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Chile – Jorge Sharp: “La nueva izquierda necesita voluntad de coalición para derrotar al duopolio”

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Diario U. de Chile

Paula Campos |Jueves 10 de noviembre 2016

En conversación con Radio y Diario de la Universidad de Chile, el electo alcalde de Valparaíso no descartó hacer un plebiscito para definir el Plan de Desarrollo Comunal. También indicó que revisa todos los mecanismos legales para enfrentar los proyectos que se instalarían en el borde costero. Como representante de la izquierda, aseguró que de no unirse, no lograrán construir una sólida alternativa a la política tradicional.

El 23 de octubre Valparaíso daba una sorpresa al país: un ex dirigente estudiantil resultaba electo alcalde, venciendo las figuras de la Nueva Mayoría y Chile Vamos. Jorge Sharp se convirtió en el primer autonomista en llegar a un sillón municipal.

Por eso y por la histórica abstención ciudadana serán recordadas las municipales de 2016. Elecciones marcadas por el descrédito de la clase política y por la estrepitosa caída de la confianza ciudadana en sus representantes.

Ese es el margen que vuelve aún más interesante la victoria del joven abogado de 31 años. Desde todos los sectores se ha dicho que la política tradicional está en crisis y que urge una renovación en la relación que se da entre líderes partidarios y la ciudadanía. Ahí está el foco de acción de Jorge Sharp quien entiende que para convertirse en un verdadero aporte para su ciudad debe trascender a la marca y emerger como un articulador de la ciudadanía, el verdadero actor de la política que le interesa liderar.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Sharp ahondó en los desafíos propios de su gestión. El diseño de un nuevo Plan Regulador, lograr generar una estrategia que proteja al patrimonio del puerto y revisar un diseño de ciudad para los próximos cincuenta años.

¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta como alcalde electo?

Necesitamos desarrollar una nueva forma de hacer las cosas. Entender la municipalidad como un instrumento al servicio de la gente. Nos encontramos desarrollando un proceso de participación territorial  para definir las prioridades programáticas para el primer año del gobierno local. Eso nos dará una carta de navegación.

¿Entre esa selección de temas ciudadanos, cuáles son las prioridades de los vecinos del puerto?

Temas urgentes como el problema de salubridad pública en materia de basura. Pensar en un Valparaíso limpio es una prioridad. También, manejar y coordinar con las autoridades por el tema de los incendios que afectan la zona principalmente en verano.

Hay otro conjunto de definiciones que esperamos poderlas hacer  con la comunidad.

¿Cómo se enfrenta la arremetida inmobiliaria, el problema de aguas que eso acarrea y los proyectos que amenazan cambiar el borde costero?

Hoy día Valparaíso está viviendo un proceso de transformación profunda en materia de borde costero, de Plan Regulador, en su proyección económica, política, social y cultural. Para nosotros esta es una discusión que, hasta ahora, se ha realizado con una reducida participación ciudadana. Por lo tanto, se piensa una ciudad sin sus habitantes y eso lo queremos revertir.

En ese sentido, tenemos el desafío de construir tres elementos de planificación fundamentales para la ciudad: el Plan de Gestión Patrimonial porque hace muy pocas semanas la DIBAM dijo que no estaba a la altura de lo que requiere Valparaíso; también el Pladeco, que es que define la estrategia de desarrollo de la comuna y el Plan Regulador. Esos elementos son claves para el futuro de Valparaíso de los próximos cincuenta años, por eso nuestra intención es que la ciudadanía sea partícipe.

No descartamos que en la construcción del Pladeco, plebiscitemos las iniciativas. Nuestra idea es que la definición de qué ciudad queremos para vivir esté centrada en la gente y no en los poderosos que, hasta hoy, han estado pensando a espaldas de la gente.

El otro tema muy complicado es el borde costero. Esta es una de las zonas de proyección más importante que tiene Valparaíso. Los proyectos que se encuentran en curso, particularmente la extensión portuaria y el Mall Barón son proyectos que no han sido deliberados con la ciudadanía. Estos proyectos le van a cambiar la cara para siempre a Valparaíso, por eso nos tenemos que tomar todo el tiempo que sea necesario para revisar el estado en que se encuentran, realizar las consultas técnicas e involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones.

