido social.

Tras un año de trabajo, se elaboró un reporte sobre las situaciones de salud detectadas en las personas privadas de libertad recluidas en el CDP Santiago 1.

A julio de 2021 realizaron 67 visitas que consideran 1.160 atenciones iniciales y/o de seguimiento, y las atenciones incluyeron evaluaciones de oftalmología, dermatología, psiquiatría, odontología, de tratamiento de dolor crónico, kinesiología y psicología a 75 pacientes.

Respecto de la información levantada, el Informe Anual del ESC evidencia la situación que se constató durante las visitas, en las cuales se identificaron una serie de problemáticas que dejan de manifiesto que la empresa concesionaria a cargo de las prestaciones en salud no cumple con las Reglas mínimas de Mandela ni con los principios que establece Minsal en relación a las patologías GES, faltando a lo convenido en el Reglamento (RSO).

Paralelamente, aseguran que se informó oportunamente de forma verbal y escrita sobre las problemáticas, pero a pesar de ello no existe, de momento, respuesta de parte de las autoridades competentes.

90% presenta lesiones y brotes periódicos de sarna

Considerando todas las prestaciones de salud a los presos, se constató una serie afectaciones en diversos ámbitos. A saber:

  • Alrededor del 90% de los evaluados presentaron, en algún momento, lesiones y/o historia consistente con prúrigo insectario secundario (cimiciasis) a infestación por chinches, además de brotes periódicos de escabiosis (sarna).
  • Sobre el manejo en Santiago de la pandemia, se observa una escasez de recursos asignados a la unidad de salud de Gendarmería, con una sobrepoblación de casi el doble del aforo del centro. Los test PCR los asume esta misma entidad en su totalidad. Su personal, de hecho, debe extremar su creatividad y hacer grandes esfuerzos para testear al menos a los pacientes sintomáticos más graves. Y en el caso de los internos trasladados a otros penales, deben conseguirlos con CESFAM y hospitales del sector (lo que incide en la sobrecarga que significa el constante traslado de internos). Últimamente, la Seremi también se ha involucrado en algunos operativos.
  • En cuanto al Plan de Vacunación, se sondeó cuántos han recibido las dos dosis del fármaco anti COVID-19, constatando que sólo dos de los detenidos completaron su esquema de inoculación a mediados de agosto, teniendo su mayoría una sola aplicación, correspondiente al 13 de junio.

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Afectación por golpes y bombas lacrimógenas

Paralelamente, el reporte señala que sobre 50% de los presos “presentaban cicatrices y secuelas derivadas de golpes, impactos de perdigones y de bombas lacrimógenas”. En su mayoría, se trata de más de una lesión por paciente, lo que redundó en el inicio de atenciones regulares. En total, 14 de 34 de ellos, presentan una o más lesiones, a lo que se suma el impacto emocional de estar sujeto a una dilatada privación de libertad.

“Las intervenciones grupales e individuales, si bien han mitigado el severo impacto en salud mental que tienen la violenta cultura carcelaria, la separación de sus redes afectivas, por el prolongado periodo de suspensión de visitas, la monótona rutina carcelaria, los recurrentes procesos infecciosos parasitarios, no logran aminorar la angustia y activación de síntomas, cuando las gestiones legales de cambiar la prisión preventiva a otras medidas cautelares es reiteradamente rechazada por fiscales y jueces, cumpliendo varios de ellos más de un año de cárcel», detalla el documento.

Alimentación insuficiente

En el ámbito nutricional y de acuerdo a la pauta de alimentación proporcionada por una empresa concesionaria, se entregan tres comidas diarias en base a alimentos congelados. “El 68% de los pacientes evaluados han sufrido evidentes bajas de peso y la constipación funcional es otra consecuencia más del régimen alimenticio, debido posiblemente a la baja disponibilidad de agua, fibra libre, frutas y verduras, ya que estas tampoco pueden entrar por encomienda”, detalla el informe.

La disponibilidad de líquido, de hecho, se circunscribe a un lavamano que hay en las celdas desde donde pueden disponer de agua, no apta para su consumo por su alto contenido de cloro y metales. Encima, a medida que aumenta la altura de la construcción, disminuye la presión de agua, encontrándose el 4° piso de los módulos sin acceso a agua la mayor parte del día.

Salud dental y mental, también precaria

En su parte final, el informe alude a la salud dental de los detenidos, certificando que durante las evaluaciones de seguimiento del ESC, “gran parte de los pacientes expresan molestias dentales constantes con afectación de calidad de vida diaria por el dolor dental». Lamentablemente. A pesar de que tienen la opción de recibir atención al interior del servicio, prefieren no acceder a ella, “dado que la única solución que se les ofrece es la extracción de la pieza dentaria afectada, independiente del diagnóstico que se emita”.

Respecto de la salud mental constatada durante los operativos, se certificó que de tres pacientes de riesgo, dos no han ingresado al Programa de Riesgo de Suicidio. Paralelamente, “varios han presentado persistencia de síntomas de angustia, consumo perjudicial de sustancias psicoactivas y otras dependencias”.

Lo anterior, detalla el informe, “se explica por el alto nivel de estrés que representa para este grupo de personas en particular, la exposición diaria y sostenida en el tiempo a la violencia de la vida carcelaria, y el acceso inmediato a substancias”. 14 pacientes se mantienen en control individual por patologías de salud mental, así como 19 en intervención grupal. De los anteriormente mencionados, la mayoría no tiene control psiquiátrico de parte del Área de Salud Ambulatoria, ASA.

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