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Huerta las latas: Comunicado por el violento desalojo de la huerta comunitaria “Las latas”, Cerro Lecheros

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Oktubre.cl

En el contexto de la revuelta social de octubre del 2019, vecines del Cerro Lecheros comenzamos a juntarnos con el fin de generar comunidad por medio de intervenciones artísticas, ollas comunes, apoyo solidario, entre otros. Esto ante la necesidad de fortalecer los espacios territoriales frente a la violencia sistémica que vivimos día a día. Este es un sector empobrecido y marginalizado, con todo lo que esto conlleva.

Dentro de estas problemáticas, se encontraba un terreno abandonado hace 15 años aproximadamente, que devino en un basural. De cara a esta situación, decidimos convertirlo en una huerta comunitaria.

Pese al apoyo mayoritario de les vecines, se encontraba una pequeña parte (entre ellos un vecino paco) que se oponían desde un principio a darle uso a este espacio, sin mediar diálogo, sin más propuestas que cámaras de seguridad y rejas, llamando constantemente a la policía, criminalizando desde el prejuicio nuestra decisión de generar un espacio más ameno para el barrio.

Intentamos averiguar el dato de quién era el dueño del terreno para poder llegar a un acuerdo del uso del mismo, y nadie tenía su contacto, ni les vecines más antigues sabían quién poseía la propiedad.

Con notables avances en el lugar, habiendo plantado y germinado muchas especies medicinales, comestibles, bosque nativo, entre otras, el día 24 de octubre, mientras nos encontrábamos trabajando en la huerta, aparece Jazmín Alicia Velázquez (una joven de 28 años) supuesta dueña del terreno. Asombrada, nos pide explicaciones al respecto de por qué estábamos ahí. Mantuvimos un diálogo en buenos términos desde un principio, ofreciéndole un comodato para hacer uso del espacio mientras nadie viviera ahí. A pesar de que creímos estar entendiéndonos, a nuestras espaldas y sin ni una advertencia llama a la policía, hecho que para nosotres muestra su falta de transparencia y ganas de llegar a un acuerdo. En el contexto del plebiscito, se demoraron en llegar y finalmente sólo vinieron dos funcionarios que miraron y se fueron.

Se le explico que todas las personas que participábamos de la huerta teníamos casa, y contrario a lo que ella pensaba, nadie quería adueñarse del lugar ya que era un espacio abierto, pero Jazmín Velázquez y Andrés Martínez (el otro dueño quien daba instrucciones a Jazmín por teléfono) basándose en sus prejuicios, y pese al hecho concreto de que en el terreno no había nada más que una huerta, nunca nos creyó.

Jazmín en esta misma instancia de dialogo expresó “prefiero un basural antes que su huerta”.

Finalmente ella no quiso quedar en ningún acuerdo y se fue amenazándonos.

Luego de lo ocurrido nos reunimos y decidimos continuar y resistir con el proyecto esperando una nueva instancia de diálogo con Jazmín y lograr que recapacitara. Pero el día 31 de octubre nos despertamos con un trabajador que había cortado los candados y botado el portón, nos acercamos al espacio e hicimos resistencia hasta la llegada de Jazmín, con quien intentamos nuevamente dialogar, situación que fue bastante difícil debido a que ella ya había vuelto a llamar a la policía, y además a sus amigos (entre ellos un trabajador social de la muni, Juan Pablo Brito Reyes), los cuales tardaron unos minutos en llegar; al llegar los pacos nos amenazaron de inmediato con detenernos si no contábamos con los permisos sanitarios, sin embargo no se hizo el mismo procedimiento para Jazmín, Juan Pablo, sus otros amigos y el trabajador, mientras que nosotres si teníamos los permisos para estar en la vía pública. Comenzamos a sacar las plantas en medio de insultos, amenazas y malos tratos por parte de Jazmín Velásquez, Juan Pablo, sus amigos y los pacos. Jazmín, Juan Pablo y sus amigos nos tiraron piedras, agua, descalificaron nuestros cuerpos, nuestras ropas, nos dijeron frases como: “vayan a trabajar, flojos culiaos”. Incluso Juan Pablo Brito Reyes comenzó a provocar diciendo que nos iba a ir mal cuando nos acercáramos a pedir bonos al municipio (su lugar de trabajo), prejuiciándonos con frases tales como “de eso viven, porque no le trabajan ni un peso a nadie”. Todo esto sucedió frente a los pacos, los que le preguntaban a ella directamente quiénes eran sus amigos para no detenerlos, ejerciendo de esta manera la violencia sólo hacia nosotres que nos encontrábamos aún en el lugar retirando las plantas.

