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Cuando las FFAA y de Orden deliberan, la democracia entra en agonía

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Ahora es Carabineros quien cree poder torcerle la mano a la democracia y a Chile… pero, en abril y en octubre el pueblo chileno dirá lo que tiene que decir. Sin embargo, es sano y oportuno recordar…la Memoria sigue viva. 

LA HISTORIA permite asegurar cuán cierto es lo mencionado en el título de este artículo.

Siempre que una o más ramas de las instituciones que portan  armas  deliberan, la democracia corre serio peligro de sucumbir. Ello no es asunto nuevo, viene sucediendo desde hace dos siglos en nuestro país. 

Ejemplos al pasar. Sólo seis, para no cansar al lector.

  1. El sábado 17 de abril de 1830, se selló una etapa de la historia de Chile cuyas repercusiones tienen alcances hasta el presente. En Lircay, Talca, los conservadores (dirigidos por el general José Joaquín Prieto, Tomás Ovalle y Diego Portales) derrotan a las fuerzas gobiernistas liberales dirigidas por el general Ramón Freire, iniciándose la larga historia de un Estado unitario, centralizado, un liderazgo político y económico desproporcionado de parte de Santiago sobre las regionesy una predilección por el presidencialismo. El conservadurismo tomó la batuta…y hasta ahora no la ha soltado.

 

  1. 1891…guerra civil, alzamiento de la Armada para derribar el gobierno constitucional de José Manuel Balmaceda. En esta confrontación orquestada por la extrema derecha conservadora, la Armada y algunos capitalistas ingleses, murieron más chilenos que en la Guerra del Pacífico.  
  2. 1924 Ruido de sables…el general de ejército Luis Altamirano da el golpe de estado, y el presidente Arturo Alessandri Palma abandona el país refugiándose en Europa.

4  Golpe de Estado del 23 de enero de 1925 liderado por oficiales de rango medio de las Fuerzas Armadas, entre ellos Carlos Ibáñez del Campo, derrocan a la junta de gobierno presidida por el general Luis Altamirano Talavera.

  1. El Golpe de Estado de 1932 es una denominación que puede dársele a la seguidilla de golpes de Estado que ocurrieron en un solo año tras la caída, en 1931, del presidente de la República, Carlos Ibáñez del Campo. El primero de ellos, también conocido como la Caída de Montero,fue una rebelión ocurrida el 4 de junio de 1932  con el objetivo de derrocar al Presidente Constitucional, el radical Juan Esteban Montero. Luego de dicho acontecimiento se inicia la “Anarquía”, fase fulminante de la crisis política, y se instaura la República Socialista, período que finaliza luego de la Caída de Dávilaque fue un contragolpe de Estado ocurrido el 13 de septiembre de 1932
  2. Once de septiembre de 1973…cruento golpe de estado pone fin al gobierno constitucional de Salvador Allende y las fuerzas armadas inician un periodo de brutalidad, asesinatos y terror que no tiene parangón en la Historia de América Latina.

Lo dicho, cada vez que en nuestra Historia una o más ramas de las fuerzas armadas y de la policía deliberaron, el camino final fue siempre un golpe de estado cruento y con consecuencias inenarrables para la mayoría de la población, pero beneficioso únicamente para los dueños de la férula, del suelo y del capital.

Las fuerzas armadas nunca han dejado de amenazar a la democracia; siempre están  oteando, susurrando, lanzando veladas amenazas si el poder civil no realiza lo que a ellas interesa, o lo que ellas protegen, cuestión que por cierto apunta al dinero y negocios de sus propias familias, ya que el mayor porcentaje de la oficialidad de la marina, el ejército y la aviación proviene de ese sector de nuestra sociedad.