Este es un momento muy importante para el futuro de la ciudad. La alcaldía ciudadana va a marcar tendencia si somos capaces de hacer parte a la sociedad organizada en la toma de decisiones de la ciudad.

¿Se puede comprometer a que los proyectos del borde costero no se concretarán?

Hoy día se está discutiendo en materia de Pladeco y Plan Regulador. Esta gestión llega en el momento oportuno para poder imprimirle a esos procesos un sello diferente. De manera responsable queremos revisar el estado en el que se encuentran esas discusiones para determinar el mejor curso de acción.

En el caso del Mall Barón está un poco más avanzado en su concreción. El comienzo de la construcción de la obra sería en enero, pero nos encontramos trabajando para ver qué podemos hacer.En este momento hay un procedimiento judicial, pero nuestros equipos de trabajo se encuentran evaluando para ver cuáles son los mejores caminos institucionales y de participación ciudadana.

El terminal portuario, en tanto, se encuentra en fase de Estudio de Impacto Ambiental. Por eso, dentro del marco legal vigente, queremos tomar el mejor curso de acción. Naturalmente acá es la ciudadanía la que tiene que tomar un rol preponderante. La alcaldía por sí sola no tiene sentido que enfrente estos temas si es que la sociedad organizada no marca una posición establecida.

La nueva izquierda

Los dirigentes estudiantiles que se volvieron parlamentarios se vieron atrapados en la institucionalidad. ¿Cómo pretende usted que no le ocurra lo mismo?

Si la sociedad organizada, los movimientos sociales y las fuerzas políticas de cambio no somos capaces de construir una alternativa política y social nueva, distinta a la política tradicional para Chile. Todos estos éxitos que vienen a vencer la inercia, si no se amparan en un proyecto van a terminar como excepciones a la regla.

El desafío que tenemos es construir fuerza política de cambio. Si no lo hacemos, terminaremos vinculados con una institucionalidad que tenemos que cambiar profundamente y ese es nuestro problema de fondo. Si no avanzamos en ese desafío en tiempo presente, vamos a terminar como asteriscos en un escenario político sumamente conservador como el chileno.

¿Cómo se construye esa base si persisten las divisiones y la atomización en los movimientos de izquierda?

Creo que estamos ad portas de un remezón político de fuerzas creadoras que con rebeldía, reponiendo una voluntad de transformación social busquen correr los límites de lo establecido, busquen desdibujar los estrechos márgenes en los que se realiza la discusión política en Chile. Ese proceso que estamos viviendo no tiene respuestas similares. Eso le sucedió al campo autónomo, que frente a preguntas las respuestas eran distintas y por eso se produjo la situación que se produjo.

Eso no impide entender que lo que requerimos para articular una alternativa política y social amplia que le dispute al duopolio es la necesaria voluntad de coalición que tenemos que desarrollar las fuerzas políticas de izquierda, las distintas fuerzas sociales. Sin esa voluntad de querer entendernos, de poner por delante lo que nos encuentra, no vamos a poder avanzar en vencer la atomización ni avanzar en una lógica de unidad.

Lo que en Chile tiene que irrumpir es un campo político y social que comparta la necesidad de construir fuerza política social organizada, donde lo electoral no es lo único. Esas son las tareas a considerar por la izquierda de hoy.

21 de mayo y Valparaíso

¿Cómo enfrentará ese primer gran desafío político?

Hay temas más importantes que el 21 de mayo, pero es un tema sensible, precisamente, por el fallecimiento de don Eduardo Lara. Eso hay que condenarlo con toda la fuerza del mundo. El problema que tiene Valparaíso es que no tiene las capacidades como ciudad para poder enfrentar tres actividades a la par: la marcha, el discurso del 21 de mayo y el Día de las Glorias Navales. Es complejo.

Pienso que a nivel de la movilización, desde la municipalidad, pese a que no le corresponde, debemos coordinar con los organizadores para evitar que se produzcan los efectos negativos del final de las marchas. Esa debería ser la fórmula.

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