Jazmín no contenta con la violencia verbal, la ruptura de plantas y la presencia policial desmedida comenzó con acciones xenofóbicas, alertando a los pacos de la presencia de personas migrantes, acusándoles con suposiciones de no tener los papeles al día exponiendo a nuestres compañeres a una posible deportación. En paralelo, el vecino paco persigue a una de las compañeras a su casa y la amedrenta con amenazas diciéndole: “sé que te llamas xxxxxx y sé mucho más de tu vida, no te metas conmigo que no soy como los otros vecinos”.

Para cuando terminamos de sacar las plantas, nos percatamos del gran contingente policial que se había movilizado (acudieron 6 patrullas y 25 pacos aprox.). En el lugar aparecieron cuatro vecinos que festejaban a la policía, pero además vecines con quienes repudiamos la excesiva y hostil presencia policial, teniendo en cuenta que en este sector, ante situaciones de alta gravedad nunca han acudido. Frente a la tremenda desigualdad que nos encontrábamos decidimos resguardar las plantas y con mucha pena irnos con ellas a nuestras casas. La policía no satisfecha con nuestro abandono del lugar, detuvo por la espalda de forma violenta a una compañera a metros de la puerta de su casa. Ante esta situación, regresamos a ayudarla, y todes quienes lo intentamos fuimos golpeades y reducides por a los menos tres pacos cada quien. Finalmente les detenides fuimos 6. Pese a la extrema e innecesaria violencia policial ejercida, Jazmín Velázquez se dirigió a la comisaria a poner una denuncia por supuestas amenazas hechas en su contra.

A la fecha, aún no sabemos el motivo de nuestra detención, cosa que exigimos constantemente desde el calabozo negándonos a firmar nuestra declaración de derechos hasta saber por qué estábamos ahí, ya que cambiaban la versión todo el tiempo, de amenazas a violación de morada, a mal uso del permiso y así por 7 horas. De les seis detenides, a cinco nos liberaron pasadas las seis de la tarde con citación pendiente, y una compañera, a la que más golpearon, lesionando sus manos y resto del cuerpo, pasó la noche en la comisaría por cargos de maltrato de obra a carabineros (por defenderse).

Como espacio autogestionado rechazamos la conducta autoritaria, xenófoba, clasista, misógina y fascista de Jazmín, Juan Pablo y sus amigos, quienes disfrazades con discursos progresistas e izquierdistas no dudaron en actuar como el peor de los magnates de este territorio. Personas que decían identificarse como “primera línea” (sin que nadie les preguntara nada), frente al actuar policial estaban de brazos cruzados, siendo la primera línea en la defensa de la propiedad privada.

Mientras llamaban a los pacos, nosotres les hacíamos ver lo peligroso de la situación, teniendo en cuenta la muerte de Aníbal Villarroel hace menos de un mes, las mutilaciones, agresiones, violaciones y asesinatos de los agentes policiales a lo que Jazmín, Juan Pablo y sus amigos se burlaban diciendo: “No les van a hacer nada”, descontextualizando la dictadura democrática en la que vivimos.

Queremos señalar esto, ya que para nosotres los arrepentimientos de Jazmín son falsos, como sus versiones de cómo adquirió el terreno (que cambiaban cada 5 minutos: que lo heredó, que lo compró, que lo está vendiendo, que va a vivir ahí). Jazmín es mentirosa, manipuladora y no creemos en su falsa ingenuidad, pudo al menos no denunciarnos después de ver cómo nos golpearon los pacos y nada la detuvo.

Nosotres queremos huertas, espacios de encuentro comunitario, ollas comunes, solidaridad entre vecines, y un grupito minoritario quiere cámaras de seguridad, rejas, policías y represión, un barrio “higienizado”, “pulcro”, encementado, limpio de ideas, limpio de encuentros, limpio para encubrir la pobreza, limpio de nosotres.

No entendemos cómo una persona prefiere un basural a un huerto. Después de años de abandono se ensaña con sacarnos. Nunca hubo señales de algún intento de construcción de vivienda en este lugar en todo este tiempo.

Vivimos en un mundo donde la propiedad privada es lo más importante, moviliza contingentes policiales y se mata en nombre de ella. El actuar de Jazmín Velázquez, Andrés Martínez, Juan Pablo y sus amigos, los pacos y los vecinos fachos, no nos detienen, porque como maleza florecemos entre todo el cemento de esta ciudad, y donde estemos vamos a seguir plantando y defendiendo la tierra de todas las Jazmines Velázquez, los Andrés Martínez, los Juan Pablo Brito, que sin una escritura no valen nada.Reproductor de Video00:0000:18Reproductor de Video00:0001:07

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