ESCUELA DE FORMACIÓN POLÍTICA URRACAS DE EMAUS.
SESIÓN DE HOMENAJE A LOS 52 AÑOS DEL GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR.
GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR.
“Lo que dura una vida, en cinco minutos.”
CARLOS MOYA URETA
cmoyau@hotmail.com
Quiero saludar y agradecer a quienes han organizado esta destacada actividad cultural y política y también honrar la Memoria viva de José Aravena, impulsor y guía de este trabajo de formación y solidaridad popular.
He sido honrado por la Escuela de Formación Política URRACAS DE EMAUS, para intervenir en esta SESIÓN DE HOMENAJE A LOS 50 AÑOS DEL GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR.
Me siento honrado y orgulloso de acompañarles. Como socialista histórico, honrado por la solemnidad política del Evento. Como Allendista, orgulloso por reconocerme junto a ustedes en la misma identidad popular y revolucionaria del
proyecto de transformación social, con perspectiva socialista, que sembrara y cultivara el Presidente Allende y su legado. También, como pedagogo me siento interpelado por ser parte de la continuidad de un magnífico proyecto de formación política y ciudadana que impulsara nuestro compañero José Aravena.
Pero, aun así, la tarea que me han encomendado no es sencilla. Por razones de organización de las múltiples actividades de la Escuela me han pedido que me refiera al GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR en cinco minutos. Para un tema tan importante, creo yo, debiera bastar cinco minutos.
EL GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR.
El Gobierno de la Unidad Popular es, sin ninguna duda, el mejor Gobierno que ha tenido Chile en toda su historia republicana. Es una afirmación que se respalda por sí misma; en una catarata de indicadores objetivos; pero, también, será un sentimiento histórico de poesía, libertad y justicia social, estacionado en el centro del pecho de la patria, quien lo ratifica.
Probablemente, vendrán otros buenos Gobiernos populares en el futuro. Los reinventará el pueblo con la soberanía popular recuperada.
¿Qué nos hace decir que el Gobierno de la Unidad Popular es, sin duda, el mejor Gobierno de la Historia de Chile?
Hay perspectivas y formas de apreciación que fundan convicciones. En este ejercicio de cinco minutos intentaré mirar el Gobierno de la Unidad Popular desde el mismo lugar que lo miraba entonces.
Lo miro desde la cocina de mi madre. Toda una vida acostumbrados a pedir fiado, a comprar poquitos de comida, en la libreta con sobreprecio del almacenero de la esquina. Durante el Gobierno Popular, la despensa de mi madre no
mendigaba ni pedía fiados octavos de aceite a nadie. El trabajo digno de mi padre como Maestro enfierrador en las Obras de construcción aseguraba un sueldo digno y suficiente.
Miro el Gobierno desde la mirada de dirigente estudiantil de la FEITECH. Organizados, masivos y movilizados exigiendo, por ejemplo, Universidad para Todos (MUPT) El Gobierno Popular abrió las universidades no solo a los estudiantes hijos de trabajadores y campesinos sino a los trabajadores y campesinos mismos; pero, no solo a ellos, a los soldados, marineros, aviadores. Hombres y mujeres de trabajo. Una universidad gratuita, con alimentación asegurada, en medio de una gran e Histórica Reforma Universitaria que ponía al pueblo en la perspectiva del conocimiento.
Después miro el Gobierno Popular con los ojos de joven Profesor de Historia, en los Liceos que organizamos desde la Dirección de Educación de Adultos del Ministerio de Educación e INACAP, para dar y completar la Educación Media a los Trabajadores de los Cordones Industriales. Los trabajadores no querían que se les enseñara los programas oficiales del Ministerio de Educación, querían un programa propio, que les era necesario para ganar la BATALLA DE LA PRODUCCIÓN. Experiencia educativa que ha transformado la visión curricular de la pedagogía mundial.
Veo el Gobierno Popular en las calles, donde millones agitábamos los pendones de la esperanza y pegábamos ladrillos de futuro con las manos.
Veo el Gobierno Popular en los millones de libros que se leían. Y leíamos mucho. Que se leían y circulaban entre las multitudes de todos los colores y todas las enseñas.
Lo veo en el amor y la militancia. Nos enamorábamos como jóvenes encendidos en la poesía revolucionaria. Nos llenábamos de vida. Nos saturábamos de vida. No sabíamos que esa vida la reservábamos para todos aquellos años que nos ha tocado vivir y caminar con la muerte.
Lo veo en mis compañeros militantes, quienes aún después de cincuenta años no cejan, ni se cansan de luchar. Habrá valido la pena entonces. Vivir y morir leal a los principios y valores que arrastra a través de la historia la inmensa
columna de más de un siglo de los trabajadores manuales e intelectuales y nuestras familias.
Precisamente ahora, en una Mesa de unidad de expresiones políticas y sociales hice una afirmación que hoy me hace sentido: “.., al Gobierno Popular lo elegimos los jóvenes”. Audaz afirmación, porque quien eligió el Gobierno Popular y lo sostuvo fue un pueblo entero. Les conté que muy joven desde la FJS, donde militaba, me enviaron a dirigir la Campaña presidencial de Salvador Allende, para mí, a una remota y lejana provincia del Norte Grande. Allí permanecí casi un año.
Literalmente, sembrando semillas en el desierto. Llegué, llegamos, a los lugares más aislados, olvidados e invisibles que hoy son atracciones turísticas o centros del Litio. Me interné en las habitaciones de piedra y yesca de los Likan Antai, rozamos la espalda con Bolivia y escribimos su nombre en las montañas, tan alto que lo leían desde los aviones.
El pueblo quería a su Presidente y a su Gobierno. El pueblo amaba a su Presidente y a su Gobierno. El pueblo era su Presidente y su gobierno.
Lo vivimos en miles y miles de jornadas de trabajo voluntario, y solo reíamos y cantábamos. También marchábamos. Pero lo que más hacíamos era reír y cantar. Luminoso. Era el Gobierno del Pueblo. Era un gobierno en el que nos reconocíamos, porque todo lo que hacía era a favor del pueblo. Éramos uno solo el pueblo y su Gobierno. Éramos piedra del mismo Muro.
No como ahora que creímos elegir la joven esperanza como algo parecido y ha resultado ser un Gobierno de La Polar.
NOS QUEDA EL LEGADO: la herencia que nos trasmitiera Salvador Allende a través del tiempo.
Primero, LA UNIDAD DEL PUEBLO. Nunca cejar en construir y defender, construir y defender, la Unidad del Pueblo. Solos, separados o divididos somos pasto de derrota. Unidos podemos cambiar el mundo. Es la unidad en la
diversidad.
Segundo, LA DEFENSA DE LOS INTERESES DEL PUEBLO. Recuperar el sentido ético y político de la participación histórica de la clase obrera, sobretodo de los jóvenes, los pobladores y los pueblos de Chile en la política, la cultura, el patrimonio y la transformación del mundo por el conocimiento.
Tercero, el COMPROMISO CON LA TRANSFORMACIÓN DEMOCRÁTICA. El pueblo como sujeto de su propia historia. Construcción democrática de mayorías sociales y electorales. La lucha por una nueva institucionalidad democrática.
DE SEGURO ES UN TEMA AL QUE VOLVEREMOS. POR AHORA, FIJENSE BIEN, HEMOS USADO JUSTO LOS CINCO MINUTOS QUE NOS HAN PEDIDO. MUCHAS GRACIAS.










