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Francia – MACRON Y LA DEUDA

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 Por Héctor Vega
El recientemente elegido presidente de Francia, Emmanuel Macron declaró que uno de los puntos centrales de su gobierno será ocuparse de la Deuda. Parece ignorar lo que ya ha sido documentado como uno de los fracasos de los gobiernos europeos, incluyendo Francia y Alemania. Como Macron es un hombre de la Banca, las finanzas y los negocios debiera conocer muchas de las reservas que se tienen respecto al manejo de la deuda por parte de los gobiernos.
Mi opinión es la siguiente:
Los gobiernos miran con recelo las cuentas financieras de las transnacionales. En la Cumbre del G-20 de Antalya (Turquía, 2015, 15 y 16 de noviembre) se refrendaron los acuerdos de San Peterburgo (2013) y Brisbane (2014) destinados a “combatir las prácticas de las multinacionales que les permiten eludir el pago de impuestos, conseguir mayor transparencia en los datos que las empresas entregan al fisco y mejorar el intercambio de información entre países”.
El futuro de la economía real no se prevé sólo con el precio de las acciones. De lo que se trata es de saber lo que se va a invertir en bienes de producción y según las condiciones del mercado financiero. –, es la apuesta que debe enfrentar la economía real.
Con la titularización y creación de productos derivados, con un riesgo transferido a otros, se crean fluctuaciones que ponen en riesgo el desarrollo de la economía real. En el negocio del dinero, la inversión futura y el clima que la hace plausible, genera deuda en bienes de consumo y de producción. En un clima de inseguridad la situación se invierte: se espera que la deuda, mediante manejos especulativos (de particulares y de instituciones) genere inversión.
En los años de la posguerra el crédito fue parte de operaciones donde la certidumbre operó como un medio eficaz para asegurar ganancias en operaciones futuras.
En gobiernos, partícipes activos en la economía a través de transferencias, y en empresas estatales o mixtas, resulta plausible que sus déficits en compras de bienes y servicios sean determinantes en inversiones futuras. Minsky (1982, p. 64) cita el caso del déficit presupuestario del gobierno (norteamericano) en cada período de cuatro meses de los años 1974 IV y 1975. Naturalmente el efecto de estas intervenciones depende del tamaño del gobierno central.
El problema relevante es quién resuelve la incertidumbre a nivel mundial en los próximos años. El clima de incertidumbre neutraliza las variables monetarias (tasa de interés, dinero-liquidez) y las perspectivas del consumo. La reproducción del capital, el empleo y mejores ingresos estarán excluidos o al menos a la espera de una mejor coyuntura.
¿Podremos recurrir a la Deuda? Es un tema que la historia económica recoge desde siempre. En la incertidumbre el valor de los activos financieros se inscribe a la baja; proceso que atenta contra el valor de los activos reales. Es lo que Marx (1962) en el siglo 19 llamaba el capital ficticio inhábil en el largo plazo para asegurar la reproducción del capital real.
Cambios en beneficio de una mejor distribución de ingresos son neutralizados por los mismos instrumentos regulatorios de la deuda que se han diseñado para viabilizar las finanzas del sistema capitalista; es decir, la intermediación bancaria, hipotecas, derivados, modificación de tasas cambiarias y manejo de tasas de interés…El cash flow de las empresas disminuye. La demanda se habrá restringido y el manejo de la Deuda (reembolso o refinanciamiento) será problemático. Al interrumpirse la secuencia inversiones-ganancia-consumo, se habrá invalidado la materialización de deudas futuras y con ello la reproducción del capital en sus versiones financiera y real.
En la incertidumbre a fines de enero de 2016, las dudas de la Fed y de los bancos centrales, frente a las turbulencias de los mercados y el lento crecimiento de la economía mundial, fueron determinantes en la baja de las acciones. La deuda de mayor solidez en el mundo, los bonos del Tesoro estadounidense también bajaron, lo que impulsó sus rendimientos a 2,003%.
Bajo la cobertura del gobierno norteamericano las grandes corporaciones norteamericanas lograron posesionar sus bonos y acciones en un mercado financiero privado en expansión. Esto convirtió a China en el primer guardián internacional del dólar. Con más de US$ 3 billones de reservas en divisas en los primeros 15 años del siglo 21 éstas descendieron a 2,8 billones en febrero 2017.
Precisemos los escenarios. El New Deal rooseveliano y la guerra se constituyeron en el poder reactivador de la inversión y el gasto. Un nuevo elemento surgió en la economía de la postguerra. Las exigencias de la globalización financiera y la plena operatividad del patrón dólar permitieron a EEUU el reciclaje de su pasivo en activos de inversión en economías de diversos continentes. Escenario menos favorable en los años ‘60, cuando el déficit en Cuenta Corriente de EEUU y, por consiguiente un dólar blando, inquietaba a los titulares de estos pasivos.
En el siglo 20 se popularizó la idea que una ampliación del mercado interno creaba las condiciones para incrementar el ahorro interno de las empresas. (Es decir que la relación capital-producto podía ser mantenida mediante la oferta monetaria). De allí surge, a mediados de los ‘70s la teoría monetaria de la balanza de pagos del FMI, donde el superávit en cuenta corriente justifica el crédito interno, es decir la ampliación de la demanda en el mercado interno.
Este ejercicio mecánicamente aplicado explica las acciones presididas y estimuladas por los Bancos Centrales en el mundo y posteriormente en los años 2008, 2009 y siguientes de la recesión en las economías desarrolladas. El manejo monetarista expresaba la confianza en que los desajustes de la economía privada y su productividad podían ser resueltos en el marco de una balanza de pagos equilibrada en un ambiente de globalización del mercado de capitales. Un clima negativo sobre el crecimiento de la economía demuestra el fracaso de los flujos financieros. Un sistema sustentado en emisiones de deuda, dependiente de la liquidez creada por los bancos centrales crea un ambiente pletórico de apuestas entre ganancias a futuro y malos resultados.
Las estadísticas del FMI sobre el alivio cuantitativo norteamericano (Quantitive Easing, QE) demuestran que la palanca monetaria, independiente de la credibilidad del público no basta es decir, liquidez creada por los bancos centrales. En régimen el QE, fue de 85 mil millones de dólares mensuales en régimen; en el curso de 2014 bajó a 50 mil millones, para terminar en octubre del mismo año en 15 mil millones.
Mantener la inflación bajo control implica inversiones en el contexto de un excedente de exportaciones, así como la utilización racional del ahorro forzoso de los trabajadores, bajo una de las formas más importantes en la economía moderna a saber, los Fondos de Pensiones de la seguridad social.

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