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Balcanes – Campamentos de migrantes: Una bomba sanitaria en tiempos de pandemia

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Cécile Vanderstappen

CNCD, 3-4-2020

https://www.cncd.be/

Traducción: Faustino Eguberri – Viento Sur

https://www.vientosur.info/

En un momento en que se pide a cada una y cada uno de nosotros que respetemos escrupulosamente las medidas de distanciamiento social para detener la expansión de la Covid-19, Grecia aboga por el confinamiento colectivo de miles de migrantes en sus islas como medida para combatir la propagación de la pandemia en el país. Sin embargo, si deseamos preservar la salud de un máximo de personas, estos campamentos para el primer registro y selección de personas migrantes (hotspots) deben ser evacuados con carácter de urgencia y sus residentes acogidos en alojamientos donde el distanciamiento social sea posible y donde la higiene básica y la atención médica sean accesibles. Preservar la salud de las y los exiliados significa preservar la salud de todas y todos nosotros.

Los llamamientos que piden la evacuación de los miles de personas que residen en hotspots en Grecia están amontonándose  1/ a medida que se multiplican los terribles testimonios. Peticiones de ONG, médicos y grupos de ciudadanos, pero también indignación de las y los eurodiputados y del Comisionado de Derechos Humanos del Consejo de Europa con respecto a los peligros para la salud de los centros de detención. Sin embargo, nada se está haciendo. Actualmente, Grecia, cuando no impide completamente la entrada y salida de sus hotspots, traslada a cientos de personas de estos lugares de detención para llevarlas a otras islas o centros cerrados en el continente, lejos de todo, como en la tierra de nadie de Klidi (ver https://vientosur.info/spip.php?article15798) en el norte del país. Sin acceso adecuado a los servicios básicos (agua, alimentos, vivienda, higiene y atención médica), sin acceso a una asistencia legal, con poco acceso a la información y pocas oportunidades de comunicación con el exterior. Médicos Sin Fronteras estima la población de los cinco campamentos insulares en Grecia en 42.000 personas, cuando su capacidad total es de 6.000.

Denegación de acogida, denegación de asilo

Se añade a esta situación de no acceso a las medidas sanitarias recomendadas por la OMS en tiempos de coronavirus (distanciamiento social, lavado regular de manos, etc.), la imposibilidad temporal de solicitar asilo en Grecia y en muchos de Estados europeos. En Bélgica, la Oficina de Inmigración ha cerrado sus oficinas, lo que impide que las y los recién llegados sean recibidos por su red de recepción coordinada por Fedasil. La CGRA ha suspendido sus audiencias presenciales.

La UE propone a los Estados miembros medidas que no están a la altura de los desafíos humanitarios de estos centros de detención. A mediados de marzo, ante la situación de crisis en la frontera greco-turca, había propuesto a los Estados miembros reubicar al menos a 1.600 menores no acompañados y participar en la implementación de 5.000 retornos supuestamente voluntarios. Desde entonces estas propuestas, ridículas en vista de la magnitud del problema, se han bloqueado con la llegada del coronavirus. Actualmente, para aliviar la congestión en los campamentos, sugiere que Grecia traslade a las personas más vulnerables al continente (Grecia) o a otras islas.

La Covid-19 no tiene fronteras

Es difícil tener información fiable sobre la situación de los hotspots italianos, las selvas informales en las fronteras o en los campamentos superpoblados ubicados más allá de las fronteras europeas y que albergan al 80% de las personas actualmente desplazadas. En los últimos días, se han detectado los primeros casos en los hotspots de Lesbos y Moria, otro en campamentos improvisados en Siria y otros en las ciudades cercanas al campamento de refugiados más grande del mundo, el campamento Cox’s Bazar en Bangladesh. En Libia, las y los migrantes temen el contagio en los centros donde languidecen.

Mientras la UE guarda silencio, la ONU, a través de la voz del Alto Comisionado para los Refugiados, hace un llamamiento a los Estados para que no cierren las vías de asilo, sino que adopten pruebas de detección y la cuarentena de las y los refugiados si se identifica un riesgo para la salud al cruzar las fronteras. Sin embargo, suspende los programas de reasentamiento. Las Naciones Unidas también han lanzado un nuevo fondo de emergencia para contrarrestar el impacto del coronavirus en los países en desarrollo, particularmente en África, para garantizar que las personas más vulnerables (incluidos las exiliadas) no sean abandonadas a su suerte en la lucha contra el coronavirus.

Ante el abandono, algunas y algunos residentes de campamentos en Grecia han tomado el asunto en sus propias manos. En Moria, las y los migrantes reunidos en el Team Humanity (Equipo de Humanidad) han comenzado a coser sus propias máscaras. Y en el campamento de Vathy en Samos, las y los niños hicieron carteles educativos sobre el lavado de manos y la higiene  2/.

Bomba sanitaria como legado de la externalización

La pandemia Covid-19 revela nuevamente el impacto de políticas inadecuadas y violentas implementadas con respecto a las y los migrantes, ya sean demandantes de protección internacional o no.

¿Resultados de esta expulsión de migrantes? Hacinados campamentos de personas exiliadas que se han vuelto insalubres en los países del Sur, debido a la falta de mecanismos reales de recepción permanente y acogida en Europa; la aparición de rutas y campamentos informales en las fronteras, debido a la falta de rutas migratorias legales y seguras. Estos campamentos superpoblados son verdaderas bombas de reloj sanitarias. Son el legado de las políticas migratorias europeas destinadas a reprimir a las y los migrantes que se dirigen al continente. Sin embargo, creer que la preservación de la salud de ciertas personas se hará en detrimento de la de otras es un error criminal. La pandemia nos afecta a todos y todas y solo podremos superarla no dejando a nadie de lado. A corto plazo, como Portugal, que anunció el sábado 28 de marzo la regularización temporal de muchas personas migrantes, son posibles soluciones rápidas y efectivas. A largo plazo, esto implica un cambio en las políticas de migración, cuyos objetivos centrales deben ser una acogida solidaria y rutas legales y seguras de migración.

El punto muerto en el que Europa se ha encerrado, basando sus políticas en la represión, la externalización de las fronteras y el rechazo de la solidaridad entre los Estados miembros, ahora se está volviendo contra ella, agravando el riesgo sanitario en detrimento de su propia población. Esta alerta debería crear la oportunidad de refundar las políticas de migración, basándose en un enfoque solidario, el único que puede sacar a la Unión Europea del atolladero.

Notas

1/ https://legalcentrelesvos.org/2020/03/24/greece-move-asylum-seekers-migrants-to-safety-immediate-hotspot-decongestion-needed-to-address-covid-19/

2/  https://www.thenewhumanitarian.org/news/2020/03/27/greece-island-refugee-camps-coronavirus

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