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Brasil – 7 de septiembre: a las calles para derrotar el golpismo

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Esquerda Online, editorial, 25-8-2021

https://esquerdaonline.com.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa

Bolsonaro amenaza al pueblo brasileño. Mientras el hambre avanza, la inflación se dispara, el desempleo es récord y el Covid sigue cobrando vidas, los fanáticos seguidores de Bolsonaro son convocados a un golpe de Estado el 7 de septiembre, con la confrontación con el Poder Judicial (Supremo Tribunal Federal y Tribunal Supremo Electoral) como eje. Con ello, se configura una gravísima crisis político-institucional en el país.

Debilitado y cada vez más rechazado por la población, Bolsonaro se radicaliza para intentar sobrevivir. Su método es el del fascismo: movilizar a la base extremista, utilizando la intimidación de las milicias para imponer el terror. Es hora de poner fin al golpismo. Salgamos a la calle el 7 de septiembre -de forma pacífica y organizada- para demostrar que la mayoría del pueblo brasileño no acepta amenazas autoritarias y quiere el fin de este gobierno criminal. Somos mayoría: ¡Fuera Bolsonaro!

La estrategia de Bolsonaro

Uno de los principales objetivos de Bolsonaro es asustar a la oposición con amenazas y actos golpistas. La intención es hacer que la mayoría democrática se someta a la minoría fascista mediante el chantaje y la intimidación. Ceder al golpe, dejándole el protagonismo de la calle, es el peor error que la izquierda y los defensores de la democracia pueden cometer en estos momentos.

Bolsonaro sabe que es muy probable que pierda las elecciones de 2022. También es consciente de que su próximo destino y el de sus hijos podría ser la cárcel. Aterrorizado, apela al último recurso de fuerza de que dispone: la capacidad de movilizar a su base de extrema derecha. Y cuenta, para ello, con el apoyo de los sectores militar, policial y empresarial.

Esperar pasivamente las elecciones de finales del próximo año, como si Bolsonaro fuera a respetar el proceso democrático-electoral, representaría un error brutal e imperdonable. En primer lugar, porque significaría subestimar el peligro del fascismo, que, a pesar de estar debilitado, sigue manteniendo una base considerable de seguidores en el país e infiltraciones en diversas instituciones, especialmente en el ejército y la policía.

Segundo, porque abriría la posibilidad de una eventual recuperación de la popularidad de Bolsonaro hasta finales de 2022. Hay que aprovechar el momento de mayor desgaste del gobierno para derrotarlo ahora, si es posible derrocando a Bolsonaro incluso antes de las elecciones. Además, la caída del miliciano tendría la probable consecuencia de paralizar las reformas neoliberales y las privatizaciones en curso en el Congreso, auspiciadas por el gobierno y las centrales.

La izquierda tiene que ir a la lucha

Hay que apoyar plenamente las medidas del STF contra las acciones criminales y golpistas de Bolsonaro. No hay libertad para los enemigos de las libertades. Debemos exigir mano dura a las instituciones del Estado frente a las amenazas y acciones deliberadamente antidemocráticas de Bolsonaro y sus aliados, especialmente en lo que respecta a la organización de las manifestaciones fascistas del 7 de septiembre. La omisión antes del golpe – por parte de gobernadores, diputados, senadores, jueces, partidos políticos, fiscales, mandos militares y policiales, empresarios, etc. – debe entenderse como una complicidad, abierta o velada, con los actos criminales de Bolsonaro.

Contra el bolsonarismo, la lucha en las calles es decisiva. Nuestro enemigo tiene en la acción directa fascista su principal punto de apoyo. Contrarrestar la movilización de la extrema derecha con las fuerzas de las masas en las calles es fundamental. Por lo tanto, dejar el 7 de septiembre libre para el desfile fascista sería un grave error. El golpe de Estado se vería potenciado, ganando confianza y poder de intimidación.

La campaña Fuera Bolsonaro ya ha construido cuatro grandes manifestaciones nacionales este año, sacando a la calle a cientos de miles de personas en actos muy superiores a los del bolsonarismo. Es el momento de repetir la dosis. Con una convocatoria firme y unida de los liderazgos y organizaciones de izquierda, movimientos sociales y todos los sectores democráticos dispuestos a luchar, es probable que Fuera Bolsonaro sea más grande en las calles que los actos golpistas. Esto tendría un enorme valor político, ya que representaría una derrota efectiva y simbólica de Bolsonaro.

En este sentido, la posición de Lula, claro líder en las encuestas para las elecciones presidenciales, tiene gran importancia. Mientras Bolsonaro llama abiertamente a un golpe que amenaza al país, ¿Lula seguirá preparando su candidatura presidencial con negociaciones y discursos electorales? ¿No es hora de que Lula llame al pueblo a las calles, en actos pacíficos y organizados, para defender la democracia y los derechos sociales y laborales amenazados? Lula tiene una considerable responsabilidad histórica en este momento crítico de Brasil.

Desde hoy hasta el 7 de septiembre, la tarea más importante es la construcción de grandes actos populares en el día de la independencia nacional. Hay que tener todo el cuidado con la seguridad y la organización de manifestaciones democráticas, el coraje y la firmeza son necesarios para derrotar al fascismo. ¡Vamos a la lucha, porque en la lucha ganaremos!

Derrotar el golpismo, ¡Fuera Bolsonaro!

¡Comida, empleos, vacunas y renta básica para el pueblo!

¡Abajo las reformas neoliberales y las privatizaciones!

¡Por un Frente de Izquierda en las luchas y en las elecciones!

¡Por un gobierno del pueblo trabajador y oprimido, sin alianzas con la derecha!

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