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Aumenta la pobreza, la desigualdad y su feminización

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Imagen: portal Cubasi.cu

En América Latina, el más desigual continente, la pobreza y la desigualdad tiene rostro de mujer y de criaturas.

Desde años antes que nos impactara la pandemia de Covid-19, la economía del continente se venía ralentizando con impacto sobre los ingresos y el empleo. Pero pobreza y desigualdad se han disparado desde 2020. La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina CEPAL Alicia Bárcenas advirtió que la pandemia «impacta sobre economías con bajo crecimiento, aumento de la pobreza y crecientes tensiones sociales». Señaló que además, «pone al desnudo las desigualdades estructurales que caracterizan las sociedades latinoamericanas y los altos niveles de informalidad y desprotección social, así como la injusta división sexual del trabajo y organización social del cuidado, que atenta contra el pleno ejercicio de los derechos y la autonomía de las mujeres.»

Un par de días atrás la dio a conocer su informe anual de la situación económica. En su reporte la CEPAL advierte que «el total de pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. La pobreza y la pobreza extrema alcanzaron en 2020 en América Latina niveles que no se han observado en los últimos 12 y 20 años, también señala un empeoramiento de los índices de desigualdad en la región y en las tasas de ocupación y participación laboral, sobre todo en las mujeres, debido a la pandemia del COVID-19.»

El reporte advierte también sobre los fuertes impactos de la crisis del COVID-19 sobre el mercado laboral. La tasa de desocupación regional se ubicó en 10,7% al cierre de 2020, lo que representa un incremento de 2,6 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019 (8,1%). Agrega que la caída generalizada del empleo y la salida de la fuerza de trabajo ha afectado con mayor intensidad a mujeres, trabajadoras y trabajadores informales, jóvenes y migrantes. (Alicia Barcenas secretaria ejecutiva de CEPAL en la presentación del nuevo informe anual del organismo)

Con la segregación ocupacional de género, que se expresa en que más de la mitad de las mujeres latinoamericanas y caribeñas están empleadas en puestos de baja calificación, segregación que se traduce también en menores salarios ya que las mujeres en todos los sectores perciben menores salarios que los hombres por igual trabajo.

En esta nueva ola de rebeldías las mujeres están jugando un rol activo y central lo que hemos observado en las movilizaciones de Chile, Argentina y también de Bolivia y Ecuador.

A pesar de los avances en la organización de las mujeres en torno a colectivas y organizaciones feministas populares de jóvenes y de trabajadoras a la par de su movilización por objetivos comunes como el derecho al aborto libre, seguro y gratuito; a mejores remuneraciones equiparadas a las de sus colegas varones que ahora reciben sistemáticamente mejores sueldos; al derecho a salud, vivienda, alimentación y educación para ellas y sus hijos. La condición de la mujer y de los jóvenes de clase trabajadora se siguen deteriorando.

Así las cosas, nuestro pronostico para el futuro cercano es el relanzamiento de la ola de protestas y agitación social que estaba recorriendo toda la región, recordemos las masivas manifestaciones en Puerto Rico, Ecuador, Chile, Colombia, Bolivia y Argentina. Enfrentaremos un ciclo de rebeldía social generalizado a nivel continental que nos recuerda lo que ocurría entre los años 60 y principios de los 70. Estamos frente a un nuevo ciclo pre revolucionario en América Latina, en el que las mujeres especialmente las jóvenes ocuparan un papel central.

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