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Democracia Cristiana: garúa en Berlín y se divide el centro en Chile

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Ismael Llona M.

El Clarín de Chile 

 

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Una leve garúa en Berlín, en septiembre pasado, a fines del verano europeo, está por provocar el fin del actual centro político chileno.

 

En septiembre del año recién pasado, La Segunda, de Santiago de Chile, titulaba en su página cuatro, del día 3, DC alemana pide a Goic llevar candidato propio en la elección presidencial de 2017. En el número siguiente de la revista ‘chilena’ de la alemanaFundación Konrad Adenauer se destacaba: “La DC alemana pidió a la DC chilena llevar candidato en primera vuelta”, con fotos de Merkel y Goic. En La Segunda, las fotos de Goic habían sido con Merkel y Volker Kauder.

 

Este mes de enero, recién, unos tres meses después, ha llovido en Chile: Goic y la abrumadora mayoría de la Democracia Cristiana (DC) ha sacado sus paraguas y acordado, aquí, llevar candidato propio, tal como lo pidió Berlín.

 

El 8 de enero de este año la DC chilena confirmó la línea germana que puede llevarla a levantar candidato propio en las elecciones presidenciales de fin de año y romper, así, la actual alianza de centro, que sirvió para elegir a Aylwin, Frei Ruiz Tagle, Lagos y Bachelet.

 

Así, a mediados de este año, podrá dividirse la Nueva Mayoría en variadas tendencias y se abrirán aún más las posibilidades ciertas de triunfo de la derecha piñerista. Ni Guillier, ni Insulza, ni Lagos contarán con votos de la DC. La alianza con los comunistas no gusta a Berlín y la presidenta Bachelet, aunque buena persona, como dijo el Papa Benedictus, es claramente atea: lo afirmó, también, el ex Sumo Pontífice.

 

El camino hacia una nueva CODE [‘Confederación de la Democracia’: DC más Derecha] quedará pavimentado. Los líderes actuales de la DC saben que sólo así podrían ocupar La Moneda… en cinco años más, en la elección presidencial subsiguiente. Ese camino propio por el desierto habrá que recorrerlo, con apoyo alemán, para que Goic, Orrego o un Walker, por fin, trate de terciarse la banda y sueñe con renovar los mandatos de los Frei y Aylwin, ahora con una combinación de centroderecha.

 

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El triunfo aplastante de la senadora Carolina Goic (más del 65% de los votos) ha sido la confirmación de la victoria pro-derechista. El diputado Torres y el crítico del poder interno, Hormazábal, unidos, representan un tercio de la militancia decé.

 

Al interior de la fuerza de Goic están los partidarios de levantar candidato o candidata propios en la elección presidencial de fin de año. Si no cambian de opinión, a mediados de año se pulverizará la Nueva Mayoría y sus esquirlas caerán como fuegos artificiales de carnaval, victoriosos, en el comando de la derecha pinochetista. La nueva izquierda, también, podría ampliar su influencia, pero sus debilidades actuales anuncian que deberá esperar aún otros tiempos.

 

Aunque parezca ridículo, la Internacional Demócrata Cristiana cree que el gobierno de Michelle Bachelet es un gobierno izquierdista, que debe terminar sus experimentos reformistas a fin de año. Y prefieren un gobierno de Piñera, aunque éste los haya saludado por escrito con un párrafo nazi [Deutschland über alles!], cuando los visitó siendo Presidente.

 

En épocas, ya pasadas, en que los países comunistas y antiimperialistas apoyaban a la izquierda chilena, los sectores decé y derechistas acusaban a la Izquierda, y particularmente al Partido Comunista, de que “cuando llueve en Moscú… los comunistas chilenos sacan sus paraguas en Santiago”.

 

Existía La Tercera Internacional, con sede en la Unión Soviética (URSS), e integrada por partidos comunistas como el chileno. Eso se acabó con el derrumbe del ‘socialismo real’ en la URSS y en los países más cercanos a ella.

 

Ahora, en Chile, los que históricamente recibían orientaciones y recursos de Occidente, sobre todo en momentos difíciles para el imperialismo anticomunista en nuestro país, como en 1963 y 1964 y en todo el período de los ‘70, incluso el golpe de Estado, son los que siguen recibiendo hoy.

 

En septiembre pasado informaron, también el diario y la revista a que hemos hecho mención, que Goic se reunió en Alemania con la Vicepresidenta de la Konrad Adenauer, Hildigund Neubert. Reafirmó La Segunda que “La DC chilena tiene una estrecha y antigua relación con la Fundación Konrad Adenauer… a través de ella, los alemanes apoyan proyectos de la DC chilena y fundaciones ligadas al partido de la falange”.

 

Proyectos, fundaciones, recursos, injerencia.

 

¡Qué escándalo se levantaría en Chile si el presidente de un partido chileno se reuniera en Moscú con Putin o en La Habana con Raúl Castro y cualquiera de estos le recomendara levantar candidato propio para la próxima presidencial! ¡Y qué rasgadura de vestidura si el gobierno de Venezuela lo hace con el senador Navarro!

 

¿No está prohibido, ahora, aquí, por ley, “el aporte” de las empresas a las campañas y, por extensión lógica, a los partidos? ¿No está prohibida la intervención extranjera en asuntos políticos internos?

 

A la DC la pautean desde Berlín y le envían recursos desde Alemania, y no pasa nada.

 

La de Merkel ha sido una intervención vergonzosa e ilegal. Y lo de Goic, un chaparrón que la empapó por entero.

 

Enviado desde el Punto Rojo de la Estación Bellavista La Florida

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