En 1973 salieron en estampida dispuestas a defender, a balazos y tanquetazos,  el patrimonio de sus parientes y los  mal habidos intereses de un escuálido número de enriquecidos megaempresarios que hablaban de “amor a la patria”,  al mismo momento que traicionaban sus dichos obedeciendo con fe ciega mandatos provenientes del exterior. Fueron la mano de gato con la que los dueños del capital sacaron las castañas desde el fuego. Los uniformados sirvieron de ‘tontos útiles’ a un grupo de predadores financieros que, luego, retornado el país al sistema democrático, les dieron la espalda dejándoles al desamparo político y mediático cuando los tribunales de justicia –y las democracias de todo el planeta- comenzaron a esclarecer y sancionar graves asuntos de lesa humanidad. La nueva oficialidad, ¿habrá aprendido la lección?

Es cierto aquello de que el Hombre es un animal de costumbres, pero también es cierto que ese animal de costumbres tropieza varias veces con la misma piedra. Y es exactamente lo que le ocurre hoy a una institución  llamada Carabineros de Chile. No es asunto desconocido el que Carabinero, en septiembre de 1973, fue “empujado” a colaborar con la locura del terror. Sus principales generales se oponían a ello, entonces, las fuerzas del ejército, marina y aviación -muy superiores en número y armamentos- los reemplazaron de inmediato por oficiales serviles, como fue el caso de César Mendoza Durán, Rodolfo Stange y  otros. Ellos fueron, y lo sabían, camaradas muy menores de aviáticos y militares.

Pasaron los años y los nuevos gobiernos civiles post dictadura –tal vez sin proponérselo (o tal vez sí)-  fueron privilegiando a Carabineros por sobre el resto de las fuerzas uniformadas, al grado que les dieron manga ancha para administrar recursos fiscales (cuantiosos y consistentes) a como les viniera en gana. El establishment megaempresarial, bancario y comercial se percató también que ese cuerpo policial podía cumplir a la perfección el rol de garante  y protector no sólo de sus intereses económicos sino, además, del mantenimiento sólido del sistema que les permitía exprimir al país sin dificultades ni entrabes. 

Y la oficialidad de Carabineros –siempre mirada por sobre el hombro por sus ‘aristocráticos’ pares de al menos dos de las ramas de las FFAA- se creyó el cuento, pisó el palito convirtiéndose en una especie de “garde du corps” de las 12 familias más poderosas y enriquecidas del país.  La brutalidad utilizada en sus procedimientos para contener manifestaciones, ha sido cuestionada en todo el resto de las naciones del planeta…pero a Carabineros parece no inquietarle, pues contar con el apoyo de ese escaso y poderoso 1% más rico de Chile, resulta ser argumento’ suficiente para continuar haciendo lo que hacen, sabiendo además que el mundillo político también es parte del mismo carnaval de entreguismo y corrupción que continúa temiendo a militares y marinos, cual si Chile aún  viviera en la época de 1973 (lo que, por cierto, es la audaz pretensión de algunos descocados nacionalistas).   

Pero, hoy día  la multitud exige refundar ese cuerpo policial, y algunos pocos dirigentes políticos lo han hecho piel. ¿Cuál es la respuesta de esos policías? Deliberar…lo que viene a significar “amenazar”,  o a expresar que no requieren cumplir órdenes del mundo civil ni de la democracia, que se mandan solos, que no van a aceptar ser sometidos a la voluntad de los poderes del estado,  y menos aún a la del pueblo.

Nacidos y fundados por mano militar (en el gobierno de facto del coronel de ejército Carlos Ibáñez en 1927), hoy Carabineros cree que puede, por sí mismo, arrebatarle a la civilidad la soberanía, y al mundo político la autoridad legislativa.

El alto mando de esa institución  está deliberando, ya lo ha hecho…lo cual es una abierta amenaza al sistema democrático y al pueblo de Chile. Ese alto mando, y muchos de los componentes orgánicos de la institución policial, no pueden ni deben seguir operando. La refundación es ya prioridad nacional, histórica. Y se producirá, tarde o temprano…pero llegará.

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