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Brasil – Los Nuestros: Cata, el revolucionario discreto

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Valerio Arcary *

São Paulo, 6-12-2022

Traducción de Correspondencia de Prensa

Y en nosotros nuestros muertos

Pa’ que nadie quede atrás.

Atahualpa Yupanqui

La hora de la despedida es la más triste. Paulo Afonso Aguena, «Catatau», o simplemente, Cata, nos dejó ayer. Cuarenta y dos años de militancia, siempre en primera línea. Luchaba desde el pasado diciembre contra un agresivo cáncer de hígado. Siempre fue combativo, incansable e insustituible. Resistió valientemente el avance devastador de la enfermedad, manteniéndose activo hasta el límite de sus fuerzas. Murió a los 60 años, pocos días antes de su cumpleaños.

Cata fue uno de los principales dirigentes de Convergencia Socialista, del PSTU y de Resistencia, corriente interna del PSOL, heredera de la tradición de la IV Internacional de León Trotsky. La Comisión de Amnistía le reconoció como víctima de la persecución de la dictadura. Durante los cuarenta años de su vida adulta fue un revolucionario profesional. Asumió, muy joven, inmensas responsabilidades. Pero siempre fue un dirigente discreto.

Paulo Aguena nació en una familia de origen japonés en el interior de São Paulo. Comenzó su militancia en el movimiento estudiantil cuando ingresó en la Universidad Federal de São Carlos, a principios de la década de 1980, y se afilió a la Convergencia Socialista (CS) Le vi por primera vez en el Congreso de la UNE (Unión Nacional de Estudiantes) de 1981, cuando compartimos alojamiento en casa de un camarada. Precozmente maduro para su edad, sólo dos años después ya estaba en el secretariado nacional de la CS, responsable de la redacción del boletín interno, una publicación con el análisis de la coyuntura de la semana y la orientación de las campañas políticas distribuidas a los núcleos de todo el país. 

Organizador de luchas y militancia, trabajó durante muchos años en el movimiento sindical. Estuvo presente en innumerables huelgas y movilizaciones, con los trabajadores de la construcción en Cubatão, junto a los metalúrgicos en el ABC, en Minas Gerais. Fue uno de los organizadores de la lucha en defensa de Pinherinho en São José dos Campos. Cruzó el país de norte a sur. Vivió en Contagem, Río de Janeiro y São Paulo. Viajó por todo Brasil, desde la Amazonia hasta Rio Grande do Sul, por decenas de ciudades, para celebrar plenarios, organizar Conferencias, planificar Cursos de Formación, preparar Congresos. Internacionalista, quiso conocer mejor la izquierda argentina y vivió algunos años en Buenos Aires.

Cata estudiaba meticulosamente la realidad en busca de más información cuando decidía escribir sobre un tema. Tenía horror a la superficialidad. Era un dirigente acumulativo, preocupado por construir, formar nuevos liderazgos, ampliar la implantación. Cuando se sugirieron diferencias y llegó a la conclusión de que era necesario abrir un debate, llegó hasta el final. No se apresuraba a publicar un texto hasta estar satisfecho. Y, como era extremadamente serio, siempre estaba insatisfecho. Había que quitarle los textos de las manos. Sus documentos eran cuidadosos con las mediaciones, pero siempre límpidos de claridad. No tenía paciencia con el lenguaje hermético, los razonamientos laberínticos, las propuestas confusas, las directrices ambiguas. Cata era un hombre de acción

Cata tenía la capacidad de establecer fácilmente relaciones de confianza. Sacaba lo mejor de todos los que trabajaban con él. Era un dirigente muy respetado por la militancia de las organizaciones que ayudó a construir y por quienes lo conocieron en la izquierda brasileña. Tenía una inmensa pasión revolucionaria, audacia política, honestidad personal y una inteligencia que iba al fondo de los dilemas estratégicos planteados por los problemas tácticos, ante cada oscilación de la coyuntura política.

La pérdida es irreparable, y su ausencia nos impone un silencio aplastante. Pero debemos recordar. Con cordura pero alegre, serio pero osado, Cata era grande, y nosotros somos más frágiles. Nuestro mundo se ha hecho más pequeño. En su último discurso público, en una ceremonia de despedida el pasado mes de abril, nos reclamó valor, confianza, esperanza.

Valor para estar seguros de que nuestra militancia no será en vano. Confianza en la clase trabajadora y en su capacidad de lucha. Esperanza internacionalista en el destino de la lucha por el socialismo.

Catatau deja dos hijos y una compañera.

También deja un legado de enorme dedicación, a los muchos que lo extrañaremos.

* Valerio Arcary, militante del Resistencia, corriente interna del PSOl, columnista de Esquerda Online: https://esquerdaonline.com.br/

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