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En busca del estadista perdido

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En esto de procurar encontrarse pronto con alguien que represente al pueblo el 2025, hemos pasado del Duopolio al Teatro del Absurdo. Vea usted.

Arturo Alejandro Muñoz

Tal vez sería necesario investigar respecto a quién sustituyó a Wyatt Earp cuando este abandonó definitivamente su cargo de marshal en lugares como Dodge City y Tombstone.  Lo mismo podría preguntarse respecto del sucesor de Eliot Ness en la ciudad de Chicago una vez terminada la persecución al faraón de los gánster, Alphonso Capone.

Ese mismo ejercicio, el de investigar, requieren con premura en la actual oposición política no bien Michelle Bachelet, en una entrevista de TVN, manifestó con clara certeza que no era, ni sería, candidata a la presidencia de la república el año 2022. Se sabía que ello ocurriría tarde o temprano, que la declaración de la señora que ocupa sillones de relevancia en la ONU apuntaría hacia ese norte, el de no ser candidata, el de querer mantenerse en el lugar donde hoy se encuentra y el de haber decidido quizás vivir fuera de Chile.

Por cierto, una cosa es ‘dar por supuesto’ algo, y otra muy distinta es contar con la certificación que palmariamente señala que ese ‘algo’ es ya un hecho cierto. Las reacciones suelen ser diferentes según el caso. Lo concreto es que doña Michelle adelantó de un solo paraguazo el itinerario de la búsqueda de reemplazo de Wyatt Earp o de Eliot Ness… personajes que de una manera aún más clara también hacen piel en sectores  del oficialismo, muy particularmente en aquellos que exacerban las características del sistema neoliberal a grados poco tolerables, como sucede con el precandidato favorito de la línea más dura y conservadora de la derecha chilena, José Antonio Kast.

Por angas o por mangas, tanto en la oposición como en el oficialismo, son dramáticamente conscientes de no contar con personajes de fuste para la próxima contienda electoral del 2022. Los viejos cuadros de los cuales surgían personajes que habrían podido caminar hacia el peldaño que ocupan los estadistas, hoy no existen. Las tiendas políticas ya no son lo que eran, y sus representantes perdieron casi por completo el respeto del pueblo. Hoy, este elige a un presidente y en menos de lo que canta un gallo le vuelve la espalda y comienza a condenarlo; el período de romance y pololeo es cada vez más corto y más débil.

Los viejos cracks, esos que pintaban para ser estadistas de verdad, léase don Tinto, don Lalo y don Salvador son historia antigua, en blanco y negro. Centroderechistas y centroizquierdistas hubieron de contentarse con nombres menores, entre los que figuraron apellidos como Aylwin, Lagos Escobar, Bachelet y Piñera. Estos son los Wyatt Earp y los Elliot Ness que defienden a rajatabla el sistema neoliberal salvaje. La confesión de doña Michelle –quien para algunos ha sido algo así como “Calamity Jane”- echó la última palada de tierra sobre los ataúdes de los personajes que podrían continuar sosteniendo las injusticias del sistemita de marras disfrazándolo de “mejoramiento democrático del capitalismo”, perpetuando la engañifa demagógica con la que los socios de un duopolio que carga más culpas que virtudes han obnubilado a un país durante tres décadas.   

Y finalmente salió del circuito el ‘Llanero de Cúcuta’-que sólo reconoce como mandatarios latinoamericanos a aquellos que a él le agradan- deberá retirarse sí o sí a sus bóvedas financieras, pues difícilmente se le ofrecerá algún cargo en una organización supranacional.  Es un hecho indesmentible que ni derecha ni centroizquierda tienen ahora ‘estadistas’ disponibles para marear al respetable haciéndole creer que por estos rumbos campea una democracia de tomo y lomo.

Es la hora de la verdad, y la verdad señala –en política- que estamos discapacitados en cuanto a personas con verdaderas cualidades y experticias para hacerse cargo del gobierno si ello significa, obviamente, poner de pie lo que han dejado cabeza abajo las pasadas administraciones duopólicas.

Es también la hora de la mediocridad. Ella permitirá que algunos novatos puedan hacer la práctica en La Moneda; total, nuestro país da para un fregado y un lavado, aunque sea a las apuradas.  Este fenómeno, que no es nuevo, ha sido vivido por otros pueblos. Brasil y Bolsonaro, Argentina y Macri, Francia y Macron, EEUU y Trump, Venezuela y Maduro, Ecuador y Moreno, Colombia y Duque, ejemplifican lo dicho.

Pero, por estos rumbos tenemos nuestros propios especímenes dispuestos para luchar a dentelladas por el sillón de O’Higgins…o al menos por algún cargo con buena paga, sea aquí o acullá. Aprendices de oficios variopintos son quienes ahora muestran interés en reemplazar a Earp, a Ness y a ‘Calamity’; desde senadores y alcaldes hasta ex ministros dueños de inefable currículum, pasando por aprendices de magos y por jóvenes que han abierto recién los ojos para observar el mundo real, el mismo que creen conocer mejor que quienes llevan más de medio siglo viviéndolo y soportándolo.

En este gran grupo de adultos, viejos y jóvenes dispuestos “a dar la vida si fuese necesario” para <ayudar a Chile y su pueblo>, se inscriben Rodolfo Carter, Franco Parisi y José Antonio Kast.

Ese es el abanico de posibilidades. Chiste y drama.  Cómo nos habría envidiado Ionesco. Del duopolio al Teatro del Absurdo… pero, siempre dentro de las acotadas reglas impuestas por el duopolio, todos y cada uno de los mencionados.  Así vamos, así seguimos…en línea recta.

Es lo que hay…y si no hay más, la culpa es nuestra, sólo nuestra.

 

 

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